La canasta mecánica

PATRIOTISMO--. En los últimos tiempos comprobamos que la gente común se refiere a menudo a patriotas y patriotismo. Con su bagaje de discriminación y nacionalismo ante quienes se ven como extraños y enemigos de la patria, el patriotismo podría representar una herencia nefasta de los siglos pasados.

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La canasta mecánicaArchivo, ABC Color

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Por otra parte, la globalización y proliferación de instituciones sin fronteras llevó al patriotismo a perder su efectividad: movimientos religiosos, organizaciones ecológicas de protección al planeta, fundaciones solidarias de ayuda a semejantes más vulnerables, colegiados profesionales u asociaciones académicas, entre otras.

Por otro lado, el patriotismo con frecuencia se ve como el origen de todos los males, como la causa de la guerra, el conflicto y el prejuicio. Por eso no es rara la percepción de que “el patriotismo es el último refugio de un canalla”, como decía Samuel Johnson, o que “el espíritu del patriotismo es el espíritu del perro y del lobo”, como señala Mark Twain. El estallido de la I Guerra Mundial, el surgimiento del nazismo y el fascismo y su efecto destructor sobre la humanidad demostraron el posible poder perturbador del patriotismo cuando está arraigado en los objetivos e ideología política. “El patriotismo está impreso con sangre y hierro”, dice Morray, porque el patriotismo va acompañado de violencia.

En el clásico estudio sobre la personalidad autoritaria, Adorno, Frenkel-Brunswik, Levinson y Sanford (1950) se centraron en el patriotismo negativo, definiéndolo como “una adhesión ciega hacia determinados valores culturales nacionales, un conformismo acrítico con las formas sociales dominantes y un rechazo de otras naciones como exogrupos”. Los estudiosos mencionados encontraron que este pseudopatriotismo estaba muy relacionado con el prejuicio hacia los negros y otros grupos minoritarios. En el fondo, en esta concepción se fundamenta parcialmente el etnocentrismo, el cual se relacionó con el antisemitismo, fascismo y conservadurismo. Sin embargo, Adorno, Frenkel-Brunswik, Levinson y Sanford (1950) reconocieron que podía existir también un patriotismo puro que refleja el amor al país y la identificación con los valores nacionales. Dijeron que “el patriota genuino” puede apreciar los valores y formas de otras naciones y puede ser tolerante hacia mucho con lo que no podría aceptar personalmente para sí mismo. A pesar de ser uno de los elementos más importantes de la conducta de grupo, ni los psicólogos ni los científicos políticos dedicaron mucho esfuerzo en estudiar este fenómeno socio-psico-político.

El patriotismo podría encontrarse en todos los grupos etnográficos que tienen una adhesión a un lugar geográfico específico. Esta adhesión, que refleja fuerzas motivacionales y se asocia con evaluaciones y emociones positivas, se expresa a través de creencias de amor, lealtad, orgullo o preocupación. Los miembros del grupo sostienen creencias del tipo “amo a mi país y a mi pueblo”, “estoy orgulloso de mi pueblo”, también desarrollan los sentimientos emocionales y evaluativos de adhesión. Como el patriotismo se expresa por medio de las creencias, a través de su estudio, es posible descubrir el significado específico que los individuos le atribuyen.

carlafabri@abc.com.py

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