Buenas vibras

Siglo XXI. Más tecnología, menos comunicación es igual a aislamiento o falta de contacto. A partir de esta situación se generan comportamientos o actitudes que, generalmente, afectan el entorno en el que la persona se mueve. ¿Qué hacer? El sicoterapeuta y sicólogo transpersonal Neio Cazuriaga responde.

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Está claro que el estado de ánimo influye en el carácter y, por lo tanto, afecta el ambiente que le rodea. El sicoterapeuta y sicólogo transpersonal Neio Cazuriaga expresa que, efectivamente, los estados de ánimo son el resultado de las vivencias cotidianas; es decir, forman parte de la rutina. Si, por ejemplo, tuviste un mal día o comenzaste con el “pie izquierdo”, definitivamente, esto incidirá en el impacto de toda la jornada. No es lo mismo comenzar mal que iniciar el día con un “golpe de suerte”.

Pero todo depende de cómo una persona maneje sus situaciones. “Es la capacidad de manejar, comprender o utilizar una emoción de manera que no afecte directamente el entorno”, dice Cazuriaga.

Es lo que se llama inteligencia emocional. Esta, a su criterio, tiene que ver con la capacidad de elegir las mejores opciones en la búsqueda de una solución. El concepto fue popularizado por el sicólogo Daniel Goleman y hace referencia a la capacidad para reconocer los sentimientos propios y ajenos. La persona, por lo tanto, es inteligente o hábil para el manejo de los sentimientos.

Una vez adquirida esa capacidad, puede cambiar su entorno positivamente. “Para el sicoterapeuta, lo esencial es modificar desde niño si hace falta. “Nosotros trabajamos con una terapia para niños muy interesante, en la que buscamos que adquieran hábitos positivos que redunden en una vida feliz y trasladen esa actitud a su entorno. Y, lógicamente, que vayan creciendo con optimismo”.

¿Es posible cambiar y reeducarse? Cazuriaga dice que sí. “Justamente, la magia radica en cambiar las actuaciones que perjudican. No hay que esperar a sentirse alegre para actuar con alegría. Y de eso se trata, de ir adoptando conductas positivas hasta que se torne parte de uno”.

El sicoterapeuta afirma que es posible cambiar. “Mientras hay vida”, dice. Y agrega que lo interesante es saber hacia dónde la persona se enfoca y, por supuesto, perseverar en el intento.

Puede que existan misiones imposibles, pero nada que una sonrisa o un abrazo no puedan sanar. “Cuando de chico una persona recibe mucho cariño, le es fácil dar lo mismo; sin embargo, cuando alguien recibe solo agresiones, es lo que va a dar, porque no conoce otra cosa.Vivimos en un país herido; hay muchos hombres que violan, golpean y sacan vida, pero no decaigamos en el intento de mejorar y tratar de ser mejor persona”, reflexiona el profesional.

Insiste en la autoeducación para buscar ser una persona que no se queja, que aprecia las pequeñas cosas de la vida y disfruta de ella. “Trabajo con muchas terapias, no solamente desde la hipnosis; todo suma cuando se trata de potenciar optimismo y buena vibra”, afirma.

Para Cazuriaga es fundamental el contacto. “Nos hace falta abrazar más, sonreír más; el contacto físico genera oxitocina, unas hormonas que dan bienestar. La oxitocina es un neuropéptido formado por una cadena de nueve aminoácidos que desempeña un papel vital en la salud y el bienestar, incluso antes del nacimiento. Hace falta abrazar más, ser más solidario y empático. No hay ser humano de segunda ni de primera clase; todos somos iguales, y debemos tratarnos con respeto, cariño y cordialidad, es decir, buscar permanentemente la felicidad y ser agradecido, principalmente”.

Aconseja, además, ser paciente. “Es una habilidad para tolerar situaciones desfavorables ante las cuales no tendríamos control. Ser pacientes ante cualquier momento nos ayuda a alcanzar resultados lógicos, planificados y efectivos”.

Para concluir, el profesional insiste en la búsqueda de ser mejor cada día. “Las personas tóxicas sufren solas, porque a la larga se van a sentir atrapadas en su propio círculo. Hacerle sentir mal al otro, llevar o traer chismes, la envidia, estar pendiente de lo que hace o deja de hacer la otra persona no conducen a nada. Busquemos reeducarnos, el gran secreto está en la mente. Cuando uno en verdad quiere algo y desea profundamente, este anhelo se manifiesta rápidamente. Hay que escuchar música y cuidar las plantas, porque visualmente alegran el alma; sustituir los pensamientos negativos por positivos y cambiar siempre de actitud riendo, sin olvidar las responsabilidades de la vida”, concluye.

¿Es posible cambiar y reeducarse? Cazuriaga dice que sí. “Justamente, la magia radica en cambiar las actuaciones que perjudican. No hay que esperar a sentirse alegre para actuar con alegría".

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