Arte: Manifestaciones del niño

El arte como reflejo de su tiempo es una constante en el quehacer de artistas que no permanecen ajenos a lo que les rodea. La pintora muestra una serie de pinturas con abundante color en una exposición que nació como consecuencia de una profunda preocupación por temas ecológicos, una constante en sus pensamientos, según manifiesta la creadora.

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Comenta que esta es su séptima exposición y su segunda individual en la Manzana de la Rivera. Antes ya tuvo la oportunidad de abordar temas como la polución ambiental y otros de gran actualidad. Trabaja mucho con acrílicos y en algunas de sus obras experimenta con collage matérico, lo que da volumen a las creaciones.

Esta es la primera vez que utiliza lienzos de gran formato para sus obras. Para estas, primero pasa por un proceso de sentir, del cual nace la paleta de colores, que en este caso fue más bien cálida, lo cual es algo nuevo para ella.

“El tema me llevó a trabajar en la paleta con lo cromático. Quise acompañar algo que es un tema real, actual, contemporáneo y que es importante porque acarrea otros problemas a nivel tanto social como en los cultivos, se retrasa la economía; es todo un círculo vicioso que trae consigo varios problemas”, se explaya y agrega que este es un trabajo en conjunto con la curadora María Eugenia Ruiz. “Ella es una señora de mucha trayectoria, de mucha experiencia, está formada en San Pablo y es una persona muy amena”.

Explica que trabajó bajo el guion curatorial que fueron desarrollando juntas desde hace dos años aproximadamente. Ya hacía rato que tenía en la cabeza el tema del fenómeno climático.

Sobre la artista Nery Iriberri

Actualmente es asistente en el taller de procedimientos pictóricos de la profesora Graciela Sapena Nery Huerta en el Club Centenario. Con ella se conocen desde el TEI. “Yo empecé a estudiar con Olga Blinder antes de los dos años, cuando entré al TEI, y también tuve la bendición de tener como profesora a Maricha Heisecke”, recuerda. Es Licenciada en Artes Visuales por la FADA-UNA.

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Cuenta que en las clases de procedimientos pictóricos se trabaja con resinas y pigmentos naturales vegetales, “más o menos como los antiguos pintaban”. Esta forma de trabajar todavía en la actualidad ayuda mucho cuando uno quiere abordar obras grandes. “Se ahorra un montón”, afirma.

Toda su vida estuvo ligada al arte, ya que tiene familia con historia en el rubro. “Mi abuelo Fernando Iriberri, aparte de ser un gran dibujante de punta seca y de dibujo, fue uno de los que incursionó con el jazz en Argentina, y tuvieron él y su familia una casa de música. Él tenía un programa de radio y también creó y editó una revista que se llamaba Síncopa y Ritmo, en Argentina, de 1934 a 1944; era español y su familia emigró a Argentina”, relata y recuerda la gran influencia de su abuelo en ella. Entre sus grandes referentes dentro del arte destaca al pintor ruso Vasili Kandinsky (1866-1944).

También hace dos años que está incursionando en el campo de la literatura y tiene ya dos publicaciones de libros de ficción en su haber. Uno de ellos, Multiverso, lleva en la portada una de sus obras pictóricas.

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Instagram: @iriberriart