ENTÉRESE

Este artículo tiene 6 años de antigüedad
/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2393

Dos mártires y una cruz

Una de las personas fusiladas en Potrero Mármol, en el sitio conocido como Kurusu Pa’i, a poca distancia al norte del obelisco recordatorio de la batalla de Itá Ybaté, fue doña Juliana Ynsfrán de Martínez, bárbaramente torturada, con latigazos, cepo uruguayana, exposición sobre nidos de hormigas, violada por soldados, con las manos destruidas a martillazos por el propio mariscal, su primo, por no haber violentado su juramento matrimonial, con la pretendida abjuración de su marido, el heroico defensor de Humaitá, acusado por el mariscal López de traidor a la Patria, por no haber muerto en dicha acción. 

En ese sitio, el próximo 21 de diciembre se descubrirá una gran cruz de quebracho y acero. Recordando aquellos aciagos momentos.

Coincidentemente, el 21 de diciembre es el día de santa Juliana de Nicodemia, en el rito ortodoxo griego, a quien mucha gente le invoca contra las enfermedades y le pide un buen parto.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Una costumbre popular, según lugareños, es que en época de sequía, la gente del vecindario de Kurusu Pa’i derrama agua a las cruces del modesto nicho existente donde habían sido enterrados los fusilados, para pedir por una buena lluvia.

Esta costumbre vendría de la memoria colectiva que narra que en diciembre de 1868, aquella fecha empezó una intensa lluvia, que duró varios días y fue uno de los elementos que conspiró contra la eficacia de nuestras armas y selló la suerte adversa de nuestro ejército en aquella malhadada contienda.

Uno de los colaboradores del proyecto de erección de la cruz, el padre Attilio Cordioli, a su regreso de un viaje a Italia, traerá una imagen de santa Juliana de Nicomedia para ser donada a los pobladores de Potrero Mármol.

La tinta del tintero

Antiguamente, en los años iniciales de nuestra historia, la tinta para escribir se traía de Europa. Poco tiempo después se empezó a producir tinta a partir de varios minerales y vegetales, especialmente, con capacidad tintórea, como el arashishu.

El arashishu producía un fruto pequeño del tamaño de una avellana, que al madurar adquiría un color oscuro y brillante.

Presionando su fruto expedía un líquido que era buen tinte para utilizarlo en la escritura, utilizando plumas de aves domésticas o de caza.

La tinta se utilizaba contenida en recipientes, hechos de madera o huesos ahuecados.

El puente al sur

Uno de los obstáculos físicos más difíciles de sortear, por años, décadas y siglos fue traspasar el río Tebicuary, uno de los más extensos de la geografía nacional.

El nombre del río es una corrupción de su forma original: Tyvykuary, río proveniente de cementerios. En crónicas coloniales se escribía este nombre toponímico como Tivicuari, ante la dificultad de los españoles de pronunciar la gutural “y”. Con el tiempo quedó en Tebicuary, con cierta connotación de mal decir...

Para vadearlo, el río contaba con ciertos “pasos”, que eran utilizados por viajeros de a pie o a caballo, y también las diligencias que antiguamente hacia el servicio de pasajeros y cargas desde la estación ferroviaria de Paraguarí hacia el sur. Algunos de estos vados eran el Paso Santa María, actual Villa Florida, Ña Lorenza Paso, Jara Paso, etc.

Transcurrido el tiempo, para cruzar el río se utilizaban dos canoas unidas por varios tablones transversales, sobre los cuales se subían los vehículos en viaje.

Hacia la década de 1950/60, el señor Rigoberto Caballero, quien tenía su estancia en San Miguel, puso en funcionamiento una balsa para cruzar cómodamente el río de paso a su establecimiento, esta balsa no solo sirvió al ministro, sino a todas las poblaciones del sur. Años después se puso en servicio una balsa a motor hasta que en 1968, hace poco más de 50 años, se inauguró el sólido puente de hormigón armado de Villa Florida.

La construcción de este puente empezó el 6 de agosto de 1964 y se inauguró el 27 de enero de 1968, en ocasión de la clausura de la campaña proselitista colorada para las elecciones generales de ese año.

El puente fue construido por la empresa Albano S., tiene 450 m de longitud y está ubicado a 98,25 msnm.

Viejo maestro

Don Ambrosio de Acosta nació en Asunción hacia 1564. De sólida formación intelectual, fue –con solo 16 años– uno de los fundadores de Buenos Aires, en 1580; luego, se trasladó a Santa Fe y de allí a Corrientes –en 1588 fue uno de los fundadores y vecino feudatario–, donde, a pedido del Cabildo, desde el 10 de marzo de 1603 enseñó en la primera escuela de esa ciudad y de la Argentina.

Fue el primer maestro criollo y el primer educador laico –hasta ese entonces, los educadores eran españoles y religiosos –. También se desempeñó como escribano, alguacil y regidor del Cabildo de Corrientes, ciudad donde murió en fecha incierta.

surucua@abc.com.py