En el siglo VII de nuestra era, la península arábiga, con sus desiertos, áridas estepas y calor seco, estaba colmada por el politeísmo; hablar de un solo dios estaba fuera de lugar. Aun así, y tras supuestos mensajes en el sueño traídos por el arcángel Gabriel, Mahoma, el profeta, admite que es el enviado de Dios y que debe propagar la fe en una sola deidad. A causa de la revelación, así lo hizo en su natal ciudad de La Meca, en Arabia Saudí. Fue perseguido y hostigado. En el año 622 huyó a la ciudad de Medina (aquí comienza el calendario musulmán), donde se refugió; de allí toma fuerza y reconquista, tras varias batallas perdidas, La Meca en el 630.
Así convierte a la Kaaba, con su Piedra Negra, en el lugar sagrado de los musulmanes (palabra que equivale a ‘sometidos’). Todos los mensajes de Alá se ven luego reflejados en el Corán, el libro sagrado, que representa la palabra de Dios en la tierra, por lo que no puede ser reinterpretada. Además del Corán, los musulmanes también tienen la Torá, los salmos y el Evangelio como fuentes para la religión.
El islam se sustenta en cinco pilares fundamentales: el credo o shajada, que afirma que no hay más dios verdadero que Alá y que Mahoma es su profeta, por lo que rechaza el politeísmo y lo caratula como el pecado mortal; el segundo es la oración colectiva, llamada salat (oración para el prójimo), que se realiza cinco veces al día en dirección a La Meca, y para la cual los fieles deben arrodillarse y tocar el suelo con la frente dos veces, como símbolo de sumisión a la voluntad de Alá.
El tercer pilar es la limosna o zakat (ayuda para los necesitados), que en sus inicios fue una limosna voluntaria y luego pasó a convertirse en un impuesto obligatorio recaudado sobre rentas, reses, productos agrícolas y oro. Básicamente, se afirma que todo musulmán debe socorrer a los fieles pobres o necesitados, sobre todo a viudas, huérfanos, enfermos o insolventes. El cuarto pilar es el ayuno o saum, durante el mes santo del Ramadán (noveno mes del calendario islámico, que es lunar y no solar).
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Durante ese periodo, los musulmanes renuncian a comer, beber, tener relaciones sexuales desde la salida del Sol hasta su puesta; de esta forma se ayuda al cuerpo a la purificación y es una forma de penitencia.
El quinto pilar es la peregrinación anual a La Meca o hajj, ciudad a la que todo musulmán debe ir por lo menos una vez en su vida, siempre y cuando se presenten las condiciones socioeconómicas. La obligación es visitar la Gran Mezquita de La Meca y circunvalar la Kaaba o santuario unas siete veces. La creencia religiosa sostiene que la Kaaba, el gran cubo o sagrada Piedra Negra, fué hecha por Abraham con un meteorito que vino directamente del Paraíso, donde quieren llegar los musulmanes.
Jesús no es hijo de Dios
Existen varias similitudes con el judaísmo y el cristianismo, a los que reconoce como las “religiones del libro” y les tiene mucha consideración por ser precursores del monoteísmo, partiendo de la base de que Alá creó todo el universo y que a Él se deben todas las criaturas de la Tierra. También creen en los ángeles, al igual que los cristianos, como seres que solo deben adorar a la deidad. Sin embargo, para el islam, no hubo ningún hijo de Dios en la Tierra, por lo que Jesús es uno de los profetas que envió Alá y está a la altura de Abraham, Moisés, Salomón y Mahoma, que fue el último profeta. Para los musulmanes, Jesús no fue muerto en la cruz, sino que ascendió al cielo mientras crucificaban a otro profeta. Esta corriente rechaza cualquier aceptación de la idea de Trinidad, porque Alá es uno solo.
El islam rechaza todas las imágenes, ya que el único que debe ser adorado es Alá, por lo que ni siquiera tienen representaciones gráficas de Mahoma. Los que divulgan imágenes del profeta son acusados de blasfemos y pecadores que merecen castigos.
