Las transformaciones incluyen técnicas agrarias de producción primaria propiamente, el procesamiento industrial de las materias primas para su adecuada transformación en bienes con mayor capacidad de satisfacer las necesidades expresadas por el consumidor como demanda, y por ende con la correspondiente agregación de valor.
La toma de decisiones y la gestión empresarial debe reconocer y considerar el costo de oportunidad de la utilización de los recursos de producción, que tienen usos alternativos potenciales, y que genera competencia por su uso o aplicación, principalmente la tierra de potencial uso agrario.
Y es en ese contexto que la adopción, adaptación e innovación tecnológica que permita la implementación de procesos productivos más eficientes, técnica y económicamente debe ocurrir.
La tecnología adoptada o adaptada con la innovación pertinente podrá ser de insumos o de procesos, pero en definitivas, debe tener como resultado el incremento de la productividad, y de ser posible, incluso reducir los costos de producción o de prestación de servicios de la empresa de agronegocio.
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La productividad entendida como la capacidad de generar la máxima producción posible por cada unidad de insumos o recursos utilizados, es una premisa que todo empresario del mundo de los agronegocios debe perseguir en su intención de incrementar sus ingresos como corresponde.
Si a la eficiencia productiva o productividad alcanzada en la empresa de agronegocios con la adecuada tecnología, de insumos o de proceso, asociado a su vez con la capacitación y formación continua del capital humano que forma parte de la organización empresarial, la adecuada motivación y el correspondiente compromiso con la Visión y la Misión de la empresa, se suma la correcta propuesta de valor, en el sentido de ofrecer el bien o el servicio que el consumidor busca, necesita y valora para satisfacer sus necesidades a plenitud y de manera oportuna, se habrá dado un paso trascendental para alcanzar la pretendida competitividad empresarial.
La caracterización previa de la necesidad sentida del consumidor, se requiere una exploración exhaustiva del entorno empresarial a fin de identificar las oportunidades que se ofrecen en él.
La capacidad de la empresas de agronegocios de generar sinergias a través de las alianzas estratégicas con los proveedores de insumos y prestadores de servicios críticos, con los distribuidores e incluso con los consumidores en un marco de relacionamiento que permita acceder a beneficios mutuos de las partes intervinientes, hará también que se incremente la competitividad de las mismas.
De allí, y a manera de conclusión, la competitividad de la empresa de agronegocios depende de diversos factores, internos y externos, que deben ser permanentemente evaluadas a fin de validar o adecuar la gestión administrativa con el objetivo de tornarla competitiva por productividad y economicidad de forma sostenida.
(*) Director del Departamento de Administración Agraria y Agronegocios de la Universidad San Carlos.
