Los últimos acontecimientos, sin embargo, han puesto una atenta mirada sobre ella, teniendo dos intervenciones internacionales que llegaron a nuestro país y que traen el fuerte mensaje tácito: “señores, muévanse”.
Desde el año 2014, Brasil investiga la gran trama de corrupción y lavado de dinero denominada “Lava Jato”, lanzando indicios hacia Paraguay. El tenor de las publicaciones y las afirmaciones fueron subiendo de nivel hasta darse este año el involucramiento del expresidente Horacio Cartes. Fue recién allí cuando una comitiva paraguaya decidió viajar hasta Brasil para conocer elementos y, luego de un tiempo, empezar a realizar diligencias sobre el caso.
Luego llega Estados Unidos con la declaración a dos personas sumamente relevantes en nuestro país, declarándolas “significativamente corruptos” y cerrarles las puertas de por vida. La comunicación no fue un simple “la casa se reserva el derecho de admisión”, sino una significativa advertencia hacia la resplandeciente ausencia de justicia en Paraguay.
A pesar de las denunciadas trapacerías de Óscar González Daher, el primer parlamentario en ser objeto de una pérdida investidura, y de Francisco Javier Díaz Verón como primer fiscal general del Estado procesado y enviado a la cárcel, los casos avanzan muy (muy) lentamente en los procesos judiciales.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Ciertamente, mucha gente mira con el ceño fruncido la llegada del FBI a Paraguay en la búsqueda de información o el departamento de Estado norteamericano haciendo esta declaración. Algunos acusan de injerencia sobre la soberanía nacional.
Pero ¿tiene nuestra justicia la autonomía propia y fuerte para valerse por sí misma y asestar los más duros golpes sin mirar a quién y cumpliendo el mandato de este gobierno del “Caiga quien caiga”? o era necesario mover el avispero de esta forma a través de una de las potencias mundiales.
Fue ahora que, mediante la declaración de sanción a González Daher y Díaz Verón, se plantea que sean expulsados del Partido Colorado, algo que no se había dado anteriormente, siquiera con los antecedentes de otros personajes como el del primer exparlamentario condenado, Víctor Bogado, que ahora, con toda la caradurez, corre a la CIDH a demandar al Estado paraguayo.
Estos visos de buenas intenciones de limpiar el partido más tradicional del Paraguay se desprenden de los “aprietes” que han llegado de afuera a empujar con fuerza este tipo de acciones que buscan despejar el camino de corrupción.
En su libro “El fin del poder”, el venezolano Moisés Naim apunta que el poder, como lo conocimos por tanto tiempo, se va perdiendo. La esperanza que abrigamos es que ese poder que se ha construido en una tan cuestionada justicia paraguaya envuelta en un sistema corrupto, también desaparezca prontamente y podamos ver llegar la verdadera justicia que anhelamos. Recién ahí el tractor judicial dejará de ser a pedal.
smoreno@abc.com.py