–¿La gente tiene idea de los pasajes memorables de nuestra historia como Nanawa o la condecoración al “Valois Rivarola”?
–A mí no me convence. Los niños, los jóvenes en general ignoran los hechos históricos, la valentía suprema de nuestros soldados en los momentos cumbres para defender el país de la invasión extranjera. Pienso que es una deficiencia del sistema educativo. Muchos se conforman diciendo que “el pasado ya fue” y que “estamos en tiempos diferentes”. Al contrario, no podemos formar patriotas en tiempos de paz si nuestros ciudadanos no conocen los padecimientos de nuestros antepasados para conservar el territorio que habitamos.
–¿Es deficiente la educación en historia?
–No se enseña como debe ser. Nuestros antepasados dieron la vida por la libertad y la soberanía. Los niños y jóvenes deben estar obligados a saber cómo se forjó esta nación. Debe saber que el soldado paraguayo despreciaba su vida para conservar la de su comandante y por ende, de los ciudadanos. Necesitamos gobernantes patriotas y eso solamente podemos encontrar en jóvenes bien formados y respetuosos de sus padres y sus ancestros. Hay testimonios admirables como el de ese soldado que murió de sed. Al lado de su cadáver se conservó intacta la caramayola de su jefe con el agua sin tocar. Respetó a su jefe hasta morir. Sabía que sin el comandante se podía producir el desbande...
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–¿Dónde sucedió?
–Después de un combate del Regimiento Valois Rivarola. El comandante era el coronel Sosa Valdez. Al finalizar la lucha, en el reagrupamiento faltó ese soldado y se ordenó su búsqueda hasta que encontraron su cuerpo muerto de sed. Lo notable fue que tenía bien protegida a su lado la caramayola de su jefe llena de agua. Imagínese la lealtad, el espíritu de sacrificio de ese soldado. Su consigna era: “yo soy importante pero mi jefe es más importante. Si yo me muero no pasa nada pero si muere el jefe equivale a la desaparición de la unidad”.
–¿Cuándo fue la Condecoración de Mandyjupekua?
–El 25 de junio de 1935.
–El 12 de junio fue el acuerdo de paz con los bolivianos...
–La condecoración fue 13 días más tarde. El regimiento estaba todavía en el lugar donde se produjo el último combate que fue en Mandyjupekua.
–¿Qué llevó al Presidente de la República y al comandante a viajar tan lejos para condecorar en el terreno al regimiento? ¿Era la euforia por el fin de la guerra?
–Habitualmente después de una batalla se condecoraba al comandante. Esa vez también iba a ser así. Pero el comandante del Valois se excusó y sugirió condecorar a la unidad, al regimiento compuesto por tres escuadrones. El comandante de División, el coronel Smith, quiso condecorar al comandante del R.C. 1, mayor Eustacio Rojas por la última acción de guerra. Rojas pidió considerar que se condecore al regimiento entero. Es así que fue el único regimiento condecorado en el campo de batalla. Posteriormente los otros regimientos también fueron galardonados, pero después de su desmovilización. De ahí la importancia que le damos a esa fecha de la condecoración. El Valois tuvo varios comandantes: el primero fue el mayor Merardo Castagnino, le siguió el mayor Alfredo Ramos, el mayor Dámaso Sosa Valdez, el mayor Hermes Saguier, Feliciano Morales y por último el mayor Eustacio Rojas...
–¿La de Mandyjupekua fue la última batalla de la guerra?
–Fue la última batalla del Regimiento 1 de Caballería, el 26 de mayo. La última batalla de la Guerra del Chaco fue la Batalla de Ingavi, el 9 de junio, que abrió camino para ir a la conquista de los pozos petrolíferos bolivianos. El Mariscal Estigarribia usó muy bien ahí la propaganda haciendo creer al enemigo que fue toda una división la que cayó prisionera. Eso aceleró que Bolivia acepte las condiciones de paz. Hasta ese momento era reticente a firmar la paz.
–¿Donde queda Mandyjupekua hoy?
–En territorio boliviano, próximo al Parapití, mucho más allá de nuestros límites. A los bolivianos se les cedió 54.000 km cuadrados que estaban bajo dominio del Paraguay en virtud al tratado. Era más o menos el 10% del territorio recuperado.
–¿Por qué no se fueron más allá?
