Cantante de cuna

Tiene 21 años y pertenece a la tercera generación de músicos de su familia. Francisco Adolfo Monges Sánchez lleva la música en sus venas. Heredero del gusto por este arte de su abuelo y su padre, cuenta que canta desde muy pequeño. “Cuando tenía un año y medio ya cantaba. Incluso hay una grabación”, relata.

Su padre era profesor y coordinador del departamento de Música de la Escuela Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y le hacía cantar como solista en todos los actos escolares. “Yo siempre era el abonado”, recuerda.

Pronto ingresó al coro de voces blancas y, luego, pasó a ser el salmista. “Mi primer escenario fue, prácticamente, la iglesia. La feligresía eclesial fue mi primer público”. Asegura que a este hecho le debe su desenvoltura en el escenario, pues a esa iglesia acudían unos 1500 fieles. “El templo siempre estaba lleno”. Con el tiempo, formó con su padre el coro Nazareno, un grupo coral parroquial encargado del ministerio de la música, que hasta hoy sigue vigente.

Francisco Monges también tomó clases de violín con el recordado maestro Lorenzo Álvarez. “A él le debo mi gusto por la música paraguaya”, afirma. Con la adolescencia llegó el cambio de voz y comenzó a entrenarla con los maestros Cristóbal Benegas, Umur Turel, Ñeca González y César González.

La lírica

¿Por qué ópera? “Mi encuentro con la música lírica se dio cuando escuchaba los discos de los tres tenores, Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y José Carreras, de mi padre. Puedo decir que de cuna ya escuchaba ópera”, revela. Ahora, además de ellos, cuenta que sus ídolos son Alfredo Krause, Mario del Mónaco y Franco Corelli. “Para mí, son mi referentes en cuanto a la técnica y el repertorio”.

En la actualidad, estudia canto con la soprano argentina Graciela Mora. “Con ella me estoy entrenando en la parte técnica italiana”. Sostiene que desea abarcar todo lo que sea música culta, por lo que agrega clases de armonía y piano con el maestro José Luis Miranda Fiori, de la Camerata Miranda.

Multifacético, a pesar de que este año se recibe de profesor superior de Teoría y Solfeo, no todo es música en la vida de Francisco Monges. También está cursando el tercer año de la carrera de Derecho. “Me encantan las leyes y la filosofía. El año que viene quiero estudiar Filosofía en el campo del Derecho”, indica.

Entre todas estas actividades, además de participaciones en radio y tevé, este año decidió dedicarse de lleno a la música como tenor violinista y ofrece en sus presentaciones temas del repertorio nacional e internacional. “Quiero llenar el vacío que quedó con la partida de Marcos de Brix. Ahora ya nadie canta las baladas románticas que él interpretaba”.

Revela que le gusta mucho interpretar música paraguaya. En sus shows, las guaranias y temas en violín de Lorenzo Álvarez forman parte de su repertorio. “Generalmente, los que cantan ópera solo se dedican a eso y pierden el gusto por la música popular. Yo tuve la suerte de iniciarme con el maestro Álvarez, quien me dio las herramientas suficientes para interpretar nuestra música autóctona”.

No obstante, resalta que su objetivo principal es dedicarse a la ópera. Expresa que, actualmente, se está preparando con la Prof. Graciela Mora para participar de un certamen en Buenos Aires y, el año próximo, piensa participar del Concurso Internacional de Trujillo (Perú). “Ya para incursionar con todo en el campo de la lírica”.

Dentro de todo, el joven tenor también está preparando un cedé con polcas, guaranias, boleros y baladas. “Siempre busco canciones acorde a mi timbre de voz, temas que los tenores suelen cantar, pero no arias; un repertorio lírico, pero popular. Estamos trabajando muy minuciosamente, porque queremos que sea lo mejor posible”. De hecho, cuenta que están grabando poco a poco y piensan enviar el material a Buenos Aires para su masterización.

Comenta que en sus presentaciones suele introducir temas clásicos, como O sole mío, pero la orquesta lo acompaña con un toque más rítmico. “Y tiene muy buena aceptación”.

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