La quiebra moral de liberales y colorados es antigua, viene de lejos, no es intuición, son hechos que se suceden sin solución de continuidad desde la refundación de nuestra República.
En realidad, cualquiera que haya tomado conocimiento de las cartas de Lord Acton al y sobre el papado sabe que “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
Acá lo que corresponde, pues, es que como sociedad pasemos a la acción y la acción se presenta más clara que nunca: Nueva ley de financiamiento político en los términos exactos del proyecto de Rocío Vallejo, Jorge Ávalos Mariño y todos esos buenos diputados que son minoría en la cámara baja de nuestro Congreso y la destitución de Sandra Quiñónez, fiscal general del Estado instalada en ese puesto por Horacio Cartes para proteger su red de negocios e influencias.
Si no hacemos eso pronto, ahora en enero, Cartes terminará financiando todo lo que haya que financiar desde marxistas hasta la Asociación Paraguaya de Fútbol pasando por prensa y negocios para ser “de facto” nuevo dictador del Paraguay.
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El financiamiento a los marxistas, sin embargo, es el que nos brinda la oportunidad de evidenciar más allá de toda duda razonable el modus operandi de Cartes ante quienes le sirven tratando de negar su existencia.
Cartes pone plata en todos los partidos y grupos políticos. Pone plata en todos los clubes de fútbol. Pone plata en los bolsillos de muchos periodistas. Pone plata en los gremios empresariales. Pone plata en la Iglesia Católica y en las demás confesiones.
Lo hace porque controla el Ministerio Público, porque tiene empleados en la Corte Suprema, porque durante al menos diez años ha controlado SEPRELAD, porque nadie le pregunta cómo es que más del noventa por ciento de su producción de cigarrillos termina vendiéndose de contrabando en Brasil, generando la demanda de productos que le produce la gigantesca renta con la que dispone del dinero que necesita para financiar todo lo que financia.
Lo hace porque los líderes políticos que debían aliarse para hacer lo que hay que hacer, el presidente Mario Abdo Benítez y el presidente del Partido Liberal Radical Auténtico, Efraín Alegre, no tuvieron el cuidado de filtrar a los integrantes de sus círculos de toma de decisiones, en los que hay empleados de Cartes que les aconsejan pelearse entre ellos.
Las iniciativas para impulsar la destitución de Sandra Quiñónez y la nueva ley de financiamiento político deben hacerse, aunque no haya votos para lograrlas, pues obligar a los financiados por Cartes a exponer sus lealtades verdaderas es suficiente para permitir a la sociedad hacer los discernimientos necesarios para depurarse.