Las peleas en pleno vuelo

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Si un avión en pleno vuelo tiene serias posibilidades de caer por alguna falla técnica detectada, uno espera que los pilotos y el resto de la tripulación estén más que atentos para evitar una tragedia. Es lo que corresponde para que los pasajeros al menos viajen con una mínima tranquilidad dentro de la normal zozobra que genera este tipo de acontecimientos imprevistos.

Sin embargo, en plena cabina de la aeronave los pilotos se están peleando, lo que aumenta aún más la histeria colectiva de los pasajeros. Esto mismo ocurre con el Gobierno. Encima que Mario Abdo Benítez intenta administrar el país desde “una prisión”, dos importantes referentes de su movimiento Colorado Añetete se están diciendo de todo.

Me estoy refiriendo al senador Silvio Ovelar y al ministro de Educación y exsenador Eduardo Petta. Hasta ahora no se entiende muy bien por qué el legislador ovetense no le quiere a su excolega. Tampoco le quería a la ministra del Gobierno de Horacio Cartes, Marta Lafuente, lo que hace presumir que tiene una fijación especial contra los titulares de esa cartera de Estado.

Petta se encargó de lanzar más combustible a la discusión y le dio un “golpe” bajo, solicitando la renuncia de la esposa de Ovelar, Iris Magnolia, quien ejerce el cargo de directora jurídica de Itaipú, con un salario aproximado a G. 100 millones. Monto que es toda una bofetada para todos los ciudadanos.

Mientras se produce esta vergonzosa discusión entre dos altos funcionarios colorados del país, el avión intenta estabilizarse como puede pero no lo está logrando aún y hay pocas esperanzas de que pueda aterrizar con éxito.

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Lo peor del caso es que estamos viendo en el horizonte una tormenta con relámpagos y granizos. Todo parece indicar que rifarán el Presupuesto 2020 para complacer los pedidos electorales de cara a las internas municipales del 12 de julio y las generales del 8 de noviembre del año próximo.

Y la cosa no termina ahí: también elegirán en julio al presidente del Partido Colorado. Otro motivo más para despilfarrar el dinero de los contribuyentes.

No olvidemos que desde el próximo mes desfilarán diferente sectores del funcionariado público para exigir más plata como todos los años. Pero en esta ocasión hay un motivo especial: aumento o juicio político. Así viviremos los cuatro siguientes años hasta el 2023.

Varios analistas coinciden en que el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, es un consentido “preso político” de sus propios correligionarios. Y tienen razón. Pero también tenemos que mirar desde el lado de la gente. Aquí lo más grave es que nosotros los ciudadanos, vos, ella y él, vivimos como un “refugiado” en nuestro propio país. Trabajamos para mantener una enorme cantidad de funcionarios públicos ineficientes, que poseen groseros beneficios, escasa educación e instrucción, poca o nula responsabilidad laboral y compromiso con el país. Siempre hay excepciones pero seguimos viendo groseros nombramientos sin concurso y que sin vergüenza exhiben en sus redes sociales sus nuevos niveles de vida, que nunca lo lograrán en el sector privado, debido a su escaso talento e integridad.

La clase política no mueve un dedo para frenar la galopante corrupción y la fiscalía y la justicia son muy lentos a la hora de castigar. Ponen más entusiasmo para solicitar presupuesto.

El recorte del gasto público y la inversión en infraestructura para beneficio ciudadano está ausente en la agenda. De hecho, para las autoridades no hay ciudadanos sino electores. Gente que deposita voto para que sigan viviendo bien ellos y no nosotros.

pguerrero@abc.com.py