El presidente Abdo Benítez se despachó, por ejemplo, con que hay ideologías en la región que quieren “contaminarnos”, revelando el temor de que en nuestro país la gente manifieste su rechazo como lo están haciendo en países vecinos.
Es evidente que la reacción popular en la región tiene como origen el hartazgo por tanta desigualdad, mentiras, corrupción y privilegios de unos pocos. El desborde y la violencia, no deseables nunca, son solo consecuencia del desinterés de los gobernantes para responder con eficiencia a las necesidades de la mayoría.
Dado que Abdo, al estilo de su antecesor en la presidencia, no aclaró a qué se refería específicamente con su advertencia podemos suponer que está en contra de las manifestaciones por creer que son fruto de una conspiración marxista-leninista y no una reacción ciudadana por tantos años de postergación e injusticias.
Tal vez, no debería extrañar este pensamiento suyo. Por más que él se proclame respetuoso de las libertades democráticas, nunca ocultó su admiración por el régimen stronista en el que su padre fue actor de primera línea y es más que evidente que en su niñez y juventud percibía la realidad desde un punto de vista muy distinto al de la población que no tenía el derecho de expresarse ni de recibir educación y servicios de salud básicos.
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Acorde a la reacción presidencial, hubo el martes un episodio en Hernandarias que recuerda a lo más rancio del stronismo, cuando la policía esposó y encarceló a un joven por el gravísimo delito de gritarle, desde lejos, “vendepatria” a Abdo Benítez.
Ni en época de Cartes, quien no se caracterizaba por sus credenciales democráticas, la policía se animó a detener a nadie por la audacia de expresar públicamente su pensamiento. No hay más que recordar la memorable reacción del señor que le dijo en la cara a HC, interrumpiendo su discurso: “¡Eñe’êmbareiko!” (hablás sin sentido). Fue apartado, pero no se atrevieron a tratarlo como vulgar delincuente tal como ocurrió ahora.
Tras el episodio, puede que el Mandatario desista seguir la recomendación de sus asesores de pasearse por el interior del país “para estar cerca de la gente”, receta habitual que ahora se hace riesgosa, ya que basta un solo escrachador para dejar expuesto a la autoridad de turno, en estos tiempos de redes sociales y diarios digitales,
Sugestivamente, la tarde de ayer los integrantes del Consejo Nacional de presidentes de Seccionales Coloradas lanzaron nuevamente la idea de instalar la reelección presidencial. La “brillante” ocurrencia puede tener dos objetivos: uno distractivo. El otro, no descartable, puede apuntar realmente a una unidad entre los colorados ya que el tema interesa especialmente a los cartistas por la posibilidad de que su líder pueda aspirar de nuevo a ser candidato a presidente.
La fórmula también puede servir para dividir a la oposición, ya que estaría en el interés del Frente Guasu, por Fernando Lugo, pero no para los liberales que no tienen como eventual candidato a ningún expresidente.
No obstante, es improbable que la mayoría de la gente en nuestro país esté interesada en entrar en este debate político, cuando existen necesidades acuciantes a las que no encuentra respuesta en este Gobierno. Inclusive, pueden percibir que es simplemente un intento de distracción y, en contrapartida, considerar que exigir con firmeza y de manera organizada el cumplimiento de sus derechos es la única vía que les queda a todos.
mcaceres@abc.com.py