Pacto de impunidad

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Rodeado. Sonriente. Tranquilo. Así se lo ve al hombre que retomó las riendas del poder apenas un año después, o incluso antes, de haber dejado el sillón presidencial: Horacio Cartes.

En época de campaña Marito Abdo lo confrontó con dureza. Habló de contrabando de cigarrillos aludiéndolo, afirmó que no sería manejado por billeteras llenas y lanzó tantas otras afirmaciones que parecían demostrar que era tajante en su determinación, que no había vuelta atrás. Hoy quedan como discursos y pasan a formar parte del archivo como palabras que resuenan en la nada.

La trama Itaipú cambió el panorama mucho antes de lo pensado. Una negociación de la que Marito dijo, incluso, estar en desconocimiento hizo que el país se sacudiera ante la exposición pública de un acta entreguista que favorecía a Brasil e iba en detrimento de intereses de Paraguay.

Esto sucede mientras miramos a nuestra vecina Argentina, donde el lema “Volver” se hace fuerte con Cristina Fernández en medio de la campaña como candidata a vicepresidenta, próxima, tal vez, a retomar sus pasos en el gobierno.

Nosotros, sin elecciones, ¿estamos en las mismas? “Volver” es el lema tácito para Cartes, hombre al que el Presidente agradeció por ser el articulador de la estabilidad para el partido y, por ende, para firmar el acta de defunción, a decir del movimiento Honor Colorado, del juicio político.

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Ahora, las preguntas que nos hacemos son: ¿qué viene después de esto? ¿Se canjeó un acta entreguista por un pacto de impunidad? Hombres cuestionados todos, procesados por la justicia, son-

riendo juntos sentados a la mesa ante la concreción pública de la alianza necesaria para impedir el fin de un gobierno que apenas inicia.

Más allá de este hecho que indignó a tantos, que es de clásico actuar dentro del partido más tradicional del país, la oposición se queda fuera de esta puja de poder de una manera tan ornamental, cumpliendo el papel débil. Ante una mínima jugada de los colorados, demuestra que no ha logrado construir recursos fuertes o actuaciones contundentes que impliquen un impacto real. De muestra un botón. Ante la consulta de alguna alternativa al juicio político, viendo de antemano que no se cuentan con los votos necesarios, el presidente del Partido Liberal, Efraín Alegre, solo atinó a decir “estaremos al lado de la gente”.

Este momento de crisis trajo la develación del carácter del líder que nos gobierna, dejándonos el penoso conocimiento de ver a alguien que vuelve tras sus pasos y que nos deja en duda de si cumplirá con el tan anunciado “caiga quien caiga”.

Le queda al mandatario lograr reconocer y aprender que la elección de viejos zorros que rodean el núcleo principal de la política sin la capacidad técnica puede llevarlo de vuelta al límite de perder la posibilidad de gobierno, tal vez sin que esta vez tenga una alianza para salvarse.

Que en el camino a seguir demuestre que no es mezquino al momento de optar por los mejores. Da cierta esperanza con los últimos nombramientos, como el de Blanco y Gwynn en el Consejo de Itaipú, altos y calificados técnicos que pueden marcar el norte de lo que realmente nuestro país necesita, iniciando por Itaipú.

smoreno@abc.com.py