SEÚL (EFE). La tensión entre ambas Coreas viene subiendo de tono después de que Corea del Norte destruyera la oficina de enlace intercoreana.
El Gobierno de Kim Jong-un ha enviado soldados a puestos de guardia fronterizos con el Sur que permanecían desocupados desde 2018, tras anunciar que remilitarizaría la divisoria en respuesta al envío de propaganda contraria al régimen.
Desde el pasado miércoles se han avistado soldados siendo desplegados en estos puestos en torno a la llamada zona desmilitarizada (DMZ), la franja de cuatro kilómetros de ancho que separa ambos países.
El Norte hizo volar por los aires el pasado martes la oficina de enlace con elSur para protestar contra el envío de propaganda mediante globos por parte de activistas surcoreanos.
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Esta oficina, abierta en septiembre de 2018, era uno de los símbolos de la extraordinaria distensión ese año en la península. Era producto de un acuerdo entre Kim et Moon que se habían reunido en tres ocasiones en el lapso de unos meses. En el punto álgido de su actividad, esta oficina reunía a dos delegaciones del Norte y del Sur integradas cada una por una veintena de funcionarios. Era el primer instrumento físico permanente de comunicación destinado a desarrollar las relaciones entre los dos países, mejorar las relaciones entre Estados Unidos y el Norte y calmar las tensiones militares. Pero había cesado sus actividades en enero debido al coronavirus.
Las relaciones Norte-Sur se han ido degradando a raíz del fiasco del segundo encuentro entre el presidente estadounidense Donald Trump y Kim Jong Un, en febrero de 2019 en Hanoi.
Cuando las Fuerzas Armadas norteñas anunciaron sus planes el miércoles el Estado Mayor Conjunto surcoreano mostró su “profunda preocupación y dijo que si el Norte “activa esas medidas, de seguro pagará un precio por ello”.
Aunque la suelta de globos con propaganda técnicamente viola el pacto militar de 2018, los analistas creen que el régimen ha encontrado en estos envíos una excusa para endurecer una estrategia de presión originada en la fracasada cumbre sobre desnuclearización de Hanói en 2019 entre Pionyang y Washington, en la que el Norte no logró el levantamiento de sanciones.
La intención de Pyonyang sería forzar el reinicio del diálogo para tratar un relajamiento de las sanciones que ahogan su economía, afectada ahora también por la pandemia.
El Estado Mayor norcoreano confirmó que volvería a ocupar estos puestos de guardia, vacíos desde que Seúl y Pionyang firmaron en septiembre de 2018 un acuerdo para rebajar la tensión militar en la frontera, un pacto que entonces se consideró un enorme avance para ambos países.
En total se estima que Corea del Norte tiene unos 150 de estos puestos de guardia fronterizos y se sabe que vació al menos una decena tras el acuerdo. Seúl retiró soldados de otros 10 de sus puestos.
