¿Qué ganan Lugo y Llano?

¿Qué gana Frente Guasu con la instalación de Fernando Lugo en la presidencia del Senado mediante una alianza con el cartismo colorado y el llanismo liberal? Ser presidente del Congreso es un cargo apetecible para cualquier legislador y político en general, pero en la buena política se llega a ese cargo mediante el reconocimiento de sus pares por los títulos, méritos y aptitudes personales que hacen que la persona elegida sea merecedora de tal elección. ¿Hizo algo altruista Lugo por la nación como senador?.

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Es decir, es necesario que la persona se presente ante el cuerpo colegiado con estos atributos para que pueda competir con otros que tengan los mismos o similares merecimientos y recién después buscar la mayoría de votos para ser ungido líder del grupo.

No al revés, como ocurrió con los nuevos presidentes de las dos cámaras del Congreso: se juntan los votos dispersos hasta lograr una mayoría y luego se busca a la persona, sin importar para nada en absoluto los merecimientos, sino la conexión y vínculos de intereses coincidentes.

En esta alianza creada para el atropello constitucional se juntaron los intereses de cada sector, donde el interés general está ausente. El cartismo está más que conforme con anular a la disidencia interna del coloradismo en alianza a su vez con un sector del liberalismo, pero con la designación de nuevos representantes en el Consejo de la Magistratura y en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, gana la probabilidad de imponer a quienes integrarán la terna para el nuevo Fiscal General.

Los luguistas ganan la presidencia de uno de los poderes del Estado y con ello ponen en marcha una gestión de percepción de modo que tratarán de hacer ver a la ciudadanía que no están desprestigiados, como se dice, luego de ser utilizados por Cartes para su proyecto reeleccionista, del cual éste se retiró sin tan siquiera el correspondiente aviso de cortesía. Comenzaron desde luego ese trabajo de gestión de percepción tratando de vender el relato de que la presidencia de Lugo es un reconocimiento del error cometido con él en el año 2012 cuando fue desplazado de la Jefatura de Estado en juicio político.

El gran servicio que todos hicieron es poner en manos de Cartes las dos cámaras para una eventual necesidad de renuncia del presidente al cargo con el fin de postularse a la senaduría, situación que también fue colocada en categoría de discutible, ya que para unos el presidente no puede ser candidato a senador porque la Constitución le asigna la función de senador vitalicio, aunque para otros no está obligado a la previa renuncia.

Consciente de que ya existe un precedente llevado a la justicia con sentencia favorable a la postulación de un presidente para la senaduría, es probable que Cartes quiera mostrar excesiva generosidad renunciando también unos meses antes, por encima de las recomendaciones de “expertos” de no hacerlo, en la seguridad de que su renuncia será aceptada por el Congreso afín a sus intereses, lo cual le dará “autoridad” frente al próximo Congreso para que su juramento no sea rechazado.

Pero queda flotando en este espacio una pregunta aún no respondida. ¿Qué gana Blas Llano con este apoyo “gratuito” a Lugo y al cartismo, teniendo en cuenta que su partido tiene como blanco de sus críticas al presidente Cartes y sus reiterados atropellos a régimen constitucional? ¿Por qué se expone a pagar un costo político tan alto?

En la actual política ya no importan las ideas, menos la ideología o los principios. Todo se reduce a lograr cargos, impunidad y más dinero. Las discusiones entre líderes son en torno al trueque de cuánto cedo para ver cuánto recibo y las garantías que pueda ofrecer la justicia amiga. ¿Quién dice que mañana Blas no pueda ser elegido por el Congreso vicepresidente de la Rca. para reemplazar a Cartes, en premio por el valioso servicio prestado? Yo por lo menos no me animo a decir: Nooo, jamás ocurrirá.

ebritez@abc.com.py

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