“Al comercio no le importa ser de derecha o izquierda”

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Juan Diego Alzate, experto de la ICC en las transas de comercio.
Juan Diego Alzate, experto de la ICC en las transas de comercio.Archivo, ABC Color

Experto en reglas de comercio de la Cámara de Comercio Internacional (ICC), el colombiano Juan Diego Alzate transmitió su experiencia a empresarios locales la semana última en un curso organizado por el Centro de Estudios de Derecho, Economía y Política (CEDEP). Experiodista en los tiempos calientes de la guerrilla, narcos y paramilitares, el especialista asegura que más comercio libre equivale a más libertad y paz en el mundo.

–¿Cuál es su formación?

–Yo terminé mi doctorado en Administración Estratégica en la Escuela de Negocios de la Universidad de Maastrich (Holanda). Soy un apasionado del libre comercio. Lo conozco bien desde la academia porque estuve en tres de las mejores universidades del continente. Lo sé desde la práctica porque dirijo empresas de logística, y lo sé desde la calle, porque vengo de un país que vive entre el narcotráfico, la guerrilla, el contrabando y el lavado de dinero. Fui periodista en los ochenta, la época caliente de mi país. Vengo del mundo real. Mi conclusión es que el comercio es el camino que nos lleva a la libertad y la paz. Esa es la experiencia que transmito cuando me invitan a venir como ahora a Paraguay.

–Periodista en la época romántica...

–Era romántica, pero nos repartían balas, literalmente (se ríe), porque decir la verdad mata. Debe haber algún sitio donde decir la verdad a uno no le cueste la vida. Mataron 1.500 (periodistas) en 10 años, amén de casi 3.000 muertes directas, amén de más de 100 atentados terroristas. Todo aquel que estaba a favor de la extradición de los narcotraficantes era objetivo seguro de los criminales.

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–¿Por qué los periodistas si no están en el negocio?

–Buena pregunta. (Pablo) Escobar fue un megalómano.

–Llegó a ser político.

–Fue suplente de la Cámara (en el Congreso). Su único interés era que el Estado aboliera la extradición, y lo logró de hecho. Patrocinó una Constituyente donde el país se arrodilló. Cambió la Constitución. En el camino, políticos, ejércitos, policía, prensa, todo el que estuviera a favor de la extradición era un objetivo de Escobar. La gente miraba estupefacta cómo las bombas derrumbaban un edificio o explotaba un avión o asesinaba a un director de diario. Escobar pagaba entre 300 y 500 dólares por cada policía muerto y a los que escribíamos sobre extradición.

–Cuál fue su protagonismo...

–Yo escribía para el diario El País de Cali, un periódico conservador perteneciente a políticos de toda la vida. Yo recibí una amenaza de muerte y me retiré en el acto. Fui un cobarde vivo.

–¿Renunció?

–Ipso facto. Si seguía informando sobre el tema me iban a matar como a varios de mis amigos y conocidos. Había una triada de poder en los ochenta en Colombia: por un lado, estaba el Senado; por el otro, los paramilitares; por el otro lado estaba la guerrilla y, cuarto, el narcotráfico. Esas cuatro fuerzas ponían en permanente tensión a la ciudadanía. De ahí que me cambié a las ciencias empresariales. No había nada que hacer con esa gente. Por eso digo que yo era un cobarde vivo. Preferí vivir sin pensar cada día en que me podían matar. A partir de entonces abracé la economía. Hice una especialización en marketing, y me fue bien. Recorrí el mundo conociendo la logística internacional. Hice un estilo de vida. Conocí los mejores puertos, aeropuertos, pero no como todos en el duty free, sino allá en la carga. He pasado navidades descargando barcos. Aprendí a tomar contacto con la guerrilla para que me dejaran entrar a las hidroeléctricas a cambio de un peaje. Estas habilidades y los contactos creo que los aprendí y los coseché en el periodismo. Creo que me ayudó mucho, y arranqué así con una compañía de Logística. Llegué a quebrar. Pagué una fortuna de deudas sin haber firmado antes un solo pagaré. Aprendí que los grandes negocios se hacen sin contratos.

–¿Cómo?

–Así como escucha. Los grandes negocios se hacen de palabra, entre dos personas. El negocio de distribución de Microsoft en Japón es la historia de Bill Gates tomándose un café con un japonés. Le ofreció la representación, y ese negocio sigue todavía. Es el poder del comercio y a la palabra del comerciante. Estoy seguro de que el 90% de los comerciantes del Paraguay hacen transacciones con China, con Colombia, con Europa sin un solo control, sin un solo papel firmado. Es la confianza. Parece increíble, pero así es el comercio global. Para vender un zapallo, en la ventanilla le piden 100 papeles, pero para hacer negocios con China, usted manda un correo y mágicamente despacha. La informalidad no significa precisamente ilegalidad. Mire. Esta es la última generación deshonesta del mundo. Le garantizo. La tecnología hará que muy pronto los contratos sean limpios...

–¿Y los papeles?

