Llegar a la ciudad al atardecer es un regalo divino, pues uno puede ser testigo de una obra de arte natural viviente con varios elementos en perfecta sincronía. A las espejadas aguas de la gigante laguna se suman el rojizo horizonte y el espectáculo de las bandadas de aves cruzando el cielo; entre ellas se lucen los flamencos, los protagonistas del lugar.
Miramar de Ansenuza es un poblado de 95 años (año de inscripción en el catastro de la provincia de Córdoba). No obstante, hay registros que datan del año 1908, cuando empezaron los primeros servicios de salud con la aplicación de barro y aguas, para el alivio de las afecciones reumáticas y cutáneas. “Encontramos una carta escrita de puño y letra por el cura José Gabriel Brochero, hoy santo, el único santo cordobés argentino. En su carta comenta que estaba atendiendo su salud en las aguas de la laguna Mar Chiquita”, relata el intendente de la ciudad, Adrián Walker.
Turismo de salud
La popularidad de la ciudad se originó con el turismo-salud, a raíz de los comentarios de visitantes que daban testimonio del alivio que les produjo en sus dolencias reumáticas y de piel, tanto el barro como las aguas de la laguna Mar Chiquita, similar a lo que sucede con las del mar Muerto en Medio Oriente. Por su dimensión, que alcanza los 6.000 kilómetros cuadrados, es la más grande de Sudamérica. Es un espejo de agua salada con un ecosistema riquísimo, que alberga unas 370 especies de aves acuáticas y terrestres. Para darnos una idea del tamaño, es cien veces más extenso que el lago Ypacaraí, cuyo espejo de agua tiene unos 60 kilómetros cuadrados.
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En la ciudad, además del atractivo turístico, se realizan actividades agropecuarias, muy importantes, como la cría de nutria, sobre todo cuando se utilizaba la piel para exportación. Actualmente, a raíz de la posición de grupos ecologistas, solo quedaron criaderos que producen reses para consumo y las visitas guiadas.
La nutria y el pejerrey
Entre los platos típicos de Miramar de Ansenuza se encuentran la nutria y el pejerrey. La primera es presentada en diferentes tipos de platos y posee un sabor exquisito y peculiar. El pejerrey es un pez que habita en agua dulce, específicamente en lagos y ríos cercanos que desembocan en la laguna Mar Chiquita y lo arrastran hasta el agua salada. Cuando la salinidad de la laguna lo permite, el pejerrey se adapta y puede vivir allí.
También ofrece una gastronomía muy interesante de platos originados por las diversas colonias de inmigrantes que tuvo la ciudad, como la italiana, alemana, española y francesa.
Otras de las exquisiteces del lugar son los diferentes tipos de escabeches, como el de jabalí y de pescados. Además, existe una rica variedad de dulces artesanales.
Aparte de sus playas, la ciudad ofrece la posibilidad de disfrutar de deportes náuticos, comidas típicas, espectáculos artísticos nocturnos, el Museo Fotográfico y el Museo Hotel Viena (construido en 1940 por inmingrantes alemanes) y el avistamiento de aves. La especie emblemática del lugar es el flamenco. Allí habitan tres de las seis especies que existen en el mundo. Una gran variedad de gaviotas, garzas, mbiguá, golondrinas, espátulas rosadas y cisnes también conforman la fauna circundante.
Inundaciones
Miramar de Ansenuza es una ciudad que logró levantarse varias veces tras sufrir la destrucción provocada por grandes inundaciones que se dieron en los años 1955, 1977 y 2003. El intendente local, Adrián Walker, menciona que tras el último desborde, se realizó un importante trabajo para elevar el ánimo de la ciudadanía y volver a encender el espíritu característico de los pobladores, que en ese entonces habían perdido sus hogares, hoteles y comercios. Se construyó la costanera para evitar futuros daños a la población y, a partir de allí, la ciudad volvió a cobrar vida hasta convertirse en lo que hoy es: un hogar acogedor y un paradisíaco destino turístico.
Ansenuza, la diosa del agua
Cuenta la leyenda que Ansenuza era la diosa del agua, quien en una caminata a orillas de la laguna encontró a un indio herido. En ese momento se enamoró perdidamente de él, pero lamentó tanto no poder salvarlo que empezó a llorar. Lloró tanto que sus lágrimas hicieron que el agua de la laguna se tornada salada como las aguas del mar.
Ante tanto dolor, el padre de los dioses se apiadó de ella y decidió dar una oportunidad al amor que había nacido en el corazón de Ansenuza y le devolvió la vida al joven indio. Del cielo cayó un rayo que iluminó el cuerpo inmóvil, y lo transformó en una hermosa y esbelta ave de plumas rosadas, el flamenco. Desde ese momento esta especie habitó los alrededores de Ansenuza o Mar Chiquita. A las aguas del lago, los dioses dieron propiedades curativas para que ya nunca nadie debiera llorar por la pérdida de un amor.
Cómo llegar desde Asunción
Para llegar a Mar Chiquita, en Miramar de Ansenuza, uno puede tomar uno de los ómnibus que van hasta Córdoba saliendo desde la Terminal de Asunción. Una de las opciones es hacer el viaje Asunción-Córdoba y de allí luego partir a Miramar de Ansenuza. La otra opción es bajarse antes, en la ciudad llamada El Tío, para tomar otro bus hasta Mar Chiquita, que desde allí se encuentra a solo 60 kilómetros. El precio mínimo del pasaje es de G. 380.000.
[el dato]
Miramar de Ansenuza está ubicada a 197 kilómetros de Córdoba capital y 1.028 kilómetros de Asunción. El espejo de agua salada del lago Mar Chiquita tiene 6.000 kilómetros cuadrados.
/más info/
www.cordobaturismo.gov.ar / twitter turismocba
Texto y fotos: Tatiana Condoretty tatiana.condoretty@abc.com.py
