Desafíos de la educación como uno de los motores de la economía

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Desafíos de la educación como uno de los motores de la economía
Desafíos de la educación como uno de los motores de la economíaArchivo, ABC Color

La educación superior en América Latina y el Caribe (ALC) se ha expandido de manera importante en las últimas décadas. El Banco Mundial (BM) da cuenta que la tasa bruta promedio de matrícula, es decir, el ratio entre la cifra de matriculados en educación secundaria y la población de edad 18-24 años, pasó del 21% al 43% entre los años 2000 y 2013. Los últimos datos revelan que el sistema educativo en la región incluye aproximadamente a 20 millones de estudiantes, 10.000 instituciones y 60.000 programas.

La educación es un derecho humano fundamental, esencial para ejercitar todos los demás derechos. Ello, partiendo de que la educación promueve la libertad, así como la autonomía personal y genera importantes beneficios para el desarrollo (Organización de las Naciones Unidas - ONU).

El crecimiento en el espectro universitario está determinado por el mayor acceso de estudiantes provenientes de sectores sociales medios y bajos. Además, este crecimiento de la matrícula ha estado acompañado por el aumento de la oferta.

Si bien la educación superior atraviesa por un periodo de importante expansión, por tanto, de inclusión social regional, los datos revelan condiciones y situaciones alarmantes.

De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), aproximadamente la mitad de estudiantes, alguna vez matriculados, ha obtenido un título o grado a los 25-29 años. En tanto que la otra mitad incluye a los desertores y a estudiantes que siguen matriculados en educación superior, pero no se han graduado a la edad “óptima”. México y Perú destacan por sus niveles de graduación oportuna y que son similares a los de Estados Unidos (65% de la población estudiantil).

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Varias son las razones que explican la deserción temprana. Las mismas están vinculadas con la vocación o por un desajuste entre las exigencias curriculares y pedagógicas y las características de los estudiantes (UNESCO).

Actualmente, en América Latina existen alrededor de 1.273 millones de jóvenes (entre 15 y 24 años). Antes de la pandemia, de ese total de población juvenil mundial, solo el 40% estudiaba.

Deserción por pandemia

De acuerdo con el World Bank EdStats, el 34% de las personas que culminaron la secundaria en los últimos cinco años estaba inscripta en el nivel terciario. En Norteamérica el porcentaje era del 84%, mientras que en Latinoamérica llegaba a solo el 43,3%.

Estimaciones del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados Our World in Data daban cuenta de que el porcentaje de personas de 15 años o más con título universitario en América Latina se incrementaría significativamente de entre el 5% y 10% en 2010 al 30% en el 2050.

Sin embargo, los efectos negativos de la crisis sanitaria han reconfigurado estas estimaciones. Estudios de las Naciones Unidas revelan que el 89% de los estudiantes en el mundo abandonaron las escuelas debido a la pandemia y alrededor de 1.725 millones de alumnos han sido afectados directa o indirectamente por el virus.

Debido al complicado escenario, la UNESCO anticipó un aumento de la deserción escolar de aproximadamente 23,8 millones adicionales para el año 2021.

Paraguay no ha estado ajeno de las condiciones adversas generadas por la pandemia. La educación ha sido uno de los segmentos más afectados por la crisis sanitaria. No obstante, el impacto no ha sido foco de discusión, cuando la calidad educativa actual, principalmente la terciaria, es clave para la recuperación post pandemia.

Con la llegada del covid-19, el espectro educativo y laboral se reconfiguró. Las necesidades se han transformado y las acciones tuvieron que repensarse.

Por otro lado, un reciente estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) enfatiza en que la población juvenil padece las consecuencias de la pandemia en varios ámbitos. Entre ellos se destacan la interrupción de sus programas educativos o de formación; la pérdida de empleo; el descalabro de sus emprendimientos. Además, la caída de sus ingresos y la perspectiva de enfrentar mayores dificultades para encontrar una ocupación en el futuro.

Por tanto, así como décadas atrás, el capital humano definió el presente del país, el futuro se encuentra en la gran apuesta que el sector público y privado hagan en favor de la educación.

En esta edición, la consultora MF Economía describe y analiza los componentes del sistema educativo superior, la problemática y las necesidades actuales y futuras del mercado laboral.