Final del juicio

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Una sátira que critica de manera muy directa la tardanza y dilación, mediante chicanas, de la Justicia es la propuesta de Arlequín Teatro. Héctor Silva, Jorge Ramos y Augusto Toranzos, bajo la dirección de Pablo Ardissone, presentan esta obra de Roberto Cossa, los fines de semana.

Escrita por el dramaturgo argentino Roberto “Tito” Cossa, la obra es una parodia sobre los pecados capitales, los diez mandamientos, el juicio final, los cambios en la Iglesia y la injusticia en los tribunales terrenales. “Es una obra maravillosa, de un gran autor como lo es “Tito” Cossa. Casualmente, es la segunda puesta que me toca hacer de él. Ya habíamos hecho, con el Arlequín también, No hay que llorar. Considero que, junto con Gorostiza, es uno de los autores más prolíficos de los años 70 y 80”, cuenta Héctor Silva.

Su personaje, Jalil, el protagonista de la historia, es un tipo común, sano, ingenuo, quien se ha dedicado toda su vida a trabajar y amar profundamente a su esposa. “Se trata de, prácticamente, un teatro del absurdo, porque hace 15 años que me van a juzgar. El juicio oral es un gran reflejo de lo que es la Justicia, que hoy por hoy no tiene límites”.

“Mi personaje trabaja con el señor Letrado y para todo el tribunal que juzgará al señor Jalil, y es el nexo de información entre los que están al otro lado y en este mundo”, comenta Augusto Toranzos. Él interpreta a uno de esos personajes que tienen una rutina muy monótona. “Entonces, que algo cambie es una novedad y me anima muchísimo, porque –como dijo Héctor– el tiempo pasa muy despacio”.

Para Jorge Ramos la obra es un hermoso desafío, una linda comedia, divertida, en la cual los tres actores se divierten mucho. “Cuanto más uno se divierte, el público se va a divertir más. Eso se sabe muy bien”, detalla. Ramos interpreta al señor Letrado, el abogado de Jalil, y hace un repaso de la vida de su defendido sobre los pecados capitales, los diez mandamientos, de manera de prepararlo para cuando comparezca ante el supremo tribunal y logre ir al cielo.

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El año pasado, Pablo Ardissone descubrió críticas sobre esta obra y comenzó a buscar información sobre ella. El Arlequín, a través de José Luis Ardissone y Gente de Teatro, ya había entablado una amistad con “Tito” Cossa en los años 80. “Le llamé y le pedí que me enviara el libreto. Una vez que lo hizo, lo leí de corrido en la pantalla”, recuerda. Cuando le contó a José Luis, le encantó la historia.

“Actualmente, el común denominador en todos los países es contar con una Justicia prebendaria e injusta. Y, sobre todo, lo que significa el rol del abogado en nuestra sociedad, con su típica búsqueda de los vericuetos legales”, indica Silva. La obra muestra cómo, de alguna manera, en la Justicia, los casos se dilatan con las famosas chicanas jurídicas. Y eso desnuda la pobreza del sistema judicial.

Según Silva, la obra cumple con la función del teatro: que el espectador se vaya de la sala con un cambio en su manera de pensar.

En palabras de Silva, “Tito” Cossa, junto con Arthur Miller, es uno de los dramaturgos que ponen en boca de los actores palabras de verdad. “No construcciones que, dentro de la dramaturgia, quedan muy bonitas, pero a la hora de decirlas en un escenario se hace cuesta arriba”.

En su sencillez está la belleza de la obra. Con un lenguaje cotidiano, de manera muy simple, se dice mucho. No hay grandes artilugios ni muchas posibilidades de meter elementos técnicos. “Acá son actores diciendo un texto. No hay mucho, pero, finalmente, eso es el teatro. Yo estoy feliz de haber trabajado en esta obra y con este elenco. Hemos armado un lindo equipo. Estoy muy contento con el resultado. El lunes 18 viajamos al Festival de la Paz (Bolivia)”, destaca el director.

Final del juicio estará en escena los viernes y sábados, a las 21:00, y los domingos, a las 20:00, hasta mediados de mayo.

Argumento

El protagonista de la obra, el señor Jalil, fallecido hace un tiempo, está siendo preparado por el señor Letrado en la antesala del juzgado para oír el veredicto del supremo tribunal, acerca de si pecó poco o mucho en su vida de mortal. Allí, también, los expedientes se tratan con mucha tardanza; en el caso del señor Jalil, 15 años después de su muerte. Lo que se juzga es cómo se comportó respecto de los pecados capitales y el cumplimiento de los diez mandamientos.

Sepa más

Entradas: G. 120.000 (2x1 pagando con tarjetas de Itaú).

Teléfono: (021) 442-152.

Por Marisol Palacios mpalacios@abc.com.py

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