Sin embargo, Masi se queda corta cuando habla solamente de posibles “extorsiones privadas”; eventualmente, esta podría provenir (y proviene) de otros sectores también.
La reciente “grieta” dentro del partido P-Mas nos mostró que cuando hay plata de por medio y sin rendirla claramente, es todo muy lindo, democrático y participativo hasta que uno de los correlí ya no tiene la capacidad de influenciar-coaccionar a quienes ocupan los curules conseguidos con la gestión del mi$mo.
Más detalles, remitirse a la bautizada “Operación Masacre” que sacó de su silla del Bloque A de la calle Mariscal López al entonces intendente Mario Ferreiro. Este a su vez denunció que supuestamente Camilo Soares lo tuvo bajo a menaza por el término de casi dos años con el “chake” de revelar que logró el puesto de lord mayor asunceno con plata de Horacio Cartes.
El caso no es el único, pero es el que está en el tapete en este momento. Sorprende la telenovela porque esta vez no son ni liberales ni colorados los protagonistas del culebrón. Lo que está sucediendo nos habla de la urgente necesidad de cambiar la ley de financiamiento político.
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Solo así lograremos la tan mentada transparencia de la que todos hablan pero que nadie la ve. Lo que sí se ven son los cada vez más catastróficos números que ubican a Paraguay como el vicecampeón latinoamericano de la corrupción en la “competencia” organizada por Transparencia Internacional. A nivel mundial, hemos retrocedido unas cuantas casillas, en los niveles de transparencia (137 de 180, el año pasado estábamos 132).
Y el cuadro no es esperanzador porque la presentación del nuevo proyecto de ley de financiación política no tiene los guarismos a favor.
Tenemos, oh casualidad, la negativa del Cartismo de darle el voto favorable con el argumento de que las reglas de control no están claras y los organismos que eventualmente ejerzan el control no tienen la capacidad de hacerlo. A ellos se suman los Añetete.
Así las cosas, la iniciativa de una nueva ley de trazabilidad del financiamiento político tiene un negro panorama. Y si seguimos así, cosa que es altísimamente probable, tendremos suficientes méritos para llegar al campeonato latinoamericano de la corrupción el año entrante. Vamos que se puede (?).
mescurra@abc.com.py