–A usted le adjudican la “deuda espúrea” de Itaipú. ¿Que mentira dice usted que quiere desmontar?
–Por esa confusión fui y sigo siendo vilipendiado de todas las formas. Se interpreta y se malinterpreta porque no se conoce. Eso me impulsó hace ya 10 años a escribir este libro (muestra) “Memorias y documentos inéditos de Itaipú”. Yo no tengo “vela en este entierro”.
–¿Cuál fue su responsabilidad?
–Yo asumí la Presidencia en el 93. La represa estaba en una situación desastrosa, prácticamente insolvente por la falta de ingresos, por el incumplimiento de las empresas distribuidoras de Brasil. Estas compraban energía de Itaipú y no pagaban. Le dije al director de entonces, Miguel Luciano Giménez: “Vamos a ir a cobrarles”. Se les cobró y con multa. En realidad Brasil hacía lo que quería, para qué vamos a decir otra cosa. Era por la flojedad de los que estuvieron antes. Yo puse al frente a la flor y nata de la ingeniería paraguaya. El primer desastre (para Itaipú) fue el Plan Cruzado en 1986. Fue un golpe brutal a la economía de Brasil.
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–El presidente era (João Baptista) Figueiredo.
–Sí y el ministro de Economía era Dilson Funaro que congeló todas las tarifas y los precios en Brasil. Eso iba a llevar al limbo a Itaipú. Se iba a paralizar la obra. Entonces, los brasileños le piden a Stroessner rebajar el precio de 14,75 a 10 dólares kilovatio/mes, como era anteriormente. Stroessner accede. Instruyó a (Enzo) Debernardi (director paraguayo de Itaipú) dejando constancia claramente que el Paraguay accedía por motivos relacionados con la situación de la economía brasileña, con la certeza de que el Brasil tendría en cuenta eso en una negociación futura. A comienzos del 94 asume Fernando Henrique Cardoso e instala el Plan Real que arregló la situación económica de Brasil. La inflación brasileña era de 20% mensual. El Plan Real fue también un duro golpe al equilibrio financiero de Itaipú. Hubo una gran distorsión de la deuda a causa de la diferencia cambiaria y de la variación fuerte de los índices de la economía brasileña que actuaban sobre el saldo de la deuda. La tarifa estaba en dólares pero los préstamos que comenzaron en Cruzeiro, luego Cruzado y luego Reales, estaban reajustados por el índice brasilero. Si seguíamos así, la deuda iba a trepar a 60.000 o tal vez 100.000 millones.
–La deuda original de Itaipú fue de apenas 2.000 millones.
–Ese es otro tema. Inicialmente eran 14 turbinas nomás. Eso fue variando con el tiempo. En 1986 funcionaban apenas dos turbinas. Faltaban 16 (para completar las 18). Para eso se hicieron los reajustes. Yo no estaba al frente en ese momento. En mi Gobierno, con Fernando Henrique pusimos dos turbinas más (de 18 pasó a 20) aprovechando el canal de desvío. Pero volviendo a la deuda, la situación era tremenda. En el Gobierno de (Andrés) Rodríguez se realiza la primera renegociación de la deuda que alcanzaba hasta ese momento 17.000 millones de dólares. Se consiguió una quita y el refinancimiento del saldo a corto y largo plazo. Esto incluía los 4.000 millones que, según los críticos, denominan “deuda espúrea”, que se había generado por la aplicación de la tarifa inferior a la que correspondía y que se le había reducido, dada la imposibilidad de pago de las empresas compradoras de Brasil. De no haberla reducido, la otra alternativa hubiera sido parar la obra. De 17.000 millones subió a 19.000 millones y correspondía a siete contratos firmados en el año 90 hasta el 96. O sea, yo soy responsable desde el 93. La deuda con Eletrobras era de 16.000 millones, siendo 12.000 la deuda a vencer y 4.000 la deuda vencida. La tasa de interés y saldo deudor era de 14%. Imagínese. Eso afectó el equilibrio económico financiero. Ante esa situación empezamos a negociar. La negociación se centró en reducir la deuda a través de la máxima reducción de la tarifa de interés de los préstamos vigentes. Yo propuse dolarizar la deuda. Entonces, ahí se redujo la tasa de interés de 14 al 6 y medio por ciento. El saldo pasó a ser corregido por índices de la inflación americana. De los índices brasileros pasamos (los cálculos) a los de la inflación americana. (El economista) Rodríguez Silvero, que fue consejero de Itaipú en 1990, decía que la tasa de interés tenía que ser reajustada anualmente y reducirse hasta el 7. Nosotros reducimos hasta el 6 y medio. Mi Gobierno sobrepasó las expectativas. Para comparar si el flujo de desembolsos de Itaipú que se había obtenido del 97 hasta el 2023, si se hubieran mantenido las condiciones contractuales iniciales y comparándolas con los nuevos desembolsos, con la dolarización y las nuevas tasas de interés, había un valor de 17.000 millones que era la sumatoria de todos los desembolsos de los años anteriores. Eso, si uno trae a valor presente, representa 5.181 millones de dólares, superior a la deuda vencida que teníamos con Eletrobras en mi época, de 4.193. Por lo tanto, esa deuda vencida fue cubierta mediante la reducción de la tasa de interés que se demuestra claramente por los resultados de esta operación financiera. Por lo tanto, quienes dicen que la deuda espuria entre el 86 y el 90 fue de 4.200 millones y que yo reconocí en el 97, quieren asociar esa deuda vencida a la cual me estoy manifestando con lo que ocurrió años atrás. Esto demuestra que todo es falso de toda falsedad.
