Centenares de fieles participaron ayer de las celebraciones eucarísticas en honor a Jesús Misericordioso, en el antiguo templo de la Encarnación.
En la parroquia se programaron cinco misas y todas fueron multitudinarias.
El padre Arévalo comenzó el acto reclamando nuevamente a las autoridades nacionales la reparación del templo, considerado una obra de arte y patrimonio histórico del país. El cielo raso sigue, desde hace varios años, deteriorado y a la espera de su restauración.
Ya en su homilía, invitó a los presentes a ser felices, porque una persona que es feliz, hace feliz a la otra, y en contrapartida, un infeliz, hace infeliz a medio mundo, por eso el Papa dijo que el sacerdote debe ser feliz para que su feligresía sea feliz. Apuntó incluso que no quería sacerdotes con cara de vinagre.
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En otro momento, Arévalo mostró su preocupación por los males que afectan a nuestro país. Explicó que la gente está muy preocupada por la violencia y el abandono del Estado a la educación. “Vemos instituciones educativas que se caen. Continúa la creciente ola de violencia. Preocupa que adolescentes ya caigan en la violencia”, indicó.
El sacerdote lamentó el masivo consumo de drogas en la sociedad e invitó a las familias a reaccionar. “Papá y mamá, es hora de despertar y poner orden y custodiar por los niños, porque muy temprano caen en los vicios”, apuntó.
Criticó igualmente la corrupción que sigue campante en las instituciones públicas porque los robos no tienen freno. Recordó y exigió la liberación del policía Edelio Morínigo, que sigue secuestrado por el EPP. “Cuál es el drama del EPP, por qué tienen así a ese prójimo, por eso la miseria sigue en esa zona”, resaltó. Invitó a los fieles a rezar por el Paraguay para que viva en paz y no más violencia. “Trabajemos por la paz y pongamos un antídoto de misericordia en la sociedad”, dijo finalmente.
