Amores que ocurren

Una madrugada cualquiera, en un puerto uruguayo, en un pequeño bar, el actor argentino Juan José Camero entendió que nada ocurre por casualidad, inclusive el amor. Sentada en esa fonda, una joven cordobesa le robaría el corazón.

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Camero decidió decir adiós al mundo del espectáculo y darse una oportunidad casándose con Nita, con quien recorre Sudamérica montado en una casa rodante.Fue así que Camero, exactor y agregado cultural de Argentina en nuestro país, llegó a Asunción como de casualidad. Precedido por ese aire de galán, hoy mostraba otra faceta: la de un hombre conquistado. Recorrió la casa de sus amigos, los lugares históricos, como redescubriendo con su esposa esos escenarios que lo vieron pasar.

Así como se conocieron de casualidad, decidieron no perder tiempo porque ambos, luego de sufrir graves enfermedades, comprendieron que la vida es para vivir. "Así que nos casamos y ahora estamos recorriendo Sudamérica. Yo ya lo hice de mochilera, él (por Camero) también. Así que ahora decidimos juntarnos y lanzarnos a esta aventura", dice Nita Camero, una cordobesa de 26 años que flechó el corazón del exprotagonista de Nazareno Cruz y el lobo.

La despedida

En ese vaivén de cosas, Camero comprendió que era otra la vida que quería vivir, otro espacio el que quería explorar. Un día, cuando le propusieron volver a trabajar para las pantallas, decidió de una manera muy humilde decir adiós.

En una carta, que él considera es la esencia de todo lo que tiene que decir, hace un paseo por su vida y resume su filosofía de vida en esta etapa de madurez. En uno de los pasajes de la misiva expresa:

Creo que esta profesión que he transitado, así como infinidad de otras tantas son dones que se reciben y sobre todo aquellas que tienen que ver con sembrar emociones en la gente; siempre estará en mí este regalo, que tiene otras múltiples expresiones que seguiré compartiendo dentro de mis posibilidades, aunque no sea ya desde la actuación ni desde ningún otro aspecto que requiera de mí un esfuerzo que no pueda realizar. Debo decir que sí me he sumado muy excepcionalmente, con una muy breve participación que no requería una gran exigencia, a un bello proyecto cinematográfico llamado "La vida anterior", protagonizada por Elena Roger, Esmeralda Mitre, Sergio Surraco, María Abadi y dirigida por Ariel Broitman, en el que participé solo para aportar la totalidad de la retribución establecida simbólicamente con la producción del filme mencionado a la inmensa tarea que lleva a cabo de manera desinteresada el staff de la casa del teatro, así como también una breve participación en la obra "Nazareno Cruz y el lobo"; una versión musical dirigida por Nora González Pozzi, junto a Hernán Piquín y el grupo de maestros y actores del estudio de comedias musicales con sede en la ciudad de Rosario, a través del cual pude favorecer mediante la donación íntegra de lo percibido a los planes de expansión de la extensión universitaria de la Fundación Favaloro, fundada por el Dr. René Favaloro, a quien de alguna manera le debo el estar vivo.

Fue justamente a su regreso de rodar La vida anterior en Uruguay que Camero se encuentra con una joven mochilera esperando el buquebus para cruzar al lado argentino, cuando la casualidad los une.

"La llegada de Sonita (o Nita) era algo que yo le pedía a Dios, que si me lo merecía, me la pusiera en el camino. En realidad, mi preocupación no era que ella me amara; a priori, eso nunca fue parte de mi patrimonio de ilusiones; lo que quería era yo poder amarla a ella como se merecía", dice el actor cuando recuerda el día que conoció a quien hoy es su esposa.

Inmediatamente después de casarse, la pareja decidió vivir una aventura recorriendo Sudamérica. Ambos ya lo habían hecho por separado y ahora se unieron en un proyecto que va mucho más allá de lo meramente turístico. Con una filmadora en mano van captando esas cotidianidades que se presentan, para luego juntar el material que hable por sí solo.

