El mal camino: malgasto + endeudamiento = crisis

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deuda pública total
deuda pública totalArchivo, ABC Color

“Lo que es prudente en el gobierno de una familia particular, rara vez deja de serlo en la conducta de un gran reino”, Adam Smith, La Riqueza de las Naciones.

El Gobierno colocó esta semana bonos soberanos en el mercado internacional por valor de US$ 450 millones. Con esta última emisión, el monto de la deuda en bonos soberanos asciende a US$ 4.360 millones y el endeudamiento público en general a más de 8.000 millones de la misma moneda.

El ministro de Hacienda, Benigno López, tan pronto se llevó a cabo aquella operación dijo: “Los inversores confían en el Paraguay. Vamos por buen camino”.

Sin embargo, el ministro así como el propio presidente de la República, Mario Abdo Benítez, deberían también empezar a percatarse de que el camino por el cual llevan al país no es precisamente el que le beneficia al pueblo paraguayo. Le conviene al presente gobierno en el corto plazo y en especial durante su período de gestión, pero de ninguna manera en el mediano y largo plazo al propio Estado y sobre todo a la ciudadanía, que sigue pagando por el malgasto y el endeudamiento llevados a cabo por sus autoridades.

El Gobierno tiene demasiada buena voluntad para endeudarnos e igualmente aplicar su “deforma” tributaria y posee muy mala voluntad para gastar bien y con calidad el dinero de la gente. Mil quinientos millones de dólares de malgasto que a la fecha se sabe existe de acuerdo al informe del Banco Interamericano de Desarrollo, lo que representa el 4% del PIB, es un dinero que ingresa en la cuenta de pérdidas en la hacienda pública, a lo que es preciso agregar ¡sin un plan concreto mediante acciones legislativas para el mejoramiento en el uso de los recursos!

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La realidad es que si se toman estos datos y los juntamos con el déficit fiscal creciente que se viene dando desde el 2013 a la fecha, carece de asidero eso del “buen camino” afirmado por el ministro y el propio gobierno nacional. Si seguimos así y estamos cerca, Paraguay terminará pagando deudas sobre deudas, intereses sobre intereses y la gente trabajará y abonará impuestos solo para ver crecer cada vez más el Estado, sin recibir servicios de calidad.

El endeudamiento no es un buen camino, más aún cuando el pueblo no sabe dónde está ahora su dinero. Es que el dinero está ahí, pero se pierde a diario en una estructura estatal con pies de barro. ¿Para qué quiere el Gobierno más dinero, si ya lo tiene a su disposición si en verdad intentara una fuerte lucha contra el malgasto?

Para comprender mejor este enunciado que, por cierto, guarda relación con lo expresado por el fundador de la economía moderna, Adam Smith, y que se encuentra al comienzo de este artículo como referencia, comparto con los lectores el siguiente ejemplo: Una familia, pongámosle como cabezas de la misma a Luis y María, destinan su dinero en cuestiones que no benefician del todo a sus hijos ni a ellos mismos. Convirtieron sus recursos en la categoría de malgastos y como pretenden seguir con la misma conducta; entonces se les ocurre endeudarse para ¡seguir con lo mismo, malgastando, lo poco que ya les queda!

Desde luego que hay diferencias entre una familia y el Estado. Esto es obvio. No obstante, el ejemplo vale porque si hay algo que no debemos dejar de lado es que la escasez es la primera lección de la economía. No hay oferta para satisfacer a toda la demanda de un bien o servicio, pero siempre hay un precio que va poniendo en equilibrio la oferta y la demanda en un mercado.

Para hacerlo más fácil y en atención a los lectores en general, digamos que lo que se sabe a ciencia cierta es que la escasez es la primera lección de la economía; sin embargo, su negación es precisamente la primera ley que los políticos violan. Y tienen cómplices que los acompañan. Los tecnócratas formados con alto conocimiento sobre cómo sobrevalorar el rol del Estado en la economía; esto es, casi todos ellos hacen prevalecer los intereses de la caja estatal en vez de los bolsillos de la gente.

De manera que respetuosamente les digo al señor Presidente de la República, al ministro de Hacienda y también me dirijo a los congresistas que tienen mucho que decir y hacer al respecto: todos ustedes están preparando una bomba, una crisis económica fiscal que estallará más temprano que tarde, y cuyos resultados recaerán sobre el pueblo que les paga sus salarios y privilegios.

Considero, por tanto, urgente establecer así como se hizo con el déficit fiscal, un límite (tope) al endeudamiento, para de esa manera empezar a poner en orden las cuentas fiscales antes de que sea tarde, terminando con el multimillonario malgasto y para de ese modo decirles a los inversionistas nacionales y extranjeros que Paraguay es un país confiable que va por el verdadero y único “buen camino”.

(*) Decano de Currículum UniNorte. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”; “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.