Ustedes son mis amigos

Jn 15, 9-17.- Este Evangelio está el contexto de la Última Cena, que es la despedida de Jesús de los suyos, a la par que les deja su testamento. Él hace una revelación novedosa: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando”.

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La amistad más linda que hay es entre Dios Padre y Dios Hijo: “El Padre ama al Hijo y le enseña todo lo que Él hace y le enseñará todavía cosas más grandes”. De esta relación hemos de aprender lo más importante para mantener nuestras amistades.

En la Biblia hay varios ejemplos de amistades, como de Ruth y Noemí, David y Jonatán. Fuera de ella también, como de Don Quijote y Sancho Panza, los Tres Mosqueteros y otras. Incluso afirmamos que el perro es el mejor amigo del hombre.

Tener amigos y vivir una amistad genuina es uno de los deseos más notables de todo ser humano. Sin embargo, no basta querer “tener” buenos amigos, pues también es necesario “ser” buen amigo. Uno tiene que educarse, saber controlar la lengua, conquistar valores que agraden la amistad y entender que el ser humano es falible, así, hay que ser paciente con las fallas ajenas.

Seguramente, la amistad más positiva que una persona puede tener es con Jesucristo, pues de muchas maneras Él ha mostrado su sinceridad y su intención transparente de colaborar con nuestra liberación, sanación y madurez.

El Señor aclara que nosotros seremos sus amigos si hacemos lo que Él nos enseña y lo dice esto no como prepotencia, sino como deseo de alimentar nuestra amistad, pues Él sabe cómo las vanidades del mundo y los delirios del corazón humano hacen daños en una relación.

Y lo que Él nos manda y orienta está en sus palabras y ejemplos y nosotros hemos de corresponder con actitudes leales a su lealtad. Término importante: ¡corresponder!

Asimismo, hemos de cultivar esta amistad con el diálogo, que significa mucha oración y momentos de meditación; hemos de poner empeño para encontrarlo en la Eucaristía y nuestra participación en la misa dominical debe tener sentido de fiesta, pues compartimos con nuestro mejor amigo.

Ser amigo de Jesús es el punto principal de la espiritualidad cristiana y cuanto más conversamos con Él, más nos da a conocer todo lo que Él ha oído del Padre. Así, comprendemos de modo más adecuado los cambios y desafíos de nuestra vida y nos sentimos más responsables en la creación de una sociedad más justa, donde existan más amigos y menos falsedad.

Paz y bien.

hnojoemar@gmail.com

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