BUENOS AIRES (EFE). Una denuncia, un arma, una foto. El caso de la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman tiene infinitos detalles, decenas de personajes y, cuando se cumple un lustro del suceso, aún toda la incertidumbre sobre lo que pasó en el baño donde se encontró el cadáver.
La sociedad argentina quedó marcada desde ese momento por un motivo más, por si fueran pocas las opiniones que enfrentan a sus ciudadanos, y esa división se tras-
ladó a una Justicia que a veces ha andado, otras ha desandado para volver a caminar sobre otros pasos y que ahora se prepara para posibles novedades.
Y, aunque las causas por la muerte de Nisman y también por la investigación sobre el atentado a la mutual judía AMIA de 1994 en Buenos Aires, que él investigaba, sean dos bosques empantanados en un país siempre alborotado, sí ha habido cambios, y muchos.
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Una ida y vuelta del peronismo al poder entre cuatro años de Mauricio Macri -activo beligerante por un esclarecimiento de la muerte del fiscal-, un cambio de juez en la causa por su deceso y la sucesiva modificación de la carátula de esa causa de “muerte dudosa” “a homicidio” y el fallecimiento de uno de los denunciados por Nisman, el excanciller kirchnerista Héctor Timerman.
En junio de 2018, la justicia argentina dictaminó que la muerte de Nisman se trató de un asesinato, descartando un supuesto suicidio que se pretendió simular, tras un nuevo peritaje en el que se hallaron indicios de la presencia de una o dos personas en el departamento del fiscal la noche de su muerte.
Cuando Nisman apareció muerto el domingo 18 de enero de 2015, habían pasado apenas cuatro días desde que denunciara a la entonces presidenta, Cristina Fernández (2007-2015), hoy vicepresidenta, y al día siguiente debía detallar dicha denuncia ante el Congreso, un momento crucial para su trayectoria.
La acusaba de uno de los delitos más graves que puede haber contra una persona en su país: intentar encubrir, junto a Timerman y otros colaboradores y a través de un acuerdo con Irán firmado en 2013, a los iraníes sospechosos del peor atentado terrorista de Argentina, que dejó 85 muertos en la AMIA.
Ese atentado sigue sin tener condenados, a pesar de que siempre se apuntó a la responsabilidad del entonces Gobierno de Irán y de la organización islamista chií libanesa Hezbollah.
Ahora, la causa Nisman podría tener un penúltimo giro en los próximos meses, ya que el nuevo Gobierno de Alberto Fernández, que tiene a la acusada por Nisman Cristina Fernández como vicepresidenta, anunció una revisión técnica del peritaje hecho por la Gendarmería.
