Especialmente en el solitario y aislado Paraguay mediterráneo, único caso en la América de entonces, antiguo integrante del virreinato del Río de la Plata y renuente siempre a su integración dentro de las Provincias Unidas de la América del Sud, como pretendían los porteños en las primeras décadas del siglo XIX. Y como lo pretendiera la República Argentina cuando el siglo XIX avanzaba hacia su segunda mitad.
El Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia y los López, Carlos Antonio y Francisco Solano, padre e hijo, fueron quienes como titulares de los gobiernos paraguayos de la época, contuvieron los embates diplomáticos, comerciales o económicos. Hasta que finalmente militares, las agresiones pretendieron que el Paraguay se diluyera como Estado Nacional Independiente en el virreinato a recomponerse.
Favorecido por el curso del río en “forma de herradura” tanto como sus “baterías Londres”, le dieron a la fortaleza fama de inexpugnable. Unida por el sistema telegráfico con la capital y con los campamentos del sur, Humaitá fue el eje de la movilización y operación del ejército paraguayo en el sur. El plano de la imagen muestra igualmente las posiciones de Kurupa’yty y Kurusu, así como la trayectoria del “flanqueo” realizado por los aliados para transponer esta línea de defensa.
Al estallar la guerra que se extendiera desde finales de 1864 hasta el 1º de marzo de 1870, los contingentes paraguayos se hallaban en los cuarteles de Asunción, como en los campamentos de Cerro León, Encarnación y la fortaleza de Humaitá. Pero al iniciarse las operaciones contra la Triple Alianza, la Capital como los enclaves de Cerro León y Encarnación, irían vaciándose de combatientes en la medida del avance del conflicto. O que este demandara aquellas instalaciones para otros cometidos. Los de la capital –por ejemplo– se convirtieron en “hospitales de sangre”.
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Pero en oposición al desmantelamiento o decaimiento de algunos campamentos, fueron consolidándose otros desde el incremento de las actividades en el frente sur y más aún, cuando las operaciones comenzaron a desarrollarse –con exclusividad– en territorio paraguayo. Entonces, adquiriría todavía mayor preponderancia el campamento y fortaleza de Humaitá al mismo tiempo que emergían los de Paso de Patria y Paso Puku.
Paso de Patria
La sucesión de campamentos con características de “cuarteles generales”, se iniciaba con el campamento de Paso de Patria, ubicado en el extremo sur del territorio, muy próximo al fuerte de Itapiruen, la confluencia de los ríos Paraná y Paraguay. La posición comenzó a tener fuerte protagonismo desde el 25 de noviembre de 1865, hasta que en las primeras horas del 23 de abril de 1866, fue incendiada para su abandono. El enorme fuego, visible desde kilómetros de distancia, llamó la atención de las fuerzas aliadas. Cuando estos la ocuparon al día siguiente, todavía ardían los ranchos: “... solo el templo y alguna otra cosa se hallaban intactos”.
Frente a los restos humeantes de la residencia del Mariscal, el coronel español de Palleja, escribió: “...La residencia de López no deja de ser linda en medio de su sencillez; desde ella se abraza un magnífico horizonte del lado del río; se conoce que le agradan las flores, porque tenía un terrado cuajado de tiestos de rosas y claveles” (3).
Humaitá
En la imagen de la izquierda, observamos el plano de Humaitá en el “Cuadrilátero”. Favorecido por el curso del río en “forma de herradura” tanto como sus “baterías Londres”, le dieron a la fortaleza fama de inexpugnable. Unida por el sistema telegráfico con la capital y con los campamentos del sur, Humaitá fue el eje de la movilización y operación del ejército paraguayo en el sur.
Desde mucho antes del inicio de la contienda Humaitá había concentrado una gran población de efectivos militares. Con los otros grupos humanos al servicio a la guerra, la fortaleza demandaba una disposición urbana que respondiera a mínimos requerimientos de eficiencia. Por ello y con alojamientos, cuarteles, almacenes y depósitos, Humaitá contaba con defensas que combinaban la artillería de posición con pasadizos subterráneos y trincheras con casamatas en puntos estratégicos.
La mayoría de las instalaciones fueron planeadas y ejecutadas durante la misión Pedro de Alcántara Bellegarde, cuando este diplomático brasileño fuera encargado de Negocios y cónsul general del Imperio del Brasil ante el gobierno de Carlos Antonio López, en 1848. Después de un prolongado asedio, Humaitá sería abandonada por las fuerzas paraguayas, el 24 de julio de 1868.
(*) Frase latina que significa “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”. Aunque es atribuida al emperador Julio César, puede leerse dicha expresión en un pasaje de la obra “Epitoma rei militaris”, escrita alrededor del año 390, por Vegecio, escritor romano de temas militares.
