Joyas y mujeres

La mujer y las joyas mantienen una relación pasional. “Los diamantes son los mejores amantes de la mujer”, según decía Marilyn Monroe.

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“El diamante puede ser el mejor amigo de una chica, pero las perlas te harán brillar como la luz de la luna. Una mujer necesita tiras y tiras de perlas”, decía Coco Chanel, diseñadora que siempre ha sido consciente de la importancia que tienen las joyas en el estilismo femenino.

“La joyería no está hecha para hacerte sentir rica y ostentosa, sino para adornarte de una manera delicada y con clase”, añadía Coco Chanel.

La historia de las joyas es extensa y, aunque con diferentes usos según la civilización a la que pertenecieron, han representado siempre un símbolo de riqueza, belleza y exclusividad. 

Desde la prehistoria, el hombre se ha surtido de diferentes materiales para transformarlos en joyería y así aplicar el concepto de belleza al cuerpo y la ropa.

Egipto, Mesopotamia, Grecia, Roma, la Edad Media, Renacimiento, romanticismo, art nouveau, art déco y el siglo XX dan fe de una larga tradición en la elaboración de joyería, en la actualidad, reconocida como una expresión artística. 

Siempre vigentes y bienvenidas, las joyas nunca pasan de moda; es más, joyeros, artesanos y diseñadores se esfuerzan para que siga siendo parte imprescindible de la indumentaria diaria de la mujer. 

Además de ser una inversión segura, suma al estilismo, exclusividad y distinción. “Las muchachas grandes necesitan diamantes grandes”, decía Elizabeth Taylor, gran amante de las joyas, quien solía lucir piezas propias en sus películas. 

Una de las míticas joyas de la protagonista de La gata sobre el tejado de zinc fue La Peregrina, una perla de tamaño y forma inusual que le regaló Richard Burton.

La actriz mexicana María Félix, también conocida como “La Doña”, sentía pasión por las joyas, mucho más si eran excéntricas, extravagantes y cuajadas de piedras preciosas. 

Ícono de la época de oro del cine mexicano, María Félix vestía alta costura de Balenciaga, Yves Saint Laurent o Christian Dior, entre otros grandes diseñadores, y lucía joyas de Cartier. 

Es muy famoso el collar serpiente realizado en platino, oro blanco y amarillo, esmeraldas en forma de pera para los ojos y casi 2500 diamantes de talla brillante.

También de Cartier es la gargantilla compuesta por dos cocodrilos con diamantes amarillos talla brillantes y cabujones de esmeralda y de rubí, una pieza que solía utilizar también individualmente como broche. 

“Una mujer original no es aquella que no imita a nadie, sino aquella a la que nadie puede imitar”, decía la actriz mexicana.

Wallis Simpson, Maria Callas y Jacqueline Kennedy fueron mujeres que también vivieron un romance pasional con las piedras preciosas, ya que las tres gustaban de lucir piezas extraordinarias.

Una gran coleccionista

La reina Isabel II de Inglaterra es una gran coleccionista de joyas, tiene una vasta colección de piezas personales que atesora en una sala especial, una bóveda en Buckingham Palace.

Una de las piezas destacadas es el rubí Timur de 352, 50 quilates, grabado con los nombres de varios de los emperadores de Mongolia, quienes fueron sus anteriores propietarios.

Otra de las piezas destacadas de su colección es el gran zafiro rectangular rodeado de 12 diamantes, una joya que Isabel II heredó de su abuela, en 1953, y, hoy, es el broche más cotizado del mundo, con un valor de 50 millones de libras.

Otra pieza conocida es la tiara Lover’s Knot, que Kate Midelton lució durante la última visita de los reyes de Holanda, Máxima y Guillermo, al Reino Unido.

Esta pieza, cuajada de diamantes y decorada con 39 perlas, fue un regalo de bodas que recibió Diana de Gales por parte de la reina Isabel II, en 1981, y que tuvo que devolver al Palacio de Buckingham tras su separación de Carlos de Inglaterra. 

Pero su origen se remonta a 1913, cuando la reina Mary se la encargó a la joyería británica Garrard.

A la reina Máxima de Holanda también le apasiona lucir joyas, como la diadema de diamantes y rubíes que fue creada en 1888 por la reconocida joyería Melleiro por encargo del rey Guillermo III, quien se la regaló a su esposa, Emma.

El pasado 22 de noviembre, durante la cena en honor a la presidenta de Singapur, Halimah Yacob, y su marido, Mohammed Abdullah Alhabshi, la reina Máxima completó su estilismo con la tiara ‘pavo real’, una pieza que perteneció a la reina Guillermina desde 1897 y forma un conjunto con pendientes a juego, que datan de la misma época, un llamativo broche y un brazalete de su mano derecha.

“Si yo fuera una mujer, llevaría el mismo vestido durante un mes y solo me cambiaría el sombrero y los guantes. Puede que también los zapatos, aunque, en realidad, son las joyas las que modifican un atuendo”, asevera el diseñador Manolo Blahnik.

Fotos ABC Color/Archivo/Agencia EFE.

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