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Un simple recorrido, que se inicia apenas al oscurecer y se extiende hasta la madrugada, permite revelar la inconsciencia casi suicida de cientos de jóvenes que a diario se arriesgan en sus motocicletas.
Increíblemente, las principales rutas y avenidas de Asunción, así como las otras arterias que conectan a la capital, de a poco se convierten en potenciales cementerios, a juzgar por la gran cantidad de fallecidos en accidentes que involucran a biciclos.
Según estadísticas oficiales, al menos tres personas por día mueren en el país en choques de motocicletas, y otro número igual resulta con lesiones.
Sobre la ruta Acceso Sur, por ejemplo, en menos de media hora comprobamos en la madrugada de ayer que cientos de motociclistas cometieron infracciones.
Varios de los conductores no llevaban cascos. Tampoco tenían las luces de sus biciclos prendidas.
Carreras clandestinas
Otro fenómeno que ganó notoriedad tiene que ver con las carreras clandestinas, que se hacen cada fin de semana en diferentes tramos de la ruta Acceso Sur, las rutas I y II, así como en la Transchaco.
Pese a los controles aleatorios de la Policía, esta práctica suicida tiende a seguir vigente y en ostensible aumento, con lo que seguramente seguiremos lamentando más muertes de jóvenes.
El alcohol
En la mayoría de los casos, este tipo de comportamientos en las rutas se ve altamente influenciado por el consumo de alcohol, que altera los sentidos de racionalidad y empuja a los conductores a exponerse peligrosamente a la muerte en las calles.
La única metodología de combate contra este flagelo, aparentemente, seguirá siendo la educación vial, aunque es evidente que en Paraguay seguiremos aplazados.