Tañarandy, religiosidad y mestizaje popular

Una de las actividades religiosas más importantes del Paraguay en los últimos tiempos es la celebración del Viernes Santo en Tañarandy. Suspendida por segundo año consecutivo a causa de la pandemia del covid-19, sin lugar a dudas, tiene el mérito de haber revalorizado la religiosidad popular desde que empezó hace 29 años.

Tañarandy, religiosidad y mestizaje popular
Tañarandy, religiosidad y mestizaje popular

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En Tañarandy se conjugan el arte barroco con la cultura guaraní; mezcla del Renacimiento con el arte popular. La procesión y puesta en escena de los cuadros vivientes había empezado en 1992 en el predio de La Barraca de Koki Ruiz, quien no ve la hora de que toda esta situación sanitaria pase para volver con todo.

Con los años aquella creación que comenzó en su pequeño espacio se extendió con la participación de los pobladores hasta convertirse en un verdadero patrimonio inmaterial misionero y paraguayo.

Con el objetivo de ejercitar la creatividad de la gente y poner en valor la religiosidad popular surgió la idea del Viernes Santo en Tañarandy. A causa de la pandemia, en este 2021 es el segundo año consecutivo en que no se realizó la procesión de la Virgen La Dolorosa por el Yvága Rape ni los cuadros vivientes en La Barraca.

El año pasado, en la edición número 28, la procesión de La Dolorosa y el descendimiento de Cristo desde la cruz se realizó en el predio de la Penitenciaría Regional de San Juan Bautista, Misiones.

Delfín Roque Ruiz, más conocido como Koki, asegura que la idea de Tañarandy surgió escuchando a la gente que tiene un fuerte arraigo a la religiosidad popular, a las costumbres y tradiciones cuyas raíces empezaron durante las reducciones de los jesuitas.

Explica que la gente tiene que involucrarse en la obra para darle vida, valor, dinamismo y pueda transformar porque cada ser humano es un artista.

En Tañarandy pasó eso mismo, la población participó desde el inicio de las actividades en la Semana Santa, con la preparación de los candiles, antorchas, el adorno y el acompañamiento a los estacioneros que forma parte de la antigua tradición del cántico lastimero por la Pasión de Cristo.

“Así empezamos en el año 1992 en La Barraca, luego salimos al callejón e hicimos un recorrido de unos 700 metros. Más adelante, llegamos hasta la capilla de

Tañarandy”, recuerda Koki Ruiz, el gran impulsor y creador.

Destaca que los pobladores se entusiasmaron. Los preparativos de candiles con base de cáscara de apepu, sebo de vela y mecha de trapo en el centro se realizaban en la casa de la familia Bordón Araújo. Después participaron los estudiantes y, finalmente, todo el vecindario se sumó a la elaboración de las antorchas.

“Aprendí mucho de la gente, escuchando a los pobladores, quienes hablaban de la religiosidad popular”, confiesa el artista y creador de esta gran obra viviente.

Ínterin en el Teatro El Molino situado en la avenida Félix Bogado esquina Cerro Corá, en el centro de la ciudad de San Ignacio, su hija Macarena Ruiz y un grupo de artistas empezaron a trabajar en la preparación del retablo y en los ensayos de los cuadros vivientes como La Última Cena del Señor, de Leonardo Da Vinci, y obras de Salvador Dalí, entre otros.

Mestizaje cultural

En Tañarandy se concretó una conjunción de lo tradicional con la innovación, el arte barroco con la cultura guaraní, el Renacimiento y el arte popular, creativo y práctico. “Existe un arte barroco que se conjuga con el arte guaraní, que tiene su valor por mantener la tradición y las costumbres de nuestra tierra. La conjunción del arte barroco con la cultura guaraní es lo que se llama el mestizaje cultural”, detalla Ruiz.

En relación con los cuadros vivientes recuerda que cada año se presentaba una obra con la participación de varios artistas del lugar, de Asunción y de otras ciudades del país.

Estas representaciones vivas también tienen mensajes y significados por la puesta en escena en forma práctica. Son obras dinámicas, prácticas, sin teorías que enseña a la gente y transforma a la sociedad, dice Ruiz.

Retablo de maíz, obra cumbre

Es evidente que la obra cumbre de Koki Ruiz ha sido el retablo de maíz, coco natural y calabaza que preparó para la visita del papa Francisco en 2015. Se instaló primero en La Barraca de Tañarandy, en Semana Santa de ese año. Pero la gente había lanzado la idea de instalarlo en Ñu Guasu de Luque para la misa presidida por el sumo pontífice el 12 de julio.

Para Koki, la obra tiene un gran sentido de participación y pertenencia porque la gente es la que se involucró y fue integrante del arte natural que maravilló al mundo. Se había cumplido el objetivo de la participación y la transformación, indica el artista.

El retablo –a decir de Koki Ruiz– tiene una filosofía profunda de los guaraníes, porque el maíz es producto de la tierra que lleva su tiempo para fructificar. Los nativos cuidaban la tierra, cultivaron la semilla, la planta creció y, cumplido el ciclo, floreció para abrirse y dar frutos. “Para los guaraníes, el tiempo es cíclico; no existe el horario, no están sujetos ni atados a la hora como nosotros. Por eso el retablo de maíz para el papa Francisco encierra una profunda reflexión en torno a la vida de los indígenas que cultivaban la tierra y fructificaban. Cuando la flor se abre es una apertura a la libertad”.

Esperemos que pronto vuelvan a brillar las mazorcas en ese retablo que sintetiza la religiosidad popular hispano-guaraní de nuestros días.

Los retablos más resaltantes

Año 2015. Retablo de maíz, coco natural y calabaza, en homenaje a la tierra y sus frutos cultivados por los guaraníes. Es la obra artística que sirvió de base para el retablo en Ñu Guasu, donde el papa Francisco celebró la misa el 12 de julio de 2015.

Año 2016. Retablo adornado con semillas de soja, girasol, maíz, poroto, arroz, locro y otras semillas de la tierra. Resaltaron las imágenes de San Roque González de Santa Cruz, La Dolorosa y La Última Cena en el centro del retablo.

Año 2017. Retablo preparado de manera artística con retazos de marquerías. Fue en conmemoración de los 250 años de la expulsión de los jesuitas de los reinos de España y Portugal, y los 25 años de peregrinación en Tañarandy.

Año 2018. Homenaje a Chiquitunga y Jesucristo. Se pusieron en escena cuadros vivientes sobre María Felicia de Jesús Sacramentado.

Año 2019. Retablo de imágenes de santos y altares de los hogares del Paraguay. En el centro sobresale la imagen de la Virgen de los milagros de Caacupé.

Año 2020. A raíz de la pandemia del covid-19 se suspendió la religiosidad popular de Tañarandy. El artista Koki Ruiz trajo el Jueves Santo la Virgen La Dolorosa a la Penitenciaría Regional de San Juan Bautista, Misiones, donde se realizó la procesión para los internos del penal.

El dato

Tañarandy es una compañía situada en el distrito de San Ignacio, Misiones, a 226 kilómetros al sur de Asunción.

Por: rmontiel@abc.com.py

Fotos: ABC Color/Rafael Marcial Montiel/Marta Escurra.

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