Actualmente, dos concejales municipales de la ANR se proclaman como los sucesores de la exjefa comunal. Cualquier analfabeto sabe que cuando un intendente renuncia a su cargo, debe ser reemplazado por el presidente de la Junta Municipal, que en este caso es el concejal Adolfo Riquelme, quien le sustituyó a Darío Fernández por decisión de la mayoría de los miembros del deliberativo comunal.
Sin embargo, la decisión de la mayoría de la Junta Municipal no fue aceptada por un grupo de políticos que se aferra caprichosamente a esta idea. No miden los perjuicios que ocasionan a la comunidad en general esta estéril e inadmisible pelea.
Lastimosamente, algunos referentes locales, en vez de apaciguar los ánimos, arrojan más leña al fuego, probablemente mediante algún “incentivo” de grupos que acostumbran sacar provecho de este tipo de acontecimientos con el propósito de potenciar sus apetencias personales o políticas.
Esperamos que con la asunción del nuevo intendente que será electo a través del voto popular, que se debe cumplir en febrero próximo, haya suficiente capacidad de diálogo entre todos los protagonistas de la Municipalidad. Este desagradable y perjudicial ambiente para la comunidad, que reina actualmente debido a la intolerancia extrema de los actores principales del distrito, debe ser desterrado.
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Los choreños deben elegir bien, y las próximas autoridades deben poner en primer lugar los intereses de la comunidad, que necesita tranquilidad y mucha inversión para crecer.
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