El mbokaja bajo una nueva visión productiva - Gerd Karbaum (*) Daniela Haupenthall (*) Dieter Oberländer (*)

La parroquia social de la Iglesia católica, con el apoyo de la Universidad Católica del Paraguay, la Facultad de Hohenau y la Universidad de Hohenheim en Alemania trabajan en un proyecto que focaliza el cultivo de coco o mbokaya para el procesamiento y la exportación, bajo un nuevo paradigma productivo. La iniciativa, desarrollada en la localidad de San Pedro del Paraná, es financiada por la Engagement Global (Bundesministerium für Wirtschaftliche Zusammmenrbeit, Alemania) y el Gobierno Departamental de Itapúa.¬

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La producción de coco, de acuerdo a como lo contempla el proyecto, debe ser observada desde otra óptica, con la creación de nuevas condiciones de crecimiento para la obtención de materia prima y un tipo de procesamiento más rentable. De esta forma, se factibilizan frutos a menor costo y mayor calidad, que se traducen en la oferta de mejores y más competitivos productos en el mercado, a nivel local y para la exportación.

METODOLOGÍA TRADICIONAL

En la producción y el procesamiento tradicional de mbokaja o coco (Acrocomia spp.) se tienen cerca de 10 procesadoras activas en el Paraguay, las que prácticamente no disponen de cultivares propios.

Estas procesadoras confían en los suministros de la materia prima que les proveen los acopiadores, la mayoría de los cuales trabajan, a su vez, con subacopiadores que, generalmente, son quienes compran los frutos a los pequeños propietarios (agricultores) o terratenientes. Cada uno de estos niveles de negociación (de flujo de negocios vertical) ofrecen un servicio en el sistema de cobro actual y recaudan con el mismo, lo que –en última instancia– reduce las ganancias del productor de mbokaja.

TRABAJO DURO

El verdadero trabajo de recolección es realizado por pequeños agricultores o jornaleros de las palmeras ubicadas en sus propiedades o por recolección para terceros, quienes habitualmente son terratenientes. En dichos lugares, las palmeras existen en forma dispersa, requiriendo largos recorridos de caminos de una palma a otra, las cuales se encuentran en medio de hierbas y malezas, las que, a menudo, son espinosas y hábitat de alimañas. En estas condiciones es muy difícil que el jornalero logre llenar un cajón (50 kg, aproximadamente) con frutas de coco. Cada vez menos personas están dispuestas a emprender este trabajo bajo estas desfavorables condiciones. Hoy en día, se estima que, aproximadamente, el 50 % de los ingresos que un terrateniente recibe por su coco en la fábrica se gastan en costos de recolección.

Los recolectores, por lo general, solo desean recolectar los frutos del mbokaja cuando cayeron, en su mayoría, al suelo, para tener la oportunidad de llenar cada cajón en un tiempo relativamente corto. Pero, hasta este momento, las frutas están expuestas a la intemperie, hasta cuatro meses, periodo en el que la pulpa ya está fuertemente atacada o es ácida y pierde un valor considerable.

ONEROSOS COSTOS DE PRODUCCIÓN

Las situaciones mencionadas provocan que los procesadores de mbokaja dispongan de menor cantidad de materias primas en el mercado, que pueden estar dañadas en términos de calidad, con lo cual los procesadores solo no pueden operar a plena capacidad de trabajo. Como consecuencia, el procesamiento del mbokaja es cada vez más caro, ya que debido a las cantidades cada vez menores de materia prima se deben mantener los gastos generales, lo cual encarece el producto final o restringe su competitividad.

Este sistema está desactualizado y, debido a ello, no puede ofrecer los productos finales en las condiciones competitivas al mercado mundial. Esto ha sido dramáticamente demostrado por la oferta de Malasia de aceite de palma africana en los mercados de exportación de aceite de almendra de coco paraguayo, así como en Brasil, Argentina, Uruguay, lo cual influyó fuertemente en las exportaciones paraguayas de aceite de almendra de Acrocomia en los últimos años.

CAMBIO DE PARADIGMA EN LA PRODUCCIÓN

Una situación diferente está implementándose en el proyecto de implantación y procesamiento de coco que se está construyendo en San Pedro del Paraná, en el departamento de Itapúa. Es un proyecto que se está desarrollando en una zona que no se puede denominar un área tradicional de cultivo de coco, aunque, por supuesto, también existe una buena presencia natural del mismo allí. En este caso, no solo se utilizan las palmas de coco existentes y silvestres como proveedor de materia prima, sino que desde el comienzo se ha llevado a cabo una planificación sistemática del proyecto.

El punto de partida de la planificación es la cantidad de frutos de coco que una fábrica necesita para trabajar de forma rentable: alrededor de 5000 ton./año. Se estima que, en una hectárea, después de cincoaseis años, se pueden cosechar, por lo menos, 20 ton. de frutos de coco. Como resultado, se deben plantar 250 ha de coco para dicha cosecha.

El proyecto prevé la participación de 250 pequeños agricultores, en el que cada uno plantará una hectárea de coco (que no producirá un monocultivo y el proyecto será certificado para su reducción de CO). En cada hectárea se deben contar con, aproximadamente, 500 palmeras, contabilizando las existentes o implantadas. Estas plantaciones son fáciles de mantener limpias y las frutas se pueden cosechar fácilmente. Como resultado, los costos de recolección mencionados anteriormente se reducen a una fracción.

RECOLECCIÓN

Básicamente hay tres métodos para la recolección de frutos: a) a mano, en terreno limpio; b) con dispositivo de recolección manual, y c) completamente automático, con máquinas de la industria de nueces, que son de fácil adaptación. Esta forma de trabajo se vuelve particularmente eficiente.

Bajo estas condiciones, los frutos también se pueden cosechar varias veces en el período de cosecha de diciembre a abril, lo que mejora significativamente la calidad (especialmente del aceite de pulpa), permitiendo, a su vez, nuevos usos (en diversas industrias) y aumentando así la demanda de aceite de pulpa de mbokaja.

De esta manera, el proyecto de coco en San Pedro del Paraná crea una forma completamente nueva de cultivo y procesamiento de su fruto, aún desconocida en el Paraguay,en la que se toma en cuenta y se cumplen los requisitos económicos, sociales y ecológicos.

MAYOR RENTABILIDAD

Especialmente para los pequeños agricultores, en la producción de materias primas, mediante un cultivo concentrado en plantaciones y sus nuevas condiciones de cosecha, se permite obtener una producción de frutos de coco mucho más rentable y de mayor calidad, cuyo valor agregado es especialmente beneficioso para los pequeños agricultores.

Por otro lado, el procesamiento del mbokaja, que se realiza en una cooperativa con los pequeños agricultores, puede tener garantizado un suministro fijo y planificado de materias primas y optimizar tanto el procesamiento como el marketing de los productos finales.

(*) Especialistas e investigadores en cultivo de coco - Itapúa.

 

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