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El vocablo “Iki-Iki”, en idioma aimará, significa lugar de descanso o lugar de sueños. Pero solo quedó con ese nombre, ya que la actividad que tiene la ciudad contrasta con su significado. Enormes camiones que transportan vehículos nuevos y usados llegan de diferentes países, como Japón, Korea, Alemania y otros, denominados “cigüeñas”. Son enormes transportadores que llegan a Iquique desde Perú, Bolivia y Paraguay.
Un paraguayo que lleva 10 años en esa ciudad es Walter Escobar Ortigoza, nacido en Piribebuy (Cordillera) el 19 de diciembre de 1980. Está casado con la paraguaya del distrito de San Joaquín (Caaguazú), Ada Alicia Figueredo, con la que tiene dos hijos: Ada Aimar (6) y Brian Moisés (1), quien ya nació en Iquique y es chileno.
Walter y Ada se conocieron en la hermosa y concurrida playa de Iquique en 2006 y para 2008 ya eran marido y esposa.
La historia de Walter e Iquique se remonta hacia el año 1986 cuando su papá Moisés Raimundo Escobar se compró un camión “cigüeña”, que sería el pionero en este arte de transportar autos desde Iquique hasta cualquier punto del Paraguay. Como Moisés nadie le conocía, sí con el sobrenombre de “Pituka”. Era conductor de la empresa Piribebuy. Fue quien comenzó a transportar los primeros vehículos usados desde Iquique hasta Asunción. El pionero Pituka realizó una infinidad de viajes en su cigüeña hasta que cayó enfermo y un cáncer lo llevó a la tumba el 6 de julio de 2002. Pituka tenía apenas 47 años.
Walter tiene en Iquique una empresa dedicada al transporte de vehículos que se compran en Iquique y su Exportadora-Importadora “Pituka Ltda.”. Ayuda a todos los paraguayos que llegan a este paraje chileno y su apoyo a los paisanos se parece mucho a lo que su padre Pituka prestaba a todos los paraguayos.
Menciona Walter que años atrás se llegaron a llevar desde Iquique al Paraguay hasta unos 5.000 vehículos por mes. Hoy no se llega ni al 50% de esos envíos. Walter pasa desapercibido en Iquique dada la gran presencia de extranjeros dedicados a la comercialización de vehículos que llegan a este puerto chileno.
En Iquique no llueve, apenas suele caer muy raras veces alguna pequeña llovizna, en muchas esquinas avisan la posibilidad de algún tsunami que Walter no deja de mencionar. Sigue en Iquique con su familia, a unos 2.200 km de Paraguay, que no impiden que en algún momento regrese con su familia a la "Iki-Iki" del Paraguay: la fresca, segura y apacible Piribebuy...
La paraguaya Francisca Acosta Prado, nacida en Tapytanguá del distrito de Acahay (Paraguarí) el 3 de diciembre de 1982 también piensa en regresar alguna vez al Paraguay. Es hija de José Acosta y de Lucía Prado, quienes viven en Acahay. Francisca trabajó desde joven y durante cinco años en la cantina de la Facultad de Filosofía de la UNA. Conoció a Pedro, un chileno de Iquique que viajó al Paraguay para la Copa América de fútbol. Viajaron a Iquique, se casaron, tienen dos hijos: Pedro y José. Francisca vive en Iquique desde 2007.
Francisca da de comer a muchos choferes paraguayos que llegan a Iquique y extendió a los chilenos norteños la cultura del consumo del chipá guazú. Consigue los choclos en la zona de Arica. Pedro ya no maneja y entre ambos toman mate y tereré.
Francisca multiplica la calidad culinaria paraguaya en Iquique, pero sueña con volver; extraña el maíz criollo, el pohã ñana, la yerba, el cerro Acahay, los truenos, los relámpagos y los días de lluvia del Paraguay...
caioscavone@gmail.com