Yataity, la limpia

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Aunque ty en guaraní tenga el significado de orín, también tiene la equivalencia de amontonamiento o grupo de algo, y muchos vocablos guaraníticos terminan con esta palabra, como Aguapety, typyraty, jahapety y Yataity, entre otros términos.   

El yataí es una palmácea llamada botánicamente Butia paraguayensis, originaria del Paraguay, sur del Brasil, de Rivera en Uruguay y del noreste de la Argentina. Planta enana que se usa como ornamental y es la que menos se ve en la zona de Yataity. Es lo mismo que su vecina Mbocayaty del Guairá, zona en la que justamente el cocotero es un lujo. Y ya que estamos, soy del barrio Ybaroty de Villarrica, donde ni una sola planta de ybaró (Prunus sphaerocarpa) existe. Son los reveses maravillosos del guaireñismo.   

El pasado lunes 6 de setiembre se hizo el lanzamiento de una campaña con el eslogan de "Yataity, la más limpia del Guairá", emprendimiento liderado por una cooperativa de múltiples servicios con base en Villarrica, llamada "Coopeduc Limitada", pero que hoy presta ilimitadas acciones a sus socios luego del desagote que se hiciera en sus cuadros directivos de unos cuantos ladrones e inoperantes.   

Yataity es distrito desde que,  el 6 de junio de 1900, el entonces presidente del Paraguay, Benjamín Aceval, firmó el decreto que autorizaba la primera Junta Económica y Administrativa presidida por el señor José María Samudio y como miembros a los señores José María Barboza, Valerio Roa, Miguel Villalba y Juan Pío Giménez.   

Yataity se encuentra a 154 km de Asunción, a 2 km de la Ruta VIII "Blas Garay" y a 10 km de Villarrica. La historia nos traslada hacia el último asentamiento de Villarrica en 1701 y que luego le dio también génesis y sustento a la región de Yataity. En 1809, el ganadero y jefe zonal, capitán Bartolomé Oviedo, adquirió una enorme propiedad en el sector y comenzó a configurar lo que sería después Yataity al destinar predios para el cementerio y la capilla donde enseñaba catecismo a sus peones, hacia el año 1818.   

Yataity es el moisés del ao po’i, prenda artesanal estrella del Paraguay, que se originó merced al encierro y aislamiento que el dictador Francia decretó durante su gobierno. Las mujeres de Yataity comenzaron a tejer el algodón que cosechaban los varones, y de entre los polvorientos datos se rescatan los nombres de Dolores Giménez, Agueda Goiris, Petrona Benegas y otras que sellaron para siempre este sublime y delicado arte de Yataity, sin olvidar el gigantesco aporte de don Marcos Ismachowiez, que dio y sigue dando vida y sustento a unos 5.000 artesanos del Guairá.   

La Cooperativa Coopeduc rescató las contaminantes pilas y entregó a toda la población de Yataity la declaración de estar en pie de guerra contra la basura, la deforestación y la contaminación ambiental. La limpieza no es precisamente el fuerte de los paraguayos, y solo se la practica cuando algún jagua ry’ái o ajúra galleta visitará el lugar. El paraguayo se transforma de manera impresionante cuando traspasa su frontera y no tira papeles ni latitas de cerveza, no pisa el césped y forma fila, respeta las señales del tránsito y hasta, increíblemente, busca un baño para orinar.   

La quema de la basura y el desparramar cualquier residuo en la calle son temas para el olvido en Yataity. Hasta los animales de cuatro patas comenzaron a digerir el tema y sus raciones en sitios que corresponden. No solamente por existir un desafío Yataity se mantendrá limpia y artesanal, sino será por el buen y diario convivir que se propuso la población en entregar a sus retoños un ambiente saludable y para que Coopeduc siga captando y entregando el saludable oxígeno para todo el Guairá.   

Como hizo Coopeduc –de sus bandoleros directivos y de Yataity–, ojalá que la basura y los hombres escombro ocupen su lugar: el basurero.
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