Sitios ocultos en San Cosme y Damián

Cuestiones interesantes, curiosas y, por supuesto, valiosas por su origen e historia tiene la antigua reducción de San Cosme y Damián, de cuya fundación, el viernes 25 de enero, hará 387 años, aunque se calcula que en su actual ubicación en Itapúa completará 301 años, ya que sufrió varias “mudanzas” por diversos motivos.

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De las 100 cosas que relatan los guías, que lo hacen muy bien, con explicaciones básicas para que entendamos todos, fácilmente uno recuerda tres o cuatro curiosidades: 1. Los monjes jesuitas tenían una bodega, “allí abajo, donde ahora hay agua, porque ayer llovió mucho y se inundó”. 2. Un sector del “colegio” es de dos pisos. “Hay una especie de granero arriba, entre el primer techo de madera y el de cerámica, y mide unos 35 m de largo”. 3. Entre la cocina y el comedor (situado sobre la bodega) hay una abertura que se llama “pasaplatos” (se usaba eso posiblemente porque las cocineras eran mujeres indígenas y no debían estar muy al contacto con los religiosos). 4. Las letrinas de los jesuitas, cuya pared principal y “aposentos” están a la vista hoy, “con su canal de desagüe que iba a parar al río Paraná” (según algunos estudios, en realidad, iba a parar a la huerta).

El reloj solar que permanece inalterable en el patio marcando las horas, como hace 300 años, con su robusto cuerpo de piedra y su “aguja” de metal originales, así como dos pilares de piedra de una sola pieza situados casi al final del corredor del “colegio” y las vigas que llevan encima, con “récord” en longitud, de una sola pieza también, con 15 m de largo cada una, son tesoros a admirar, pero el asunto de las letrinas ha ganado la partida esta vez.

Resulta aún más interesante cuando se comprueba que dichos retretes figuran en estudios históricos, religiosos y hasta arquitectónicos de aquella época y actuales.

Retretes en Europa y América 

Para ilustrar, vamos a citar aquí algunos textos. “El 19 de agosto (1773) Moñino informaba escuetamente a Madrid que en la noche del lunes 16 se había puesto fin a la Compañía de Jesús con ‘gran paz y quietud’. Como sucedió en España, en 1767, en los colegios y residencias no se encontraron los tesoros y riquezas que según el antijesuitismo guardaban las casas y residencias de la Compañía. Se cavó en subterráneos y bodegas a la búsqueda de dineros y papeles, siguiendo órdenes de monseñor Alfani, principal ejecutor de la extinción en Roma. La búsqueda de documentos comprometedores que probaran la culpabilidad de la Compañía se hizo tan obsesiva que, según Azara, ‘revuelven hasta las letrinas de los PP., donde ellos tuvieron tiempo de arrojar muchos papeles que ahora se están secando y perfumando’”. (Cartas desde Roma para la Extinción de los Jesuitas. Correspondencia julio 1772-setiembre 1774. Conde de Floridablanca, por Enrique Giménez López. Publicaciones Universidad de Alicante-2009).

Eso ocurría en Europa unos cinco años después de la expulsión de los jesuitas del Paraguay y toda América. No hallamos noticias de que se hayan “revuelto” las letrinas por aquí en algún momento, pero sí informes actuales sobre los restos de los retretes que siguen hoy en sus puestos.

“En la huerta se observan los cimientos y canalizaciones de las letrinas, que no es posible observar en otras reducciones. Los baños eran únicamente utilizados por los cabildeantes, curas y visitas. Las teorías sobre la canalización de las letrinas indicarían que el material que estas recogían era utilizado como fertilizante en los huertos”. (La reducción de Nuestra Señora de Loreto, provincia de Misiones, 20 de junio de 2011, por Vero Grondona, en www.argentinapara mirar.com.ar).

“Detrás de todo este conjunto –cementerio, iglesia, colegio, talleres– se extendía la huerta, en la que había cultivos de frutas, legumbres y hortalizas, así como viñedos para el vino de la misa y también jardines de flores para adornar la iglesia. En la unión entre los edificios y las huertas solía ubicarse un conjunto de letrinas, servidas por una acequia. Su uso y control permitía obtener los abonos para las zonas de cultivo inmediatas. La huerta se convertía entonces en uno de los eslabones de esa cadena ecológica, a la que el guaraní estaba tan acostumbrado y tenía en las reducciones tan apropiada respuesta”. (Misiones jesuíticas de guaraníes-Argentina, Paraguay, Brasil, por Graciela María Viñuales, 2007).

Una referencia sobre los retretes jesuíticos del Paraguay y su vecindario, y específicamente sobre los del actual San Cosme y Damián, aparece en una tesis doctoral del 2017 presentada en la Universidad de Granada por Pablo Ruiz Martínez-Cañavate: Reducciones Jesuíticas del Paraguay. Territorio y Urbanismo.

“En el extremo noroeste del patio se establecieron las letrinas, pasando por ellas una acequia que garantizaba su limpieza y a continuación, dirigía su curso hacia la huerta”, describe el citado estudio al referirse a lo que encontró en la reducción de San Cosme y Damián, y en otra parte del texto habla en general de lo hallado en otras reducciones de la zona.

“Se han realizado, además, algunos estudios sobre las letrinas o lugares comunes de varias misiones, siendo los más relevantes los ejecutados en Loreto, pues han revelado su ubicación junto al colegio y su organización en dos zonas separadas por un tabique: una para aseo y otra integrada por los retretes (...). El aspecto más interesante sería, sin embargo, el de su localización, generalmente tras el colegio o la iglesia, pues a través de conducciones de agua aprovecharían los residuos como abono para la huerta comunitaria”.

En San Cosme y Damián, el guía explicó que la acequia o canal conecta con el patio principal, desde donde trasladaba el agua de lluvia, sirviendo al mismo tiempo de desagüe pluvial para pasar luego por debajo de las letrinas y arrastrar los “residuos” lejos de allí.

Hay más cosas que decir. Esto es apenas una pincelada. Lo bueno es que estas maravillas históricas se pueden conocer in situ. No hay más que visitar este hermoso paraje del sur de nuestro país y escuchar allí su rica historia.

Ubicación

San Cosme y Damián es una ciudad del departamento de Itapúa, situada sobre el río Paraná, a 83 km de Encarnación y 333 km de Asunción. Para llegar hasta allí, hay que ir por la ruta 1 y, luego, tomar un desvío a la altura del km 308, entre Gral. Delgado y Cnel. Bogado. Para el turismo, posee, además, posadas muy pintorescas, restaurantes y otros sitios de comida, el observatorio astronómico fundado por los jesuitas, algo de playa y las dunas.

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