"No se trata de recrear escenarios o situaciones, es simplemente explorar, ver lo que pasa espontáneamente, una escena cotidiana en algún rincón de este continente como forma de rescatar el valor cultural, y dejar un testimonio vivo de que somos diferentes y somos ricos en términos de nuestras costumbres y culturas", explica el actor, ante la atenta mirada de Nita.

Un poco más reflexiva y mucho más cerca de una vida real, asiente y dice que esta experiencia del matrimonio es totalmente nueva. "Cuando lo conocí, no tenía idea de quién era realmente. Cuando le conté a mi mamá que lo conocí no lo podía creer; es más, yo pensaba que Camero era uruguayo", revela.

Tal vez esa ingenuidad y ese desinterés por el mundillo farandulesco fue lo que finalmente terminó por conquistar al actor.

Pero el tema recurrente de Camero es la despedida de la cual no habla mucho, pero sí escribe. "Mi carta lo resume todo, ahí está todo lo que yo quiero decir respecto a eso", reitera.

Alguna vez escribí dentro de "La deuda interna", película que sembrara tantos afectos en nuestra patria y en tantos otros sitios del mundo; "esto también es la Argentina, Verónico"; estábamos a 4000 metros, en el lugar más distante del norte de nuestro país… y no sé muy bien por qué vuelven a mí hoy algunos de los tantos paisajes recorridos, horizontes olvidados, madrugadas en otros sitios parecidos del mundo por donde he caminado, junto a otros… siempre junto a otros buscando creo una casa, un hogar, un ancla, el sentido de pertenencia a un lugar, la zona que nos corresponde en el afecto.

Entonces… me juntaba con gente simple y honda, parecida en su mirada a mis padres campesinos, nacidos y criados a pocos kilómetros de la ciudad de Chivilcoy. Recuerdo que por esos días me acompañaban pensamientos ásperos, algunos amores que no ocurrieron, pequeñas emociones, cortitas, repentinas, llantos espontáneos con los que no supe qué hacer, porque como tantos, a veces, nos quedamos con los pasos sin camino… en búsqueda  de un orden certero, un orden que perseguía y no terminaba de ocurrir. Y además me duele confesarlo, una tristeza que se había instalado en mi alma, un no poder ponerme de acuerdo con el mundo que me rodeaba. Claro, me es inevitable decir que el mundo en donde la gente se mira como hoy se mira, en donde cualquiera vitupera la honradez de cualquiera en pos de un punto de rating, de unos pesos mal habidos o la búsqueda de una gloria siempre efímera, donde cada quien dice lo que sea sin importarle, lo que hiere, lo que duele…de más está decir que no me gusta; … pero no voy a extenderme en estos conceptos que podrían abarcan 25 o 30 páginas de su calificado medio. Si explico estas cosas, breves utopías, simplemente es porque siempre me dio pudor desnudar sentimientos y ahora no le tengo miedo a mis palabras, ni a las que fueron dichas ni escritas por tantos seres luminosos que nos ayudan a reparar aunque más no sea solo en parte tanto desatino desatado, y porque quisiera transmitirle a la gente de su pueblo, donde alguna vez seguramente habré pasado y donde seguramente debo haber sido recibido como un amigo más en toda la hermosa dimensión de esa palabra… que ilusiono como tantos "un mundo diferente".   

Identikit. Juan José Camero nació el 15 de setiembre de 1943 en Almagro, Buenos Aires, Argentina. Actor de cine, teatro y televisión, también se dedicó a la diplomacia, llegando a desempeñarse como agregado cultural de su gobierno ante nuestro país, durante la presidencia de Carlos Menem. Entre sus múltiples protagónicos, el que le dio notoriedad fue el papel en el filme de Leonardo Favio, Nazareno Cruz y el lobo (año 1975). En televisión protagonizó telenovelas como Pobre diabla, Esa provinciana, De corazón y Campeones de la vida. Su filmografía incluye entre otras: La Mary (1974), La tregua (1974), El Muerto (1975), Triángulo de cuatro (1975), Nazareno Cruz y el lobo (1975), Cacique Bandeira (1975) y Verónico Cruz: La deuda interna (1988).
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