Del lado colorado, algunos de sus dirigentes, recurren a la gastada apelación a la “unidad granítica”, y a que “el mejor amigo de un colorado es otro colorado”, fórmulas que solamente pueden ser creíbles, tal vez, para ellos.
Aún no se ve en el horizonte una salida que no signifique un retroceso o un gobierno que solo siga por inercia, esperando que no haya mucho estropicio mientras aparece una solución mágica.
La pérdida de credibilidad y de fortaleza política de parte del presidente Mario Abdo Benítez, independientemente de algunos nombramientos correctos que ha decidido, motivó, por ejemplo, la reaparición pública de Horacio Cartes.
El exmandatario exhibió sus oraciones entrecortadas, su actitud del patrón que no permite que los periodistas le pregunten “disparates”, rodeado de un séquito de personajes vetustos, pretendiendo, aparentemente, mostrar una imagen de camaradería partidaria. Además de su tosquedad y sus limitaciones con el lenguaje, HC hizo pública la manera en que él entiende el papel que cumple la prensa. Luego de haber comprado varios medios de comunicación, él divide a los periodistas entre quienes son de “la familia” y los demás. El vocabulario y el tono utilizado por el líder de Honor Colorado alimentan el ¿mito? que lo vincula con el mundo de los negocios oscuros.
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Cuesta creer que haya muchos colorados, exceptuando a los fanatizados o los que tiene intereses crematísticos, que crean que es bueno para el país y para su partido que se mezclen tirios y troyanos.
Sobre todo, sabiendo que de por medio hay algunos muy interesada en lograr impunidad frente a denuncias judiciales o cargos en las instituciones del Estado, como lo manifestó sin ambages el diputado Pedro Alliana, presidente de la ANR.
La movida impulsada por estos dirigentes colorados, evidentemente, se vincula al convencimiento de que el tropiezo del Gobierno colorado lo vació de contenido. En las circunstancias actuales, que Abdo hable de transparencia o de combate a la corrupción “caiga quien caiga” suena a un chiste de mal gusto.
Mientras se desarrollaba la reunión de los colorados históricos en la casa del expresidente, que confirmó el traslado de dirección del poder tras la crisis política reciente, los diputados colorados unidos y los liberales llanistas dieron un golpe de impunidad inaudita y un vale todo a la corrupción en 11 municipios del país.
Estos políticos colorados saben que Abdo Benítez no resultó indemne ni mucho menos y que tal vez su salida solo se aplazó. La crisis colocó al partido en la posibilidad de perder una próxima elección en cualquier circunstancia.
Es posible que este grupo de colorados, que parece haberse puesto el rótulo de salvadores del partido, junto con el equipo cartista, hayan definido que lo mejor es hacer que Abdo Benítez siga. Pero, muy difícilmente, lo dejen llegar en estas condiciones hasta el final de su mandato.
Puede ser el año que viene o el siguiente. Eso lo dirá la coyuntura. Léase: la situación económica, las encuestas, etc. Ese tiempo, no obstante, da también posibilidades a la oposición de llegar a acuerdos y consensos.
Los políticos con sus especulaciones suponen que la gente aguardará mansamente que los acontecimientos se desarrollen, sin tomar en cuenta el “factor ciudadano”, que mas de una vez en nuestra historia reciente mandó al tacho los planes de copamiento del poder que se trazó algún líder con pies de barro.
mcaceres@abc.com.py