–Por el desgaste de las tropas. Estaban muy agotadas, después, las vías de comunicación... Era un territorio extenso, difícil de controlar. Había que transportar 1.500 km desde Asunción hacia territorios con vegetación espinosa, rala, característica del Chaco. El agua por ejemplo se transportaba desde unos 150 km en medio de esa vegetación. Las tropas podían ir más allá pero requería mucho apoyo. No había medios. Aparte de eso, Bolivia podía contraatacar...
La condecoración no fue solamente por Mandyjupekua sino por todas las acciones que el regimiento 1 desarrolló. El Valois fue posiblemente el regimiento con mayor gloria, sin que eso signifique menoscabar a los otros regimientos que también cumplieron fielmente su misión. El que fuera mayor Alfredo Ramos es el que le dio esa mística para sortear con éxito las batallas a partir del (19)33. En la batalla de Toledo (25 de febrero al 10 de marzo) tuvo una destacada actuación.
–“Fortín Toledo gloria de la gloria...”, como dice la canción...
–Toledo está en las cercanías de las actuales colonias menonitas, un poco más al norte de Boquerón. En esa canción por ejemplo se menciona al Regimiento 1. “Amo hapykuéguio (desde atrás) Valois Rivarola ha (regimiento) San Martín, peteî sapirîme omongorapa (en un instante los rodeó)...”. Fue la prueba de fuego del Valois Rivarola. Después de eso participó de la ofensiva en Pampa Grande, Campo Vía, Centeno-Gondra. En esta batalla, el comandante Ramos solicitó a su superior que el regimiento sea el que lleve el ataque principal. Participó más tarde de una ofensiva relámpago. Se desplazó unos 150 km en 10 días para llegar a Carandayty, hoy territorio boliviano. Sus acciones le valieron al regimiento el nombre de “Los diablos verdes”. Tenía un grito de guerra que se hizo famoso: “¡Listo, adelante Valois!”.
–Nanawa fue una de las batallas más épicas, dicen. Se recordó el martes pasado...
–En Nanawa se desarrollaron dos batallas, el 20 de enero y el 4 julio. Al fracasar el ataque boliviano de enero del 33, el alemán que estaba al mando del Ejército boliviano, el general Kundt, decidió cambiar su lugar de ataque. En vez de volver sobre Nanawa se fue sobre Toledo, bien al norte. La batalla propiamente dicha duró una semana. Volvió a fracasar a pesar de haber usado todos los recursos que tenía disponibles: artillería, aviación, tanques, morteros, lanzallamas. Tuvieron más de dos mil bajas, nosotros como 500. Hasta setiembre se produjeron batallas defensivas para nuestro ejército, los bolivianos atacando. Muchas veces las escaramuzas eran simultáneas en esos frentes. Esa posición defensiva tenía 200 km más o menos de extensión. Entre Nanawa (hoy Eligio Ayala, casi en línea recta al oeste de Concepción) y Toledo. Gondra estaba un poco más al norte de Nanawa.
–¿Por qué en esos tres lugares?
–Eran los caminos de las tropas bolivianas. El fortín Nanawa se instaló porque era el camino que conducía directo a Boquerón. Si Nanawa caía los bolivianos llegaban fácilmente hasta Concepción y desde ahí, por el río, ya les hubiera sido fácil llegar a Asunción. A diferencia de sus generales, con el ataque a Boquerón, Estigarribia optó como estrategia la ofensiva. Decía que no se podía regalar terreno y menos, que el enemigo llegue hasta el río Paraguay.
–La mejor defensa es el ataque.
–Exactamente. Eso dijo Estigarribia. “Tenemos que tomar la iniciativa”. La meta era expulsar a los invasores. Eusebio Ayala le dio a Estigarribia toda su confianza. Aprendió de Boquerón. No atacó más de frente y eligió las maniobras. Fue así que demoró bastante la Batalla de El Carmen (muy cerca del actual límite al noroeste), cerca de Ballivián, el centro de operaciones del enemigo.
–¿Por qué demoró El Carmen?
–Estigarribia quería rodear Ballivián y tomar prisioneros. El presidente Eusebio Ayala lo presionó para adelantar el ataque y Estigarribia le respondió: “Entonces va a tener que nombrar otro comandante”, haciéndole entender que no era conveniente mandar al frente a soldados para morir como ocurrió en Boquerón. El Carmen se demoró hasta noviembre de 1934. Fue una batalla clave, una obra maestra en cuanto a su concepción, su planificación y ni qué decir en el cumplimiento de la orden. Al caer El Carmen, automáticamente se produjo el desbande de Ballivián.
(holazar@abc.com.py)