–Los papeles se van a acabar. El nuevo orden del comercio mundial es de un mundo hiperconectado, descentralizado, con baja regulación de los Estados. Estamos hablando de un mundo honesto. La transparencia se ganará con la formalización del comercio y el comercio per se es un arma letal contra la inequidad, contra los vejámenes, contra el robo. Es el arma que ha liberado a muchos países. Cuando un país aprende a comerciar, no importa si es izquierda o derecha o de centro. La cuestión es acogerse más a los protocolos globales, seguir más los reglamentos internacionales. Estamos ante una eclosión del comercio. La transparencia hace que los países prosperen. ¿Quién puede creer que un país tan pequeño como Costa Rica tenga 11 acuerdos comerciales? China es el país comunista que más acuerdos de comercio tiene. O sea, esto no es un tema de posición política. Es de comercio justo y libre como arma letal contra el atraso, la falta de desarrollo y la corrupción. Esto no es salir con balas a matar a los ladrones. Es dejar que el comercio genere estructuras para que todos vivamos en paz.

–El libre comercio no deja de ser un enunciado muchas veces. El proteccionismo de Brasil y Argentina está ahí, latente, asfixiante...

–Cuando los gobiernos confunden el socialismo con el proteccionismo, desafortunadamente cometen un error. Si hay comercio, hay consumo, y si hay consumo, hay inversión, y si hay inversión, hay empleo. No tiene que ver con el lugar que ocupamos. El comercio global nos hace bien a todos. El mundo se ha descentralizado con una increíble hiperconectividad. Se van simplificando cada vez más decenas de protocolos internacionales y locales. Es una revolución donde quizás esa revolución haga que hasta la vida cotidiana cambie. ¿Quién podía pensar que China se iba a convertir en la segunda potencia económica del mundo? Mire el caso de India. ¿Por qué no nosotros?

–¿Cómo piensa que va a impactar el coronavirus?

–El coronavirus es una gripe. Me parece que los medios le prestan demasiada atención. Pienso que el coronavirus es parecido al H1N1. Es más mortal el ébola que el coronavirus. A los virus como virus todavía no se les ha encontrado la cura. Van a seguir habiendo. Pienso que es más complejo el cambio climático. Es lo que nos va a matar de verdad. No se puede desconocer que la percepción es más grave que si la enfermedad existiera. El pánico económico que ha generado el coronavirus sí genera unas contracciones gigantes del mercado de corto plazo. Pero como ha sido siempre, tarde o temprano eso se recupera porque el mercado vuelve a salir. Son crisis temporales, como pasó con el tsunami. El coronavirus a mí no me estresa. Me preocupa sí el cambio climático. Eso no es temporal; es permanente y es letal. Puede acabar con el ser humano...

–Cuál fue su misión en Asunción?

–Vine a hablar de los cambios de las reglas de entrega, que son los Incoterms. Se trata del reglamento más importante que tiene el comercio del mundo, el más usado. El 99% de los contratos internacionales se transan basados en un incoterms que establece las condiciones de entrega entre comprador y vendedor, en dónde, cómo y cuándo el vendedor transferirá todos los riesgos de pérdida o daño de los bienes transados. Por eso es un reglamento muy usado. Lo usan desde los más pequeños comerciantes hasta los Estados. El nuevo incoterms 2020 habla de un reglamento multilateral que además tiene aplicación en todo el orbe.

–¿Qué recomienda a los emprendedores locales en un país, metido como un sandwich, entre los dos grandes de Sudamérica?

–Que aprovechen. Ustedes están en una situación privilegiada, en medio de dos países ricos en recursos. Argentina, por el solo hecho de ser un país poblacional más grande, ya es una oportunidad. Y Brasil, por el hecho de ser tan grande como Estados Unidos y tan potente como China, tenerlo al lado tiene que ser una oportunidad. Un paisito pequeño como Andorra, un principado, vive feliz y mejor porque está entre España y Francia. Un país como Estados Unidos no puede hacer desaparecer a México. Se provee en cantidades astronómicas tanto en bienes como servicios o de su fuerza laboral. Hay que tener cuidado con los vecinos. Veo que Paraguay tiene oportunidades, pero tiene que dedicarse más a generar bienes y servicios en función de la necesidad de esos dos grandes países que tiene al lado. Somos más que soja, algodón, maíz y petróleo. También somos una potencia creativa. Podemos generar infraestructura, diseño, software, turismo. El potencial que tenemos es gigante que no necesariamente es agroindustrial. El incoterms es la clave. Paraguay es el cuarto país que se sube a la lista de países que desde un comité nacional –que maneja el CEDEP– están dándole una importancia determinante porque es un instrumento que ayuda a los comerciantes. Aquí también le tenemos a la ICC, una asociación de 46 millones de usuarios, con empresas de todas las latitudes. Es la organización de comercio más fuerte del planeta, creada por unos empresarios que creyeron en la paz, los llamados mercaderes de la paz, porque pensaban que a través del libre comercio se puede lograr la paz en el mundo.

holazar@abc.com.py