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Aparentemente, la sugestiva actuación que tuvo la secretaria Celia Maidana durante el desarrollo del alevoso asesinato de su jefa Sonia Doutreleau, el lunes de mañana en el edificio de Capaclor, así como algunas contradicciones en las que cayó al día siguiente en su declaración ante el Ministerio Público, llevaron anoche a los investigadores a direccionar todas las sospechas en su contra.
Asimismo, el entorno de la empresaria fallecida reveló ante la Fiscalía que la secretaria llevaba una vida prácticamente sin sobresaltos económicos, en un costoso dúplex alquilado y una confortable camioneta Mercedes-Benz, pese a que sus ingresos netos no superaban supuestamente los G. 3.500.000.
Uno de los elementos que presuntamente incriminarían a Maidana es que uno de los asaltantes, que se hizo pasar por funcionario de la ANDE para entregarle una factura, supuestamente la redujo a la fuerza. Sin embargo, un testimonio que maneja la Fiscalía revelaría que el criminal ingresó sin tener ningún tipo de oposición ni resistencia.
Después declaró que escuchó hablar a dos delincuentes con acento portugués, pero un guardia de seguridad vio entrar y salir solamente a una persona.
Tampoco convence a los investigadores la versión de que fue obligada a encerrarse en un baño. En esta dependencia, precisamente, se hallaron rastros de sangre de la víctima, pese a que ella fue ultimada en otro sector del edificio.
También dijo que el delincuente en todo momento le pidió la plata que había en una caja fuerte, pero al final los maleantes huyeron con un exiguo botín, como dos computadoras personales, un celular y un poco de dinero en efectivo.
Sin embargo, los sospechosos “olvidaron” robar un costoso reloj Rolex que llevaba puesto la empresaria.
Otra de las hipótesis que admiten los investigadores en la pesquisa es que el robo de las dos computadoras obedecería a una maniobra para hacer desaparecer datos acerca del manejo financiero de Capaclor.
En ese sentido, la secretaria aparece relacionada a partir de que ella estaba a cargo del manejo del dinero de la caja chica de la oficina. Según se filtró, Sonia Doutreleau movía un rubro de G. 200 millones al mes.