Encontrar con qué entretener a los chicos al tiempo que se les ofrece un aprendizaje de valor no es tarea imposible para los padres. Hoy existe una amplia variedad de estímulos sensoriales adecuados al desarrollo de los niños en sus diferentes momentos de vida y que, además, a ellos ¡les encanta!
Soledad Lezcano (39) y Verónica Bauzá (39) son psicólogas educacionales y desde hace años se dedican al trabajo con la primera infancia. Ambas tienen formación en neuropsicología y desarrollo temprano. Cuentan que Kinderland Toys es un sueño largamente anhelado, en el que lograron integrar dos grandes pasiones, que son la educación y la preocupación por el cuidado de la naturaleza o el medioambiente.
Este proyecto nació en plena pandemia por coronavirus cuando, debido al confinamiento y la imposibilidad de trabajar en su rubro, contaron con el tiempo y la posibilidad de desarrollar esta idea. “Además, más que nunca había una necesidad imperiosa de que los niños puedan usar parte de su tiempo libre en juegos y actividades que tengan sentido”, afirman.
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Los juguetes que ofrecen están hechos de madera de bosques reforestados, lo que significa que no se talan bosques vírgenes y que los árboles se reponen. También comentan que la pintura de los juguetes está hecha de tintes vegetales que no dañan al medioambiente y no representan ningún tipo de peligro para la salud de los niños, por lo que son amigables en todo sentido, ¡hasta con el planeta!
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A cada etapa su juego
Los juguetes con los que cuentan actualmente son para niños de 3 a 12 años. Incluyen rompecabezas, juegos de pensar, de competir y de tipo simbólicos. “En su simplicidad, los rompecabezas, por ejemplo, trabajan planificación, control motor fino, ubicación espacial, flexibilidad cognitiva y tolerancia a la frustración, entre otros”.
Gran parte de estos juguetes tienen como protagonistas a animales autóctonos de nuestra fauna. Muchos de estos seres vivientes se encuentran en peligro de extinción, por lo cual estos juguetes, además de trabajar habilidades específicas, también permiten al niño conocer especies de aves o animales con los que se puede encontrar en el campo o cuando va de paseo, y también se estimula la idea de que son seres que necesitan cuidado y comprensión.
Los juguetes de madera brindan también la posibilidad de despertar los sentidos del niño al encontrarse con un elemento de la naturaleza que posee una textura y aroma particular del medio, y proveen también así otra clase de aprendizajes, afirman.
Cuanto más simple el juguete, mejor
Las educadoras sostienen que estos juguetes no requieren de mucho cuidado, pero sí necesitan que un adulto modele previamente el juego, ya que a la mayoría de los niños, al pasar gran parte de su tiempo conectados a la tecnología, les cuesta trabajo desplegar un juego que requiere creatividad y 100 % de su accionar para desarrollarse. Eso que antes hacían naturalmente, a los niños de hoy les cuesta mucho trabajo realizar, afirman.
En cuanto a la riqueza didáctica, mientras más simple es el juguete, mejor; mientras más esfuerzo deba poner el niño en desenvolver el juego, más rico es. Las edades tienen que ver con el tema del juguete, cantidad y tamaño de las piezas y aptitudes o habilidades que este despierta.
Las expertas señalan que para la primera infancia se usan piezas grandes, con diferentes texturas y temas relacionados al interés del niño, como por ejemplo los animales de la granja. “A mayor edad, las piezas se van haciendo pequeñas y más complejas (tienen un lado particular), hay patrones que respetar; por ejemplo en los rompecabezas, buscan desplegar la simbolización (armar historias a partir del juguete), aparecen juegos de competencia que exigen el respeto del turno del otro, la compresión de reglas y el saber compartir”.
Más adelante, en la segunda etapa de la niñez, ya se busca compartir a través del juego, generar relaciones y momentos sociales, relatan.
Cómo es el juguete ideal
Una sugerencia a la hora de elegir un juguete sería optar por lo simple, lo que deje algo en la mente y el corazón del niño, nada que sea descartable; pero más importante que el juguete que elijan es que los papás estén dispuestos a compartir ese juego, enfatizan ambas.
“La actividad principal del niño es jugar, su compresión del mundo en que vivimos y el desarrollo de su personalidad lo va construyendo mientras juega; el juguete debe ser un colaborador positivo en ese transitar y despertar su amor e interés por el otro, por el mundo, por la naturaleza, por el disfrute compartido” explican.
Por último, afirman que el mejor regalo de Reyes para los hijos es una hora de juego en el piso con ellos, disfrutando de cada una de las posibilidades de sus juguetes.
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