PARÍS (AFP). Las perspectivas son más alentadoras para 2021, año para el que la OCDE anticipa un fuerte rebote en el primer caso con un crecimiento de 5,2%, que se verá limitado al 2,8% condicionado a una segunda ola de la pandemia.
“La elección entre salud y economía es un falso dilema. Si la pandemia no es controlada, no habrá recuperación económica robusta”, advirtió el secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría, en referencia al impacto de la pandemia que obligó a confinar a la mitad de la humanidad.
A principios de marzo, mientras que el coronavirus ya había golpeado de lleno a China, pero todavía no a las otras grandes economías del planeta, la OCDE apostaba aún a un crecimiento mundial de 2,4% para este año.
Se registre o no una segunda ola del nuevo coronavirus, “al final de 2021 la pérdida de ingresos superará a la de todas las recesiones anteriores de los últimos cien años, salvo en periodo de guerra, con consecuencias terribles y duraderas para las poblaciones, las empresas y los gobiernos”, afirma la jefe economista de la OCDE, Laurence Boone.
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La zona euro se verá particularmente afectada con un retroceso previsto del producto interior bruto (PIB) de 9,1% en el escenario más favorable, y de 11,5% en caso de segunda ola en 2020.
En América Latina, la economía también sufrirá un duro golpe.
En Argentina, la OCDE prevé un retroceso de 8,3% y 10,1% en su PIB, respectivamente según ambos escenarios posibles.
El impacto será algo más leve en Brasil: -7,4% o -9,1%.
“Lo que es importante es que se logre establecer un consenso de la que respuesta política a esa pandemia sea una medida temporal”, dijo Jens Arnold, economista para Argentina y Brasil de la OCDE, respondiendo a si la inestabilidad política en Brasil afectaría la recuperación.
La pandemia y la caída en los precios de las materias primas empujarán a Chile este año a su mayor recesión desde 1982, con un descenso previsto del 7,1 % del PIB en caso de un segundo brote o del 5,6 % si la crisis remite.
El escenario más negativo planteado se apoya en una ralentización de las exportaciones, el impacto de las medidas de contención sobre el consumo y el empleo y la incertidumbre que rodea a los ingresos de los hogares.
Para que las economías puedan recuperarse la OCDE propone “reforzar los sistemas de salud” y “volver más resistentes a las cadenas de abastecimiento”. Además, “los gobiernos tienen que aprovechar esta oportunidad para concebir una economía más justa y duradera; modernizar la fiscalidad, los gastos y la protección social”, describió Boone.
