Presión política y simplismo mágico

Desde las investigaciones de Jean Piaget sabemos que el desarrollo lógico y cognitivo de los niños pasa por cuatro etapas. En la primera, desde el nacimiento hasta los dos años procesan el desarrollo sensorio-motriz de su inteligencia. En la segunda, hasta los cinco años, crecen con el pensamiento pre lógico intuitivo. “Es el período del ‘pensamiento mágico’ en el sentido de que fácilmente confunden los eventos aparentes o imaginados con los eventos reales”. Lo imaginado, lo soñado o deseado les parece real.

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Normalmente el pensamiento mágico se define como una forma de pensar y razonar basada en supuestos informales erróneos, no justificados, frecuentemente provocados por deseos, imaginación y creencias no fundadas o supersticiones.

El pensamiento mágico es propio de los niños a esa edad y es un preocupante problema cuando se mantiene en los adolescentes, jóvenes y adultos. Si el pensamiento mágico persiste en los mayores, estamos ante un indicador de evidente subdesarrollo mental.

Los niños en edad de pensamiento mágico no son capaces de distinguir claramente lo que desean e imaginan con la realidad de los hechos, menos aún son capaces de analizar las causas de los hechos.

Lamentablemente esto viene sucediendo por parte de algunos grupos sociales movidos por motivos políticos a la hora de analizar y calificar los hechos que se refieren al estado de la educación. Hablo de educación porque es de lo que entiendo, pero de otros hechos y situaciones podría decir lo mismo.

Es un hecho que el nivel de rendimiento o resultados de nuestros escolares y universitarios en general (porque hay notables excepciones) es desgraciadamente muy bajo absoluta y relativamente comparado con el rendimiento de los escolares y universitarios de otros países. El pensamiento mágico de los que presionan social y políticamente afirma inmediatamente que la culpa es de los maestros, los profesores y el Ministerio de Educación y Cultura. No cabe duda que todos estos tienen responsabilidad en dichos resultados. Pero el simplismo mágico no es capaz de analizar quiénes son “todos” los responsables y cuáles y cuántas son las causas de este lamentable resultado en educación. No tienen pensamiento lógico y menos aún pensamiento sistémico y pensamiento científico para identificar la compleja trama de los procesos educativos con todos los factores que convergen en producir sus resultados.

El pensamiento mágico de grupos de presión política se informó de que un temporal levantó el techo de una escuela e inmediatamente, al día siguiente, se organizaron y manifestaron para pedir que en cuarenta y ocho horas renuncie la ministra de Educación. No preguntaron ni analizaron cómo fue el temporal, cómo estaba el techo, quién lo construyó, cuándo y quién fue el arquitecto, con qué materiales estaba construido, cuánto costo y cómo se compraron los materiales, no pidieron que se abriera proceso de investigación y denuncia a la fiscalía, etc. Los deseos, la imaginación, las creencias, la desinformación…contribuyeron a tomar decisiones con un pensamiento prelógico y mágico, sin procesamiento alguno y análisis de la información y los hechos y con un simplismo sociopolítico saturado de ignorancia o de malicia. Con analistas y críticos de este nivel mágico, difícilmente podemos construir juntos el desarrollo que el Paraguay necesita.

Es correcto que se exijan responsabilidades, pero pongamos racionalidad, aceptemos la complejidad de los hechos y pidamos cuentas con justicia, con derecho a la defensa, con causales suficientes y no tomemos la justicia y el Gobierno cada uno por nuestras manos. Ni con pensamiento mágico ni con rabietas de niños construiremos la democracia y el país.

Soy optimista y espero que algún día todos entendamos bien lo que es la educación, que la educación no es solo compromiso sino obligación de todos, porque todos con nuestros comportamientos influimos en los resultados de la educación de los niños, adolescentes y jóvenes. Hace años que las investigaciones sobre los factores que influyen en la educación han demostrado que los comportamientos de los padres, los educadores profesionales, los ciudadanos todos son mucho más influyentes que la transferencia de conocimientos y la promoción de competencias. Tendremos que volver a repetir lo que dicen los sociólogos de la educación. En el resultado, la familia representa el 30%, la sociedad el 60% y la escuela el 10%.

jmonterotirado@gmail.com

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