Sin embargo, solo ahora fue citado a declarar.
“Yo vi un vehículo que estaba estacionado, salí a espantar a mis perros y luego volví a ingresar a mi casa. Habitualmente, la gente se queda aquí. Después de eso ya escuché un fuerte ruido que hizo temblar todo, hasta mi casa, y luego salí a mirar. Ahí ya vi varios vehículos, a policías y militares”. Esto fue lo que dijo Domingo Pascual Quevedo a medios de comunicación el 27 de noviembre a la mañana.
La noche anterior se registró la detonación de explosivos que mató al capitán de Ingeniería Enrique Piñánez y al suboficial José González, en un supuesto procedimiento vigilado.
De acuerdo a la versión oficial, tenía como objetivo capturar a miembros de la logística de la denominada agrupación criminal ACA.
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“Después de una hora, aproximadamente, se escuchó otra explosión. Nadie se podía acercar a la zona, no se le permitía a nadie acercarse”, dijo.
Esa explosión a la que aludió Quevedo fue realizada por los miembros de la FTC de manera controlada con los explosivos que quedaron en la zona.
Quevedo describió el trágico escenario tras la explosión, con los cuerpos que quedaron desparramados a consecuencia de la fuerte detonación.
“Se encontraron varios pedazos; para mí que eran huesos de costilla que estaban esparcidos. Les mostré, y esos policías llevaron. También un vecino que estaba recorriendo encontró algo que, al parecer, era parte de la piel de un estómago. Se dispersaron los cuerpos; a no ser que antes de que llegáramos a la zona hayan llevado los cuerpos”, dijo.
Quevedo es un vecino de la zona que nunca fue llamado a declarar. En la fiscalía indicaron que cuando los investigadores preguntaron si alguien vio algo, recibieron la negativa como respuesta.
Fue el Gral. (SR) Herminio Piñánez, padre del capitán Piñánez, el que encontró hace algunas semanas a Quevedo, quien le relató lo que había visto. A partir de lo que Piñánez contó a ABC, el fiscal Joel Cazal citó a declarar a Quevedo acerca del caso.
Lo que llama la atención es que uno de los que estaban en el lugar como agente encubierto, pese al impacto de la explosión, solo sufrió heridas leves.