Juicio Final
Así como el cristianismo, el islam también defiende la idea del Juicio Final e incluye en el Corán cómo será el infierno para los incrédulos, describiendo ciudades de fuego donde solo se practica la tortura eterna. Según el libro sagrado, solo los musulmanes se salvarán, y los que no creen irán al infierno y pagarán con un castigo muy doloroso. En contrapartida, el paraíso o Yanna es un lugar muy bello y bien detallado. En él se vivirá eternamente en ríos de miel, vino y leche, rodeado de joyas y otros lujos, en un ambiente bien perfumado donde abunden el alimento y la bebida. Los varones podrán disfrutar de las huríes, “vírgenes que no pierden la virginidad”, a pesar de ser utilizadas para el placer sexual en el “más allá”, por mil años, para luego cambiarlas por otras.
Pero a la salvación solo se llega a través de la misericordia de Alá y luego de haber cumplido todas las exigencias del islam.
Guerra santa o “Yihad”
En el mundo viven actualmente unos 1200 millones de musulmanes, divididos principalmente en las dos grandes ramas: sunitas y chiitas; y es Indonesia el principal país con mayor cantidad de fieles (llega a casi 200 millones de una población de 230 millones de habitantes), seguido por India, Pakistán, Bangladesh, Egipto y Turquía. Dependiendo de la corriente, la jerarquía eclesial va desde un ayatolá (autoridad suprema religiosa), pasando por un imán (que dirige las oraciones) hasta llegar a un ulema (teólogo).
Los fieles acuden a las mezquitas (lugar de postración ante Dios), que son los templos islámicos, que no poseen altares ni imágenes sagradas. No solamente sirven para la oración, sino también para lugar de refugio de pobres, asilados o centros de negocios y enseñanza. El viernes es el día sagrado para los musulmanes.
Sin dudas, uno de los elementos más vinculados al islam en los últimos años fue el terrorismo o fundamentalismo islámico, que llegó a su cúspide con los atentados de 19 terroristas musulmanes a Estados Unidos, en setiembre de 2001, donde murieron alrededor de 3000 personas, en el marco de la “guerra santa” o Yihad. Hay varias interpretaciones al respecto de este nombre, pero etimológicamente Yihad significa ‘estar a disposición del islam’, que algunas corrientes toman como una defensa bélica de la religión contra los infieles, mientras que otras menos rigoristas afirman que se trata de una batalla personal en la búsqueda de Alá. Lo concreto es que hay varias organizaciones terroristas, incluyendo a Al Qaeda, que toman varios pasajes del Corán y llaman a un levantamiento contra el mundo no musulmán.
Arabia Saudí e Irán son países teocráticos musulmanes, en los cuales el Corán es la ley superior, por lo que los derechos individuales se ven avasallados constantemente.
También hay zonas de Nigeria, Sudán y Somalia donde se impone la Sharia o ley islámica, y los castigos por delitos o crímenes van desde el cercenamiento de miembros hasta el ahorcamiento o lapidación.
Hay un gran temor de que la religión islámica siga creciendo, sobre todo en los países desarrollados en los que la tolerancia religiosa se sigue respetando.
Paraguay
Los musulmanes de Paraguay comienzan su refugio hacia inicios del siglo XX. Actualmente, según el Centro Benéfico Cultural Islámico de Asunción, habría unos 15 mil musulmanes en el país, la mayor parte de ellos provenientes de Siria, Líbano, Pakistán y Bangladesh. La comunidad más grande se encuentra en Ciudad del Este, donde se cuenta con dos mezquitas y otra que se está construyendo a pocos kilómetros del microcentro. En Asunción hay una mezquita y se proyecta otra sobre Médicos del Chaco, que será también un centro cultural. En la ciudad de Encarnación también están asentados los musulmanes.
