Para festejar su 32.º aniversario, Arlequín Teatro pone en cartelera Toc toc, del autor francés Laurent Baffie, una obra de éxito no solo mundial, sino también nacional, porque ya hubo funciones con “localidades agotadas”.
Dirigidos por Pablo Ardissone, Jorge Ratti, Lali González, Wilfrido Acosta, Rossana Bellassai, Marcelo Buenahora, Jazmín Romero y Silvia Flores dan vida a seis personajes que sufren de trastorno obsesivo compulsivo (TOC), que comienzan a conocerse en la sala de espera de un renombrado psiquiatra. “El profesional nunca aparecerá por el consultorio. Mientras tanto, estos pacientes, de distintas clases sociales, se impacientan por el retraso y comienzan a revelar sus TOC”, cuenta Romero.
Según Buenahora, la sociedad misma no reconoce cuando tiene algún problema. “Lo mismo sucede con algunos de los personajes de la obra. Venimos al doctor por obligación, a insistencia de los amigos, la pareja. Al llegar a consulta, a cada uno nos parece que los demás son los que tienen un problema. Es cuando comienza la comicidad entre los que piensan que el otro está loco y no uno”.
La comicidad radica en lo que propone hacer cada uno y cómo ellos van tratando de interactuar mientras esperan ser atendidos. “De repente, un personaje quiere jugar un juego y otro no quiere; solo desea aguardar al médico. Entonces, se van dando las situaciones cómicas”, señala Flores.
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En nuestro país, tener un TOC no es tema de conversación como en Europa o Argentina. “La gente que no sabe de estos trastornos, durante la obra, va conociendo algunos, además de los síntomas, y llega un momento en el que comienza a preguntarse si no padece algunas de las alteraciones presentadas durante la puesta”, resalta Buenahora.
Ante la pregunta ¿alguno de ustedes tiene un TOC?, al unísono responden: “El director tiene todos los TOC”, y estallan en risas. Ratti cuenta que él no se identificó con ninguno. “Tengo mis mañas, pero no al nivel que llegan estos personajes. Creo que eso es lo que hace tan rica esta comedia; la forma en que cada uno de los personajes lleva al extremo sus trastornos, tanto así que no pueden ocultarlos en la sala de espera”.
Comentan que la diferencia entre esta comedia y otras consiste esencialmente en que los conflictos se dan en situaciones cotidianas, con la familia, la pareja. “Pero acá se da con unos pacientes y suena fuerte porque están en el consultorio de un psiquiatra. Es una comedia y cada uno interpreta tan bien el personaje que al final lo que se consigue es hacer reír sin herir susceptibilidades”, manifiesta Acosta.
Para González, muchos de los diálogos son otro gran desafío para los actores, porque interactúan entre todos durante todo el transcurso de la obra. “Tenemos que estar muy pendientes los unos de los otros, porque la obra es muy dinámica”.
Y es en este punto en que se ve el oficio del director Pablo Ardissone, porque son seis personas con trastornos, cada una en su mundo y conversando; por lo cual es un verdadero trabajo lograr integrar a los personajes sin que “se pisen” en sus diálogos.
González afirma que, para ellos, es una gran responsabilidad ser parte del éxito que tuvo la obra en otros países. Wilfrido Acosta resalta que lo bueno de la obra es que se trata de individuos completamente extraños que comparten un mismo problema y tratan de ayudarse entre sí a pesar de estar sufriendo. Y termina con un mensaje positivo: “Es una obra divertida, pero con un contenido problemático muy fuerte. Después de verla comenzarán a autodescubrirse”, enfatiza Bellassai.
Pablo Ardissone revela que es quizá una de las obras cuyos derechos más le costó negociar. “Una vez que los obtuvimos, comenzamos a pensar en el elenco”. Rescata que Toc toc, además de divertir, sirve para concienciar y visualizar una situación sin dramatizarla, y que hay que aprender a convivir con eso de la mejor manera posible. La obra sirve para comprender al otro. “Entender que si se conoce a alguien que lo tiene, pensar que quizá uno pueda tener otra cosa. El mundo es para todos; es así de fácil. Todos tenemos un lugar”.
Las funciones se representan en Arlequín Teatro, los viernes y sábados a las 21:00 y los domingos a las 20:00. Reservá tus entradas con tiempo, porque casi todas las funciones tienen el cartelito de “localidades agotadas”, dado el éxito de la obra.
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