La iglesia de San Francisco
La construcción de la iglesia de San Francisco, en Luis Alberto de Herrera casi Caballero, comenzó el 30 de mayo de 1900, con la colocación de la piedra fundamental, cuya bendición estuvo a cargo del monseñor Juan Sinforiano Bogarín, en un acto apadrinado por el señor Francisco Villamil y su esposa, doña Silvia Cordal de Villamil. En esa ocasión, también, se consagró la campana del templo, que después fue colocada en la torre.
La dirección de la obra estuvo a cargo del maestro Cristóbal Peris y fue inaugurada el 28 de diciembre de 1901.
El retablo del altar mayor, la imagen de San Francisco y los altares laterales fueron traídos de Valencia (España), y la primera misa celebrada en el lugar se realizó en la Nochebuena de 1900, casi dos años antes de la inauguración.
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Los menonitas
A finales del siglo XVIII, los menonitas abandonaron su lugar de origen (Prusia oriental) con destino a Rusia, para escapar de la intolerancia religiosa. En 1894 se trasladaron a América del Norte, como consecuencia de que algunos de los privilegios que gozaban fueron vulnerados (exención del servicio militar, entre otros). Un grupo se estableció en Canadá, siempre protegidos por legislaciones especiales que fueron revisadas y alteradas en 1916.
A raíz de esta situación, en 1919, representantes de las comunidades menonitas recorrieron varios países sudamericanos en busca de nuevos lugares para asentar sus colonias, y de leyes que les garantizaran el respeto a sus creencias y formas de vida. Paralelamente, en Washington, contactaron con don Manuel Gondra, entonces ministro paraguayo en los Estados Unidos y futuro presidente de la República, quien prometió ocuparse, a su regreso, de la cuestión.
Uno de los principales promotores de la presencia menonita en el Paraguay fue el presidente de la Metropolitan Phoenix and Trent Co. de Nueva York, Samuel McRoberts, quien financió el establecimiento de las nuevas colonias.
Al amparo de una ley especial, la n.° 514 –muy discutida en su momento–, promulgada el 25 de julio de 1921, –en la que primó el “patriotismo dinámico” propugnado por los legisladores Enrique Bordenave (liberal) y Francisco L. Chaves (colorado)– llegaron al país, ese mismo año, un grupo de seis menonitas acompañados del británico Fred Engen, representante de McRoberts, encontrando la “tierra prometida” en el Chaco paraguayo. La ley por la que se otorgaron a los menonitas concesiones especiales fue muy controvertida, pues fue la primera vez que en la legislación paraguaya se contemplaban privilegios especiales para un grupo humano interesado en asentarse en el país.
El 29 de diciembre de 1926 llegaron a Asunción, a bordo del Wester World, los primeros colonos que en Canadá conformaban los grupos denominados Saskatchevan, West Reserve y Ost Reserve, que luego se trasladaron hasta Puerto Casado a bordo del Apipé. Aquellos pioneros fueron 155 varones, 153 mujeres y 38 niños. Un total de 346 personas.
Dos hacen uno: el Deportivo Sajonia
Como ya mencionamos, la denominación del barrio Sajonia deriva del famoso vapor Pombero o Sajonia, de la época de la revolución de 1904.
En ese barrio se fundó, el 26 de junio de 1921, el hoy prestigioso Club Deportivo de Puerto Sajonia. Esta institución fue fundada por el señor William Paats, de recordada actuación en nuestro país en las primeras décadas del siglo. Algunos datos de interés sobre la institución son: el color anaranjado de la bandera del Deportivo Sajonia, el mismo del estandarte de la familia real de Holanda, país del cual era originario el señor Paats.
En 1923, el Deportivo Sajonia se fusionó con el club Piravevé, cuyas instalaciones estaban ubicadas en el lugar conocido como Playa Carrasco y, de común acuerdo, se puso el nombre del primero a la entidad surgida de la fusión.
En homenaje a ese primigenio club, uno de los principales salones del Sajonia lleva el nombre de Piravevé, además de los 25 botes que posee: Piravevé I, Piravevé II, etc.
En los primeros años de su funcionamiento, la administración del Sajonia tenía como oficina un viejo coche de tranvía, donado por un socio, que también servía de boletería para los bailes, animados con los sones de un piano procedente de Alemania y donado a la entidad.
En 1927, el Sr. Paats hizo traer de Inglaterra los dos primeros botes para singles que existieron en el Paraguay. Debido a la inexistencia de contendores para las competencias de regatas, uno de los botes fue donado al club El Mbiguá, pero se perdió durante una de las tantas inundaciones que afectaron a esta institución deportiva y social. El otro está expuesto en uno de los salones del Sajonia.
Según nos comentó el señor Juan Carlos Hoyte Paats, el Club Deportivo de Puerto Sajonia fue fundado en la casa del señor William Paats, situada en Carlos Antonio López y 24 Proyectadas. Tanta era la inquietud deportiva del señor Paats, que no tuvo reparos en donar a la flamante entidad un terreno de cuatro hectáreas, que es el que ocupa en la actualidad.
Otro rasgo de su personalidad es la importancia que daba a la mujer: el lema bajo el cual fue fundado el club fue AMAD, cuyo significado es Atraer a la Mujer al Deporte, y estaba escrito en las primeras banderas de la institución. La primera comisión directiva estuvo presidida por una dama: la señora Elsa de Nacimiento. Recién en el segundo período asumió el señor Paats.
Por surucua@abc.com.py