Todas las mañanas, Félix Ortellado, de 85 años, ordena sobre la vereda con tal esmero y meticulosidad el montón de libros de cuentos para pintar, como lo hace con su impecable vestimenta antes de salir de casa.
Don Félix es vendedor de libros hace cinco años en el centro de Asunción, y con eso mantiene a su familia que está compuesta por su esposa, Nidia González (65), su hija y dos nietas pequeñas de dos y cinco años. Los libros cuestan G. 15.000 y entre los títulos se pueden ver a los “Animales prehistóricos”, “Blancanieves”, “La bella durmiente”, “Consejos de seguridad”, entre otros. Los libros no sobrepasan las cincuenta páginas, están llenos de dibujos coloridos y también de otras atractivas imágenes para colorear y alguna que otra historia pensada especialmente para entretener a niños de cinco años en adelante, niños como alguna vez él lo fue y que durante su infancia quedó prendado de la lectura.
La pandemia no atajó a don Félix, el abuelito manifestó que con cuarentena, frío, lluvia o calor, igual debe llevar el pan a su hogar.
Don Félix Ortellado vive en el populoso barrio Ricardo Brugada más conocido como La Chacarita. El día del señor más querido del barrio inicia a las 04:30; desayuna un rico cocido negro, a veces con leche y un acompañamiento de pan. Minutos después se encomienda a Dios y sale a la calle en busca de sus materiales que más tarde los venderá.
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Ortellado nació en Villarrica, el 10 de julio de 1934, y a los 16 años de edad se mudó a Asunción junto con su madre, para iniciar una nueva vida.
A don Félix muchos ya lo conocen, todos coinciden que es un señor bueno, honesto, educado y sacrificado, su puesto de venta se halla frente a la estación del Ferrocarril.
Todos los días, ahí está el, firme cómo rulo de estatua, bien vestido, perfumado y con una gran sonrisa que nos invita no solo a comprarle sus libros, sino que a ayudarlo. Es por eso que muchos lo han bautizado como “el abuelo más querido del país”.
Su hogar está en un área en la que la inundación es inevitable, donde las aguas arrasan con todo en épocas de mucha lluvia. Por eso decidió construir una habitación en una segunda planta y así resguardarse con su familia cada vez que hay crecida.
Ruega por ayuda
El señor no cuenta con un aparato celular, pues según manifiesta hace meses fue asaltado, por ende, no ha recibido ninguna ayuda del Estado o subsidio por ser una persona de la tercera edad, tampoco ha podido inscribirse para ser beneficiado con Ñangareko o Pytyvõ.
Don Félix manifiesta que la ayuda que recibe es a través de las personas de buen corazón que lo van conociendo, lo asisten con víveres, ropas o comprando sus libros.
“Recibo mucha ayuda de la gente, mi esposa y yo somos de la tercera edad y me gustaría que las autoridades acerquen la ayuda a personas como nosotros hasta la puerta de nuestra casa, yo no tengo celular y muchos ancianos tampoco disponen de uno, sueño con que la ayuda sea menos burocrática y no a través de un aparato”, dijo.
El sueño de un papá abuelo sacrificado
“Mi sueño más grande es darle una casa digna a mi esposa, a mi hija y a mis nietas, donde podamos vivir y dormir tranquilos sin temor a la inundación o a que nos suceda algo, sueño con que acabe la inseguridad, sueño con un país con más oportunidades para todos los paraguayos y que todas las familias tengan alimento en sus mesas. Ojalá pronto pueda recibir ayuda, mientras tanto seguiré en la lucha”, finalizó don Félix.
