Actualmente lleva 15 años sin consumo, con una vida totalmente restaurada, con un trabajo digno, ocupa su tiempo libre en servicios comunitarios y en apoyar a otros jóvenes que así como él cayeron en las trampas de los vicios.
Su inicio en las drogas se dio a muy temprana edad (a los 11 años) con el cigarrillo. Luego más adelante probó el alcohol con los compañeros del colegio, ya en fiestas fue variando el consumo, entrando en la marihuana, y todo tipo de pastillas. Dejó el colegio en segundo curso y a los 15 años tuvo su primera entrada en el correccional de menores, la segunda a los 17, y un ingreso en la penitenciaría de mayores por delitos relacionados e influenciados por el consumo.
El estado crónico de su enfermedad le llevó a aislarse de su familia, vivió en la calle por mucho tiempo, en ese proceso de desgaste físico y mental, su salud fue tan afectada que llegó a internarse en tres ocasiones en el Neurosiquiátrico.
Empezó tratamiento y dejó varias veces; pero es a la edad de 23 años, y luego de recorrer varias instituciones, cuando llegó hasta la comunidad terapéutica Tekove Pyahu (ya no funciona actualmente) y con ayuda de su familia y la iglesia, Emiliano pudo superar esa difícil fase de su vida. Hoy reconoce que este cambio no sería posible sin la contención que recibió. “Sobre todo agradezco a Dios por haberme dado la oportunidad. Hoy puedo decir que es posible superar la adicción con su ayuda”, afirmó. Emiliano visita semanalmente a los adolescentes que están recluidos en el Centro Educativo Integral de Itauguá, para darles apoyo y contención, y animarlos a superar ese difícil proceso.
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