A mi criterio, hay una razón fundamental para esta seguidilla de resultados adversos, y es que Cerro Porteño “patentó” un sistema de juego que le ha dado más dolores de cabeza que satisfacciones. Y si se hace un poco de historia, esto viene desde la época de “Chiqui” Arce, con algunas pocas excepciones, hasta nuestros días: su juego se ha vuelto muy previsible.
En esencia, antes de que la pelota abandone su medio campo, fácilmente habrá pasado por diez toques intrascendentes, en una sucesión de pases lentísimos, a rastrón, tirados medio metro atrás del jugador destinatario en vez de hacerlo para adelante para que este salga con velocidad hacia el campo contrario.
No se ve en estos tiempos un juego así en el mundo. Si por alguna necesidad un equipo debe mantener la pelota atrás, generalmente lo hace con pases largos y fuertes, bien dominados por los jugadores, pero en el tercer o cuarto toque la pelota ya está en el campo contrario con velocidad y precisión. Con Cerro no ocurre tal cosa, sino que, tras la larga sucesión de toques, la pelota generalmente se le devuelve otra vez al arquero o al zaguero más retrasado para que este rechace, la mayoría de las veces a la cabeza del defensor contrario que ya ha tenido suficiente tiempo para tomar posiciones de marca. Así se sacrifica a los delanteros, que reciben la pelota de espaldas al arco contrario y deben realizar un gran esfuerzo para dominarla y darle un destino más útil.
Teniendo excelentes jugadores, con buenos dominadores de pelota, que pueden jugar al toque, ¿qué necesidad tiene el equipo de imponer este sistema y a abusar de los centrazos?
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Si se revisan los videos, se puede observar fácilmente este detalle con la mayoría de los técnicos que pasaron en los últimos años, con la excepción tal vez de Jorge Fossati. Conversando de esto con un amigo me dijo: “El problema de Cerro ya no son entonces los técnicos sino los jugadores”. Y es como para darle la razón, porque si ahora se mira cómo juega Libertad bajo el mando de Leonel Álvarez, o el equipo dirigido por Luis Zubeldía, extécnicos cerristas, se observa fácilmente que tienen otro movimiento.
¿Qué es lo que pasa, entonces, en el Ciclón? Si sigue jugando así, un cambio de técnico no le servirá absolutamente de nada, y sus directivos seguirán culpando al árbitro o a otros factores extrapartidos.
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