–Pero ¿existe o no existe la deuda espúrea?
–Es una mal llamada deuda espúrea. Es un compromiso asumido en un anterior gobierno para compensar una situación deficitaria del Brasil. Se dejó constancia de eso (en 1986). Se pidió a Brasil una compensación y nos compensó Brasil con esta tarifa reducida con la que se estaba adquiriendo muchísima energía que le servía a todo el Paraguay. Eso es lo que no se entiende. En conclusión, la renegociación que yo comencé en el 93 y terminó en el 97 fue la segunda gran renegociación de la deuda con lo cual se consiguió el equilibrio económico. Vale decir, con lo que ingresa por la tarifa se va a ir pagando la deuda, y esa negociación fue tan brillante que al conseguir el equilibrio financiero definitivo se va a cancelar la deuda en el 2023. Nadie me creyó. Si yo no hubiera hecho esto, la deuda iba a ser hoy de 60 a 100 mil millones como mínimo. Pregúnteles a Rodríguez Silvero y Gross Brown que eran consejeros no colorados de Itaipú en 1990. Rodríguez consiguió una quita de esa deuda. En esa acta se reconocieron por Paraguay y Brasil todos los montos que figuraban adeudados o no ingresados. O sea, no se ingresó la plata porque se rebajó la tarifa de 14 a 10. Ese diferencial es lo que no ingresó a Itaipú. A eso es que le llamaron deuda espúrea. Ahí se liquidó el tema. En mi Gobierno nunca se trataron cosas ocurridas antes del 90.
–Las críticas contra los gobernantes y los que estuvieron en Itaipú siempre fueron muy fuertes.
–¡Es producto del desconocimiento total! ¡Es porque nadie lee los documentos que están a la vista de todos! Por eso hice este libro (“Memorias y Documentos inéditos de Itaipú”). Ahí está todo: quién firmó, qué se hizo y qué no se pudo hacer.
–Y ¿qué dice de la teoría de (el especialista estadounidense) Jeffrey Sachs de que la deuda ya estaba toda pagada hace tiempo?
–Este señor reconoció que para escribir su primer informe, solo había contado con el 15% de la información. ¡No leyó el tratado (de Itaipú) y largó una opinión! ¡Nunca leyó! Lo mismo pasa con ciertos especialistas paraguayos que tuvieron la oportunidad de actuar en la función pública y que propiciaron la nota del 92 y de la cual la Argentina se aprovecha.
–¿Quién?
–El autor de la nota reversal del 92 es (Ricardo) Canese. Y nadie le critica a Canese. Los argentinos aplicaron porque allá ellos no necesitan la aprobación del Congreso. Acá el Congreso rechazó pero Argentina aplica mbaretépe. Es falta de conocimiento, falta de profesionalismo.
–La sensación general de la gente es que Brasil y Argentina se aprovecharon del Paraguay.
–Ellos tenían mayor capacidad que nosotros para usar la energía. Pero no me va que tanto Itaipú como Yacyretá no beneficiaron al Paraguay. ¡Por el amor de Dios! ¿Qué hubiera sido el Paraguay sin Itaipú y Yacyretá? Hay disparates que escucho ahora, como que en la renegociación del Anexo C (para el 2023) se va a cambiar el tratado. Habla gente que no conoce. Solamente el Anexo C se va a tratar. Si Paraguay quiere disponer de su energía lo puede hacer hoy mismo. No hace falta esperar el 2023.
–¿Qué edad tiene ahora?
–81. Tenía 35 cuando comenzó Itaipú. Fui Presidente a los 55...
–¿Por qué les decían a ustedes “barones de Itaipú”?
–En el debate que se hizo entre (Gustavo) Díaz de Vivar, (Luis María) Argaña y yo para la Presidencia (en 1992), Argaña hablaba de (ladrones de) “los sobrantes de los hierros” y yo le contesté: “Doctor: usted era consejero de Itaipú por Relaciones Exteriores. Si yo robé, usted firmó eso. Si yo robé, ¿por qué usted avaló mi robo?”. Era un infundio. Le dio bronca lo que le dije y largó ahí “los barones de Itaipú”, como diciendo que nos aprovechamos de Itaipú.
–Y ¿no fue así?
–¡Se trabajó señor!
(Continuará mañana: Rememora su tumultuosa relación con Argaña y Oviedo)
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