Proyecto hortícola con miras a aumentar la producción

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En la primera etapa los productos obtenidos fueron tomate y pimiento; no obstante, están en desarrollo parcelas con cultivos de hoja.
En la primera etapa los productos obtenidos fueron tomate y pimiento; no obstante, están en desarrollo parcelas con cultivos de hoja.

Actualmente está en marcha un proyecto de desarrollo productivo denominado Prodir, que beneficia a horticultores del departamento Central, incentivado por la asociación de dos entidades: Meda Paraguay y Diaconía, las cuales buscan la seguridad alimentaria y el mejoramiento de la calidad de vida de la agricultura familiar, asegura el ingeniero Ángel Garcete, coordinador general del proyecto.

“A grandes rasgos, somos un proyecto social que busca el mejoramiento de la calidad de vida de los productores frutihortícolas de los departamentos Central y Cordillera”, destaca Garcete.

Agrega que la iniciativa empezó oficialmente en el 2018 con la preparación de líneas de base de trabajo y la visita a productores. Fue necesario un sondeo de las zonas de Areguá, Itauguá, Itá e Ypacaraí, con la intención de conocer las realidades e inquietudes de los trabajadores en cuanto a la producción frutihortícola.

Posteriormente, desde enero de 2019, se ejecutó la preparación de invernaderos. “Este proyecto de ayuda se basa en la idea de producir los cultivos con los que trabajan tradicionalmente los productores, bajo la incorporación de tecnologías para la producción”, destaca.

FINCA PRODUCTIVA

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En la actualidad la finca base está ubicada en Itauguá, camino a Patiño, en una extensión de 10 hectáreas. “En estos momentos estamos abarcando apenas el 20% del área disponible de trabajo. Dentro de las instalaciones tenemos un tanque reservorio de agua de 40.000 litros, 4 invernaderos de 400 metros cuadrados cada uno y un área de producción bajo mulching de media hectárea”, explica el proyectista.

Indica que la idea es ser semillero para los productores, a fin de que estos consigan material para plantar en sus fincas. A esto se le suma el apoyo técnico y crediticio si es necesario.

“En uno de los invernaderos tenemos para producción de plantines para la venta a los productores y para producción propia. Contamos con tres variedades de tomates bajo invernadero con uso de buena tecnología para el riego y el cuidado de las plantas”, enfatiza.

Otro dato interesante es que cuentan con 3.800 plantas de pimiento bajo media sombra, coberturas plásticas y sistemas de irrigación.

PRÓXIMA ETAPA

Garcete explica que en la segunda etapa del proyecto pretenden instalar cultivares de pepino, repollo, ají, melón y berenjena.

Este emprendimiento está sostenido sobre cuatro ejes de trabajo: asistencia técnica, créditos blandos, producción en finca y comercialización.

Con respecto al primer punto, los productores que se incorporan para trabajar con el proyecto reciben permanentemente la visita del técnico de campo, quien les orienta en todas las etapas del cultivo, la preparación de suelos, selección de semillas, trasplantes, manejos o ciudades culturales, correcta dosificación de productos o defensivos agrícolas y, sobre todo, evitar los ataques de plagas. Un punto vital es el manejo correcto de las plantas para obtener el mayor rendimiento posible.

Con relación al financiamiento productivo, los mejores productores pasan por un proceso de selección para recibir, bajo ciertos requisitos, créditos blandos para aumentar su producción o para incorporar tecnologías en su finca.

La producción en finca es con la idea de ser una granja modelo. “Nos conduce a ser los más cuidadosos en la producción de hortalizas; incorporamos las buenas prácticas agrícolas en toda la cadena para ser ejemplos en lo que desarrollamos en el establecimiento”, argumenta Garcete.

El ítem final y más importante es la comercialización, porque el objetivo es cerrar el círculo de la producción con el horticultor. “De esa manera aseguramos que todo lo que producen nuestros productores pueda ser comercializado a buen precio y tenga disponible un mercado seguro”, alega.

CERTIFICACIÓN

Actualmente la finca está en un proceso de certificación respecto a la aplicación de buenas prácticas agrícolas (BPA) por una firma internacional de cadenas de restaurantes a fin de operar de manera correcta bajo los más altos estándares de producción. Esto se traduce en el aseguramiento de la calidad de los productos de la finca.

“Además de ofrecer estos servicios a la comunidad y los productores, estamos comprometidos en la formación de profesionales; por tanto, estamos con pasantías de alumnos de universidades y otras instituciones que ven en nosotros el espacio adecuado para el desarrollo de sus proyectos o programas de trabajo conjunto”, remarca.