Aunque ahora parece improbable que el exmandatario vaya a parar con sus huesos a la cárcel, a mediano y largo plazo afectará indudablemente su carrera política.
Hasta ahora, Cartes venía siendo asediado, desde hace años, por publicaciones periodísticas en Paraguay y en el exterior, además de informes de organismos no vinculados directamente a instituciones de algún Gobierno, con relación a sus actividades y vínculos comerciales y de negocios. En particular, aquellos que tenían que ver con el contrabando de cigarrillos.
La decisión del juez brasileño Marcelo Da Costa Breta de dictar la prisión del expresidente se constituye en la primera medida judicial en su contra luego de los cinco meses que permaneció en prisión en 1989.
Este “incidente” con la Justicia brasileña le pone un “estate quieto” a cualquier proyección política que imaginaba para sí el exmandatario.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Si bien su poder económico puede hacer que conserve lealtades por un buen lapso, en política nadie se mantiene fiel por tiempo indefinido a alguien que no tiene ya posibilidades de acceder a espacios de poder concretos, sobre todo al máximo cargo administrativo de la República.
A lo máximo que podría aspirar Cartes es a ocupar nuevamente el lugar que tenía antes de entrar en la disputa política en el Partido Colorado, cuando actuaba de mecenas de dirigentes de distintos sectores, entre ellos su amigo Blas Llano, actual presidente del Senado.
Los argumentos que usaron algunos de los leales cartistas contra el pedido de la Justicia del Brasil dejaron mal parado al exmandatario y a ellos mismos al revelar su pobreza de recursos.
Quienes se llevaron todas las palmas fueron el senador Antonio Barrios y el diputado Pedro Alliana, presidente de la ANR.
Barrios pretendió vincular la orden del juez brasileño con una presunta cortina de humo impulsada desde Paraguay por las personas afectadas por una denuncia sobre apuestas deportivas. El senador colorado, de profesión médico y exministro de Salud, ya había exhibido hace algunos meses sus dotes para ir en contra del sentido común, al relativizar las muertes que produce el consumo de tabaco, producto que, casualmente, fabrica la empresa de Cartes.
En tanto Alliana quiso poner en duda que la carta exhibida por la fiscalía brasileña, que Darío Messer escribió a Cartes realmente sea de su puño y letra y, en caso que lo fuera, dijo que no lo afectaba como para ser procesado. El diputado agregó, al ser consultado sobre las acusaciones de la oposición, que “los opositores van a decir cualquier cosa”. Tal vez, le faltó agregar “No como yo, que no diría cualquier cosa para defender a Cartes”.
Para Mario Abdo Benítez todo lo que pasa sería buena noticia si no fuera porque las investigaciones salpican también a alguno de su círculo inmediato, como el jefe de Gabinete y exministro del Interior Juan Ernesto Villamayor.
Como Cartes, probablemente, se vea obligado a concentrarse en su caso judicial de Brasil, ahora le dedicará menos tiempo a las cuestiones políticas internas, con la consecuente pérdida paulatina de influencia.
La situación da como para que la oposición se monte en la debilidad del oficialismo pero, hasta ahora, choca con el mismo problema que sus adversarios políticos: división y ausencia de un liderazgo nacional creíble.
mcaceres@abc.com.py