Consumo de pescados

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El caldo de pescado, tal vez uno de los platos más conocidos a nivel nacional, posee excelentes propiedades nutritivas.
El caldo de pescado, tal vez uno de los platos más conocidos a nivel nacional, posee excelentes propiedades nutritivas.

Lavarse las manos, cuidar todos los detalles de higienización y limpieza son parte de la lucha contra el covid-19, pero también nuestro cuerpo debe tener buenas defensas ante esta amenaza. El consumo de pescados es una opción saludable y muy valedera.

Una dieta equilibrada contempla el consumo generoso de verduras, hortalizas, frutas, cereales y subproductos, legumbres, lácteos, aceite de oliva, y el pescado se incluye como un producto imprescindible.

Estudios a nivel mundial han demostrado que el consumo de pescado una vez por semana puede disminuir la mortalidad por enfermedades coronarias, cánceres, ayuda a combatir el alzhéimer. Por otro lado, el pescado contiene bajas cantidades de grasas saturadas y poco colesterol, lo cual lo convierte en un alimento que aporta diversos nutrientes y no engorda. Incluso hay estudios que señalan que poblaciones que consumen más pescados y menos carne roja tienen menor riesgo a sufrir obesidad y diabetes.

El pescado también es de fácil digestión en comparación con la carne roja, pues su concentración de proteínas es menor y contiene menos tejido conjuntivo. Por ello, es recomendable para cualquier persona con algún tipo de problema gastrointestinal, aumenta la inmunidad en los cuerpos, por lo cual es de vital importancia su consumo teniendo en cuenta la pandemia que estamos viviendo en estos días en el mundo.

Los pescados, especialmente los grasos, contienen una variedad de nutrientes esenciales, como los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, proteínas, yodo, selenio, vitamina D, que pueden contribuir a múltiples beneficios en los humanos. Los omega-3 consisten en ácido eicosapentaenoico (EPA), ácido docosahexaenoico (DHA), ácido docosapentaenoico (DPA), que están incorporados en los fosfolípidos de las membranas celulares y tienen efecto antitrombótico, antiinflamatorio, antiadipogénico, anticancerígeno, antihiperlipidemia, neuroprotectores y antiarrítmico.

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El pescado contribuye aminoácidos

Desde hace décadas, se le otorga gran importancia al consumo de pescado, debido principalmente a su aporte valioso en proteínas de alta calidad, por ende, de aminoácidos esenciales que el ser humano no puede sintetizar; contiene elementos indispensables para la salud humana, además de las proteínas como principal constituyente; es fuente de vitaminas A y D (especialmente el hígado y el aceite), tiamina (B1), riboflabina (B2) ácido nicótico, Ca, Fe y P, omega-3 y omega-6.

Los pescados poseen propiedades nutricionales que los convierten en alimentos fundamentales dentro de lo que se considera una alimentación equilibrada y cardiosaludable.

No solo disponen de proteínas de excelente calidad, sino que además presentan un perfil de lípidos más saludable que el de otros alimentos también ricos en proteínas, como las carnes; pueden mejorar los síntomas de algunas enfermedades y contribuir a la prevención de otras, entre las que destacan las cardiovasculares.

Adecuado para personas sanas y enfermas

Las propiedades nutritivas de los pescados les otorgan a estos alimentos efectos beneficiosos para la salud, por lo que su ingesta dentro de una alimentación sana y equilibrada constituye un modo de prevenir la aparición de ciertas dolencias. Las innumerables especies de pescado a las que se tiene acceso, las múltiples posibilidades que ofrece en la cocina, junto con sus características nutritivas, convierten al pescado en un alimento indispensable en la dieta y recomendable en todas las edades y en las distintas etapas fisiológicas (infancia, adolescencia, embarazo, lactancia, edad adulta y vejez). Eso sí, el buen hábito en la dieta alterna el consumo de pescados con otros alimentos proteicos de origen animal o vegetal.

Los ácidos grasos omega-3 desempeñan funciones importantes en el embarazo, la lactancia y la infancia porque forman parte de membranas celulares, del sistema nervioso y de la retina, por lo que los requerimientos se incrementan. El feto necesita entre 50 y 60 mg/día de estos ácidos durante el tercer y último trimestre, periodo en el que se acumulan en los tejidos, en especial en el sistema nervioso.

En la mujer embarazada, los omega-3 deben suponer hasta un 2% de la energía total de la dieta, el doble que en situación de no embarazo. El bebé que toma pecho ya recibe dichos ácidos grasos puesto que la leche materna los contiene de manera natural. Si no es posible la lactancia materna se han diseñado fórmulas infantiles enriquecidas en omega-3. Los estudios demuestran el efecto positivo de estos ácidos grasos sobre el desarrollo mental de los lactantes.

Prevención de enfermedades

El pescado presenta un contenido vitamínico interesante. Posee diferentes vitaminas del grupo B como B1, B2, B3 y B12, y vitaminas liposolubles entre las que destacan la vitamina A, la D y, en menor proporción, la E, presentes principalmente en el hígado de los pescados blancos y en la carne de los azules.

Las vitaminas A y E son de gran interés nutricional porque poseen acción antioxidante, es decir, constituyen un factor protector frente a ciertas enfermedades degenerativas, cardiovasculares y al cáncer.

La vitamina D actúa en el intestino favoreciendo la absorción de calcio y fosfato. También lo hace en el riñón estimulando la reabsorción de calcio, por lo que contribuye en la mineralización de los huesos y los dientes.

No obstante, la característica nutricional más destacada de la composición del pescado es su contenido en grasa. Gracias a ella, los pescados poseen importantes propiedades para la salud relacionadas principalmente con la prevención de enfermedades cardiovasculares.