A su criterio, la Iglesia actual debe ser abierta y misericordiosa, porque ella existe solo para el otro. En ese contexto, pidió a los presentes no crear muros ante la gente, sino puentes y llegar a las periferias. “Actualmente, mucha gente está en la oscuridad, perdida, entonces hay que entrar en esa noche y tener paciencia para que se acerquen a la Iglesia”, dijo.
La charla que brindó ayer el cardenal Hummes en el Seminario Metropolitano fue seguida por numerosos religiosos, entre quienes se encontraban el presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, monseñor Claudio Giménez, el arzobispo Pastor Cuquejo, su coadjutor Edmundo Valenzuela y los prelados Joaquín Robledo, Adalberto Martínez, Lucio Alfert, entre otros.
Al referirse a cómo se debe estar en medio del pueblo, el purpurado indicó que la Iglesia deber ser cercana, sensible y pobre; debe escuchar a la gente. “La Iglesia es madre y debe ser como esa madre que escucha, orienta y guía a su hijo”, resaltó.
Asimismo, abogó por una pastoral que también llegue y escuche a los jóvenes; solo así se podrá ganar vocaciones para la vida consagrada. Pidió dar oportunidades a los mismos para que hablen y pregunten; ellos deben sentirse amados y ver testimonios en los religiosos para que puedan dar el paso hacia la vida consagrada.
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Propuso que ese acompañamiento sea testimonial, para que los nuevos consagrados sepan luego a qué misión están llamados, y no como algunos piensan que la consagración les ayudará a tener un auto nuevo o comer bien. Finalmente, el religioso brasileño instó a los consagrados a no temer los cambios, porque está comprobado que con el nuevo papa puede haber grander sorpresas. Hummes centró ayer la mayor parte de su alocución en las posturas que está tomando el papa Francisco y dio a entender que es uno de los consejeros más influyentes y privilegiados del Pontífice.